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Las Cureñas

Los precios de los trabajos de cerámica negra de Las Cureñas son simbólicos, en comparación con lo que deberían valer por el trabajo tedioso, sin embargo para las artesanas ver la pieza negra y brillante en las manos de un cliente sonriente es una gratificación única. LA PRENSA/FOTOS S. RUIZ

El arte surge del barro en Las Cureñas

Las Cureñas es una comunidad ubicada a 14.8 kilómetros de Jinotega, cercana a Saraguasca y Tomatoya. Ahí se encuentran las 12 artesanas que han moldeado el barro y creado la tradición icono del departamento: la elegante cerámica negra.

Hablar de Jinotega significa recordar su cultura, símbolos, sus tradiciones y su gente. Las Cureñas es una comunidad ubicada a 14.8 kilómetros de la ciudad, cercana a Saraguasca y Tomatoya. Ahí se encuentran las 12 artesanas que han moldeado el barro y creado la tradición icono del departamento: la elegante cerámica negra.

Las mujeres artesanas del barro aprendieron ese oficio de sus abuelos. Sus fundadoras son Rita Herrera López y Carmen Herrera Zelaya, quienes tienen más de 30 años trabajando el barro y han enseñado a casi todas las mujeres de la comunidad. Ellas iniciaron la Cooperativa San José y recientemente registraron la marca Las Cureñas.

“Nosotros ya teníamos treinta años de estar como un grupo, pero como cooperativa tenemos diez años de estar legalmente”, dijo Carmen Herrera, presidenta de la Cooperativa San José.

Desde la falta de un buen camino, hasta la falta de apoyo por parte de la Alcaldía para dar a conocer su arte, les ha bloqueado su proyección, sin embargo esto no ha sido obstáculo para detenerlas.

La mayoría de las mujeres de la cooperativa llevan más de 10 años trabajando con cerámica. Recientemente un artesano de San Juan de Oriente les brindó capacitación para mejorar la técnica utilizada. LA PRENSA/FOTOS S. RUIZ

“A nosotros nos han apoyado varias ONG, como Usaid y también el Mefcca, ahorita nos trajeron un profesor artesano de San Juan (de Oriente) para que compartamos conocimientos sobre las técnicas que se usan allá y las que usamos aquí”, dijo Rita Herrera, mientras hacía el relieve de una taza que pasó por muchos procesos antes de llegar a sus manos.

En Las Cureñas hay dos cooperativas, sin embargo la de Herrera ha sido la menos beneficiada por autoridades municipales, a quienes se les ha pedido apoyo para mejorar el camino hacia la comunidad y que se les ponga un puesto en las carreteras. “Como el turista mira que el camino está malo, no se meten hasta aquí, aunque nosotros por lo menos tenemos una promoción de descuentos este mes”, dijo Carmen Herrera.

 

Los precios de los trabajos de cerámica negra de Las Cureñas son simbólicos, en comparación con lo que deberían valer por el trabajo tedioso, sin embargo para las artesanas ver la pieza negra y brillante en las manos de un cliente sonriente es una gratificación única. LA PRENSA/FOTOS S. RUIZ

 

Leonor Herrera Chavarría, otra de las artesanas, explicó que pulir la cerámica es uno de los procesos más tediosos, porque requiere de una piedra especial que da el toque fino.

La última capacitación que tuvieron con el profesor artesano Juan Paulino Martínez tuvo como objetivo enseñar el proceso de pintado tradicional en San Juan de Oriente, así como trabajar con relieve, uso del torno para jarrones de tres partes y darles más ideas de moldeado como peces huecos y máscaras estilo precolombino.

La idea del relieve les encantó a las artesanas, las que recuerdan que entre los trabajos más arduos que han tenido está la creación de un jarrón de un metro, mientras que entre los pedidos extraños se encuentran un indio y la cabeza de un campesino.

 

30
córdobas, hasta los mil córdobas,  pueden costar las piezas de cerámica negra, en dependencia del tamaño y diseño.

 

El proceso de elaboración

Rita Herrera comentó que el proceso para hacer cerámica negra ha variado, por ejemplo, sus abuelos molían el barro antes de trabajarlo, ahora el proceso es diferente.

Desde la falta de un buen camino, hasta la falta de apoyo por parte de la Alcaldía para dar a conocer su arte, les ha bloqueado su proyección, sin embargo esto no ha sido obstáculo para detenerlas. LA PRENSA/S.RUIZ

“Se saca el barro, después se le pone agua y se cuela, lo dejamos secando en el sol, hay días que tarda más porque está nublado, lo metemos en bolsas plásticas ya seco, después lo pesamos porque así nos pide la norma técnica, amasamos, le damos una forma. Antes las formas las hacíamos a mano, ahora lo hacemos en el torno, aquí se le da la forma que quieren y se deja secar entre secar y pulir; ya por último la metemos al horno y se negrea con la hoja de pino o colocho de madera”, explicó.

La poca visibilidad de sus productos afecta la proyección del arte en cerámica negra de estas mujeres, comentó la presidenta de la cooperativa, también la falta de equipos es un problema pues muchos de ellos son creados rústicamente.

Las Cureñas se divierten, se relajan y se sienten agradecidas con la vida por poder trabajar el barro con nuevas técnicas además de las que habían aprendido de parte de sus abuelos y bisabuelos. LA PRENSA/S. RUIZ

“Quisiéramos unos hornos más y unos tornos porque nos facilitarían el proceso de fabricación de trabajos en tamaños más grandes”, dijo la artesana Griseida Rodríguez, quien recuerda que inició haciendo trastes rústicos y luego se integró a la cooperativa, donde es acompañada por su hija Ada Mariluz, de 7 años, quien ya se muestra interesada en aprender este arte.

Sueños de futuro

A pesar de que ya tienen su marca registrada, uno de los mayores sueños de las mujeres que conforman la Cooperativa San José es la exportación de su arte, para lo que esperan recibir apoyo.

Las Cureñas se divierten, se relajan y se sienten agradecidas con la vida por poder trabajar el barro con nuevas técnicas además de las que habían aprendido de parte de sus abuelos y bisabuelos. LA PRENSA/S. RUIZ

Para hacer cerámica negra, las artesanas necesitan más tornos porque solo tienen tres, por lo que una de sus metas es mejorar las instalaciones donde se reúnen a trabajar, pues el taller está ubicado en la casa de una de ellas. Agrandar más el taller para hacer capacitaciones es uno de sus mayores sueños.

La poca visibilidad de sus productos afecta la proyección del arte en cerámica negra de estas mujeres, comentó la presidenta de la cooperativa, también la falta de equipos es un problema pues muchos de ellos son creados rústicamente.LA PRENSA/S. RUIZ

La entrada a Las Cureñas está señalada con un humilde letrero, sin embargo muchos turistas no llegan hasta la cooperativa San José por el camino en mal estado.

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