Pregunta en los corazones de los nicaragüenses tristes y angustiados por el rumbo que ha llevado y se ve llevar al país.
No boto mi voto. Es la frase que resume clara estrategia de los que queremos de una forma inteligente, segura y contundente decirle al régimen que estamos en contra de que se concentre el poder, que se usen los poderes que debían ser independientes y que se cierren los espacios y caminos para la democracia.
En los días que faltan para la farsa electoral programada para el 6 de noviembre, debemos protestar de una manera cívica, pasiva y activa, inteligente y contundente.
La manera que en las condiciones actuales es óptima para demostrar y expresar la voluntad democrática del pueblo nicaragüense es encerrándonos en nuestras casas y tocándoles las cazuelas y las ollas a los que nos oprimen.
El famoso cacerolazo que tan buenos resultados ha dado en países como Venezuela, donde logró sacar en carrera al dictador Maduro de un barrio de la Isla Margarita, y le ha permitido a los demócratas salir a las calles masivamente. Esa forma de lucha tan sencilla y aparentemente inocua para el régimen, es realmente poderosa y le da donde más le duele: en la conciencia, en el corazón y el alma.
¡Sí podemos! Con estos cacerolazos, cazuelazos y ollazos, en una forma pacífica, segura, y casi sin barreras, expresarle al régimen nuestra repulsión y rechazo a la farsa electoral. El circo ya comenzó, ya sus payasos corruptos, bailarinas de barril, leones depredadores, tigres asesinos y domadores sin corazón están en la calle, sus afiches cuelgan en los postes, y el dueño anuncia prematuramente desde sus megarrótulos el resultado.
Para manifestarnos, por tres días seguidos, antes del 6 de noviembre, nos encerramos en nuestras casas para esperar la hora fijada y empezar a sonar nuestras cazuelas duro, expresando así de una manera contundente y clara nuestro rechazo a la farsa que se avecina. Y haciendo palpable que somos muchos, una gran mayoría, los que queremos democracia verdadera.
Es importante decir que este método de lucha no es la panacea que, por sí sola, va a resolver nuestros problemas. Pero sí es un peldaño que puede ejercer presión de inmediato, y que sirve para avanzar a otras formas de lucha más activas y organizadas.
Y el día de la farsa, encerrarnos en nuestras casas, sin salir en todo el día, a esperar las horas prefijadas para sonar las cazuelas desde la fortaleza de nuestras casas, ¿quién va a poder decir que votamos? Los que ese día anden en las calles expresándose, serán del régimen. Y los que nos quedemos todo el día en nuestras casas, estaremos votando para que haya democracia en Nicaragua.
Mis respetos por la lucha cívica en las calles, pero en estos momentos y con la actual correlación de fuerzas y en las circunstancias de la organización de la lucha, lo más inteligente es la resistencia pacífica, pasiva y activa, desde nuestras casas.
“Conservar es trabajar por lo que debemos dejar a nuestros hijos, y a los hijos de nuestros hijos, y a…”
“Conservar es amar”.
El autor es Ingeniero Eléctrico con maestría en Administración de Energía y Posgrado en Administración Ambiental.
