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Dolores Redondo ganó el premio de 601,000 euros por su novela Sol de Tebas junto al finalista de ‘El asesinato de Sócrates’, de Marcos Chicot. LA PRENSA/AFP

Dolores Redondo ganó el Premio Planeta de Novela 2016 con una novela policiaca

La escritora Dolores Redondo, ganadora del Premio Planeta, cree que no ha alcanzado todavía su madurez literaria y considera que su galardonada novela Todo esto te daré, es un homenaje a Agatha Christie y a la saga El Padrino, de Mario Puzo.

La escritora Dolores Redondo, ganadora del Premio Planeta, cree que no ha alcanzado todavía su madurez literaria y considera que su galardonada novela Todo esto te daré, es un homenaje a Agatha Christie y a la saga El Padrino, de Mario Puzo.

Redondo, premiada el sábado por la noche, comentó: “Cuando era más joven, hace diez años, me presenté con un libro muy distinto, anterior a la trilogía de Baztán”, en referencia a las tres novelas que le hicieron famosa.

“No creo —añadió— que todavía haya llegado a mi madurez literaria, pero las cosas llegan cuando tienen que llegar, y ganar el Planeta, al fin y al cabo, era un sueño perseguido desde la adolescencia”.

Redondo ha tardado seis años en escribir esta última novela y, de hecho, se solapó con la trilogía del Baztán, cuya publicación adelantó por consejo de su marido, Eduardo. “Acertó, porque me ayudó a llegar a los lectores y a ganarme el cariño de muchos”.

“Esta otra novela tiene otro tono y otro escenario, la Ribeira Sacra gallega, que tiene las connotaciones literarias adecuadas para la historia narrada”.

Para la autora de San Sebastián (País Vasco, norte de España), los escenarios que describe “nunca son de postal: la belleza puede aparecer en lugares donde destacan la rudeza, el esfuerzo y el trabajo de los seres humanos que allí viven, su particular climatología”.

Redondo señala que, a diferencia con su trilogía de Baztán, su premiada novela “no ambiciona ser una saga ni una trilogía; cuenta una historia muy concreta y cerrada”.

Homenaje a Agatha Christie

Esta tiene, a su juicio, mucho que ver con El Padrino, de Mario Puzo, y con las lecturas que le iniciaron en la novela negra y de misterio, que la autora evoca pensando en “esos crímenes que hay en el interior de las mansiones victorianas de la campiña inglesa de las obras de Agatha Christie”.

“Todo eso te daré —es, asimismo— una novela sobre la codicia, y sobre los que se alían en torno a ella, pero también sobre la búsqueda de la verdad y contra la impunidad; sobre el amor y, por encima de todo, sobre la amistad entre hombres”.

El protagonista es un escritor, Manuel, que tiene una primera noticia sobre su familia política cuando llega a Lugo para identificar el cadáver de Álvaro, su esposo, aparentemente fallecido en un accidente cuya investigación se ha cerrado con mucha rapidez.

Manuel se encuentra con “una familia de nobles gallegos con pazos, propiedades, una gran empresa familiar y una herencia, un mundo que se le viene encima, y ante el cual su primer impulso es huir, pero permanece allí por la sospecha de asesinato”.

El escritor conoce a Nogueira, un guardia civil a punto de jubilarse que le informa de la influencia de la familia política en la zona y le adelanta la sospecha de que el presunto accidente trata de enmascarar un homicidio.
“Son nobles ociosos, viciosos, mecidos en sus vergonzosos privilegios, ese tipo de familia que por desgracia todavía existe en este país y que salen impunes de cualquier problema que les rodea”, comentó Redondo.

Riqueza y fe

Al contrario que en la saga de Baztán, Todo esto te daré es una novela con personajes masculinos muy fuertes —los femeninos son secundarios— y se centra en “el enfrentamiento de tres hombres que proceden de lugares distintos, con visiones diferentes de la riqueza, la homosexualidad o la fe; y cuando se conocen se dan cuenta de que han vivido cargados de prejuicios”.

Que el protagonista sea un escritor es casi un homenaje a su marido, Eduardo, apunta Redondo: “Me siento plenamente identificada con el personaje y además me permitía tratar un aspecto como el sufrimiento que tienen las parejas de escritores y escritoras, pues nosotros vivimos más tiempo en nuestros mundos quiméricos que en la realidad y cuando se prolonga en el tiempo eres casi un dependiente de la persona de al lado, que se ocupa del mundo real”.

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