Boaventura de Sousa Santos es un portugués que ha dedicado su vida a estudiar los movimientos sociales. Es un sociólogo que estuvo recientemente como invitado especial en un Congreso de los sociólogos del país.
El sociólogo, catedrático de importantes universidades en Estados Unidos, simpatizante de gobiernos progresistas, tuvo tiempo durante su breve visita para analizar el declive de muchos gobiernos considerados progresistas en América Latina y también del régimen de Daniel Ortega.
Dice, por ejemplo, que los gobiernos de izquierda no lograron hacer “transformaciones profundas” en sus países y que en Brasil, el gran problema de la izquierda es que la “oligarquía” maneja los medios de comunicación, que se inclinan en contra del Partido de los Trabajadores.
Durante su ponencia en el Congreso con los sociólogos del país, un estudiante le preguntó que cuáles eran las armas de los jóvenes para luchar hoy en día y él dijo que la única arma posible hoy era la democracia.
“Yo siempre digo cada generación lucha con las armas que tiene, y las armas de ahora son la democracia”, especificó.
Desde la izquierda democrática internacional, ¿cómo se ve al Gobierno de Nicaragua?
Mira, yo pertenezco a una generación que en los 70 estábamos muy solidarios con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Portugal estuvo bajo una dictadura hasta 1974, teníamos que ser solidarios con Nicaragua… Lo que veo con gran preocupación es realmente que hay en Nicaragua un déficit democrático que se está ampliando en el país, de criminalización de la protesta, de reducción del pluralismo político en el país con algunas medidas que nos parecen muy extrañas como la candidatura a la Vicepresidencia de la primera dama (Rosario Murillo). O sea, veo con gran preocupación un creciente autoritarismo del régimen que no es el caso nada más de Nicaragua. Esto ha pasado en países de África que se deslizan de una democracia de baja intensidad a restricciones más duras. Hay pluralidad de partidos pero más vigilancia, más control… Control incluso de gente que vienen a este país. Me cuentan colegas sociólogos que vienen a Nicaragua y traen sus libros y no les dejan pasar sus libros porque preguntan ¿para qué son los libros? Y esas son formas de control que no se entienden. Eso es un autoritarismo para controlar el disenso.
¿Considera usted que el gobierno de Daniel Ortega es un gobierno de izquierda como se vende a nivel local e internacional?
Sabes, no conozco suficiente del proceso de Nicaragua, pero me parece que para mí hoy ser de izquierda tomando en cuenta que no tenemos otra arma que no sea la democracia porque la revolución no está en la agenda política y en un país un gobierno que se diga revolucionario no quiere decir que lo sea, la revolución pasó por muchas metamorfosis en los últimos años… Para mí el criterio de ser de izquierda es promover tres cosas: una redistribución social fuerte de la riqueza, garantizar el máximo pluralismo político y permitir la democracia participativa y representativa… Si miramos por estos criterios, pienso que (en) la redistribución social en Nicaragua hay mucho que hacer, en pluralismo político he visto que hay restricciones, hay unas elecciones que son altamente problemáticas , sobre todo con lo que pasó anteriormente y cuando miramos la participación ciudadana me parece que está muy instrumentalizada partidariamente. Cuando la participación ciudadana es instrumentalizada por un partido cualquiera que sea, ya no hay participación ciudadana, es una fachada, desaparece y se convierte en una fachada, con estas declaraciones dejo a los nicaragüenses los criterios que a mi juicio deben tenerse para catalogar o no a un gobierno como de izquierda.
Ortega para volver al poder hizo alianzas y ahora tiene alianzas con los empresarios…
Es conocido que esa fue la política de Daniel Ortega para llegar al poder: buscar alianzas, primero con Alemán y luego con las oligarquías del país para intentar mantenerse en el poder. Obviamente, también se ha mantenido por un impacto fuerte del apoyo de Venezuela y las alianzas con Rusia… Hubo aquí realmente una alianza con el gran capital que no es en realidad completa porque si los Estados Unidos están preocupados (con la Ley Nica Act) es porque no es completa esa alianza con el capital.
¿Cuál debe ser el trato de un gobierno que dice ser de izquierda hacia movimientos sociales como los campesinos que se oponen al Canal Interoceánico?
En todo el continente y en todo el mundo las luchas más riesgosas son las de los campesinos, porque la búsqueda del capital por la tierra es constante en todo el mundo, es una búsqueda sin límites, por eso al frente de esas luchas siempre están los campesinos y están los indígenas... Resisten, son expulsados de sus tierras, sujetos de aislamientos…
¿Ha tenido contacto con el Movimiento Anticanal de Nicaragua?
Sí, he tenido noticias, y no es tan distinta la situación que viven los campesinos en otros países como Argentina con la siembra de
la soya…
¿Ha visto el culto a la personalidad que hay aquí hacia la pareja presidencial?
Sí lo he visto… Hay muchos aspectos que son casi caricaturescos, me parece que es una dimensión pobre de la política…
Sus colegas sociólogos nicaragüenses, ¿qué le han contado de Nicaragua?
Están bastante preocupados por el rumbo democrático. En general, los intelectuales son bien sensibles a este tipo de control, pero a veces no son tan sensibles a la injusticia social, pero cuando entran en control del pluralismo político de intentar acabar con la oposición, son muy sensibles, están muy preocupados y en los barrios los movimientos sociales están bien preocupados también.
Su obra
Boaventura de Sousa Santos es doctor en Sociología por la Universidad de Yale. Escribió “Descolonizar el saber”, “Revueltas de indignación y otras conversas”, “Refundación del estado en América Latina: Perspectivas desde una epistemología del sur”, e innumerables ensayos sobre política y luchas sociales.
El sociólogo portugués imparte clases en la universidad de Coimbra y dirige el Centro de Estudios Sociales y del Centro de Documentación 25 de Abril.
