Aunque por estos días el Gobierno de Daniel Ortega quiere mostrar una imagen dialogante con la Organización de Estados Americanos (OEA), esa no ha sido la generalidad de su relación con este organismo desde su retorno al poder en 2007.
El 4 de junio, cuando el Congreso Sandinista “designó” a Ortega candidato presidencial por séptima vez, este pronunció un virulento discurso contra los observadores electorales internacionales, en clara referencia a las misiones de observación electoral de la OEA, de la Unión Europea y el Centro Carter, que hasta ahora habían sido los observadores internacionales tradicionales de las elecciones del país.
“Observadores sinvergüenzas. Aquí se acabó la observación, que vayan a observar a otros países”, dijo Ortega, quien en estas elecciones busca su segunda reelección consecutiva desde 2007.
En las elecciones presidenciales del 2011 el jefe de la Misión de Observadores de la OEA, Dante Caputo, declaró que se les había impedido estar presente en 20 por ciento de las juntas seleccionadas a observar. “Si carecemos de observación, carecemos de un elemento básico para guiarnos a la hora de formar nuestra opinión sobre el proceso electoral”, dijo entonces Caputo en ese momento.
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Pidió la cabeza de Luis Almagro
En junio de este año, el representante de Nicaragua en la OEA, Denis Moncada Colindres, pidió en la Asamblea 46 que se celebraba en República Dominicana, la renuncia del secretario general de la OEA Luis Almagro, acusándolo de injerencista.
Moncada Colindres dijo que “el comportamiento de Almagro lo descalifica para seguir ocupando el cargo y Nicaragua espera, para lavar las manchas y vergüenzas de la organización de Estados Americanos, que el secretario general Almagro ponga de inmediato su renuncia irrevocable ante el plenario reunido hoy en República Dominicana”.
Según el diplomático nicaragüense, Almagro con su “comportamiento ilegal, irrespetuoso y prepotente se ha auto descalificado y expulsado del cargo ocupado en la organización de Estados Americanos”.
La discurso del embajador Moncada se dio a raíz de las críticas de Almagro al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
Con Pedro Vuskovic
En septiembre de 2010, el Gobierno de Nicaragua demandó a la OEA “el retiro inmediato” de su representante, Pedro Vuskovic, quien había recibido en Managua al misionero católico Alberto Boschi, con el propósito de que éste informara sobre su situación jurídica en el país.
Boschi no era del agrado de Ortega por su cercanía con el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), que es una organización política integrada por disidentes del partido que dirige Ortega, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
A Boschi le faltaban 12 días para que se le venciera la visa de turista, que le fue proporcionada el 23 de junio de 2010, cuando en un abrir y cerrar de ojos el Ministerio de Gobernación le canceló la nacionalidad nicaragüense, por usar pasaporte italiano en diferentes ocasiones.
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De acuerdo con medios oficialistas como el telenoticiero Multinoticias, Radio Ya y el portal electrónico El 19 Digital, el gobierno de Ortega ordenó a Denis Moncada, Embajador de Nicaragua ante la OEA, que solicitará el “retiro inmediato” de Vuskovic, quien no ofreció una sola declaración sobre su encuentro con Boschi.
Llego de recibir por la mañana a Boschi, Vuskovic fue citado a la Cancillería, y en la noche los medios oficialistas dieron a conocer de la solicitud de retiro inmediato en contra del representante de la OEA.
Por el conflicto con Costa Rica
En noviembre de 2010, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, rechazó el pedido de la OEA de retirar a sus soldados de un río fronterizo en conflicto con Costa Rica y dijo que su gobierno estudiaría una posible salida de ese organismo.
“Hemos perdido toda credibilidad en la OEA (…) Ya este tema se murió, en la OEA ya no tenemos nada que hacer, por lo menos en este tema”, dijo Ortega.
Este intercambio se produjo cuando el gobierno de Ortega denunció a Costa Rica “por querer ocupar territorio nicaragüense”.
Por su parte, Costa Rica denunció supuestas incursiones en su territorio por parte de soldados de Nicaragua después de que este país iniciara operaciones de dragado del río San Juan.
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A su vez, Nicaragua se quejó porque su vecino, que no tiene Ejército, envió decenas de policías a la frontera.
La resolución de la OEA determinó que con el fin de generar un clima propicio para el diálogo, ambas naciones debían “evitar la presencia de fuerzas armadas o de seguridad en el área donde su presencia podría generar tensión”.
El consejo de la OEA invocó además a “retomar de inmediato las conversaciones sobre aspectos relacionados con la demarcación de la línea fronteriza realizados hasta la fecha, conforme a los tratados y laudos existentes”.
Sin embargo Ortega dijo que no había posibilidad de diálogo. “Esta reunión en la OEA mató toda posibilidad de diálogo incondicional, porque se metieron a establecer elementos de condicionamiento”, anotó Ortega.
