Cerca de 14 mil habitantes del poblado de Quilalí (cabecera municipal) reciben lodo en vez de agua potable. Para varios pobladores es lamentable que suceda esto después de grandes inversiones para el sistema de potabilización del agua que se han hecho en los últimos diez años.
El problema lo arrastran desde hace 22 años. Quilalí se abastecía únicamente de agua por gravedad desde la quebrada Los Manchones, por una obra ejecutada entre 1990-1995. Recibían agua una vez a la semana. Hoy esos tubos se encuentran oxidados o desfasados.
Otra inversión fue en el período 2007-2011 que, según registros que conservan algunos habitantes, fue de 35 millones de córdobas para la construcción de tres pozos, línea de conducción del agua, pilas receptoras, pila de tratamiento y sus filtros, que fue supervisado por el FISE en ese entonces, pero solo lograron un 30 por ciento de ejecución del proyecto.
Del 2012 a la fecha, la inversión ha sido de aproximadamente de 14 millones de córdobas; con parte de ese dinero se instalarían filtros (dos veces inaugurados), válvulas y pilas.
La calidad sigue igual y hasta peor, porque 300 metros arriba de los pozos ubicados en el barrio Juan Alberto Rodríguez, caen las aguas del sumidero y lavandería del Hospital Primario Bello Amanecer de Quilalí.
Por otro lado, al menos cinco barrios no tienen instalaciones y toman del río el agua para sus hogares.
“Sí ha mejorado, porque por lo menos ahora llega aunque sea sucia; antes llegaba una vez a la semana cuanto mucho y va a mejorar hasta que se haga otro proyecto que complemente las obras actuales”, dijo Noel Reyes, comunicador social de Quilalí.
¿Con orina y estiércol?
Muy pocos pobladores tienen la capacidad para comprar agua purificada en botellones, pero la gran mayoría se toma el agua que sale de las tuberías y solo la dejan reposar. “Es lamentable ver cómo los niños pasan a sus escuelas con sus botellitas con agua sucia para saciar su sed en horas de clase”, comentó el ciudadano Juan Francisco Herrera López.
Un poblador comentó que en el verano el agua de las tuberías del casco urbano de Quilalí sale con orina y estiércol de las bestias y ganado, que baja desde la comunidad de La Luz hasta la retención que está en la quebrada de Los Manchones.
LA PRENSA intentó conocer la versión del alcalde sandinista de Quilalí, Marvin Rodríguez, pero no respondió las llamadas.