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José Antonio Peraza: “Ortega dialoga al borde del precipicio”

El politólogo e investigador de fraudes electorales José Antonio Peraza, habla con Domingo sobre los diálogos del gobierno con la OEA, la Nica Act y las elecciones.

Si el Consejo Supremo Electoral quisiera pasar por una prueba de reciclaje para comprobar si hay algo que aún pueda utilizarse, fracasaría estrepitosamente, según los análisis José Antonio Peraza, politólogo graduado de la Universidad de Costa Rica, que se ha dedicado a investigar los fraudes en las elecciones municipales de 2008 y las presidenciales en 2011, y que además, bajo la coordinación de Edmundo Jarquín, fue coautor del libro El régimen de Ortega ¿Una nueva dictadura familiar en el continente?

Desde 2008, según Peraza, el CSE empezó a deslegitimarse, cuando salieron a la luz los primeros síntomas del deseo, y casi obsesión, de Daniel Ortega por el poder eterno. Las cartas están sobre la mesa y prácticamente el país entero sabe que el 6 de noviembre Ortega será presidente de Nicaragua por tercer periodo consecutivo y cuarto en la historia. ¿Hay algún chance de salvar las elecciones? ¿Hay esperanzas en los diálogos anunciados con la OEA? En esta entrevista Peraza analiza el contexto político electoral, la “Nica Act” y las relaciones con Estados Unidos, las posibles negociaciones de Ortega con la OEA, del Consejo Supremo Electoral, que, según él, está irrescatable y que también se llevó en el saco a las elecciones presidenciales de 2016.

¿Qué tan grave ha sido el deterioro de la credibilidad del Consejo Supremo Electoral este año?

Es total. En el Consejo Supremo Electoral que tenemos en este momento hay muy poco qué hacer. Prácticamente su legitimidad está en cero e incluso yo diría que está cuestionada en gran medida su legalidad por todo lo que ha pasado. Prácticamente con el fraude del 2008 y después con las gravísimas irregularidades del 2011, el Consejo ha colapsado. Es un Consejo Supremo Electoral que tiene las elecciones más caras de América Latina con una ineficiencia y una incapacidad técnica increíble. Ha sido incapaz de cedular a todo el país. Estamos ante un poder del Estado totalmente partidizado que funciona muy primitivamente y que por tanto no tiene ninguna legitimidad.

¿Cuál es el objetivo de dividir el padrón electoral en cuatro partes?

Estamos hablando de un patrón bruto, uno activo, uno pasivo y uno real. El padrón bruto son todas las personas inscritas en el padrón, el activo son las personas autorizadas para votar, y el padrón pasivo son las personas que no han votado en las últimas tres elecciones. Hasta ahí yo entiendo. Pero luego me hablan de un padrón real de tres millones 800 mil personas que yo no sé cómo se calculan. ¿Para qué hacer tanto enredo? Ahora, el Consejo Supremo Electoral debió haberse avocado a resolver este problema del padrón electoral, de su abultamiento desde hace siglos. Si al padrón bruto le restamos el padrón real estamos hablando de más de un millón de personas.

¿Que desaparecieron?

No es que desaparecieron… Bueno, sí desaparecen en el sentido que no sabemos quiénes son, dónde están, cómo están, bajo qué condiciones. ¿Son muertos, son inmigrantes? Porque básicamente hay tres condiciones lógicas de quienes deberían de darse de baja del padrón, o por lo menos saber que no están: los muertos, los inmigrantes y yo supondría las personas que todavía no se les ha entregado su cédula por X o Y razón. Pero como no hay informaciones claras… Ahora, ¿cómo se ha hecho tradicionalmente el cálculo de la abstención? Tenemos un padrón inscrito y las personas que votan. Vos le restás a las personas inscritas, las personas que votan y eso te da el nivel de abstención, que en la última elección presidencial fue del 42 por ciento.

¿Y usted considera que los niveles de abstención este año van a ser altos?

No me cabe la menor duda. Porque si nos ponemos en las condiciones del 2011 mira las diferencias: había campaña y había un candidato competitivo que era don Fabio Gadea; además la cantidad de personas era menor. Estoy seguro de que ese padrón se ha aumentado 800 o 700 mil personas más del 2011 a esta fecha. Entonces es lógico que vaya a votar más gente, pero como la cantidad de gente que va a votar es mayor a la de 2011, el nivel de abstención tiene que pasar a más de 50 por ciento.

¿Y cuál es el trasfondo de la división?

Demostrar que hubo una participación masiva. ¿Y cuál es la final de esto? Darle legitimidad a algo que no tiene. Porque el gran problema del Consejo Supremo y de todo el sistema electoral es que no tiene legitimidad. Las organizaciones internacionales de observación han dicho que hay fraude y que tiene incapacidad técnica; las de observación nacional lo mismo: que hubo fraude y que además hay falta de capacidad técnica y de transparencia. Y lo mismo dijo la OEA, la Unión Europea y el Centro Carter. Entonces no tiene legitimidad. ¿Entonces cuál es la finalidad de decir que mucha gente fue a votar? Decir que el pueblo de Nicaragua le está dando legitimidad a ese Consejo.

¿Y para usted la gente debe votar nulo o no salir a votar?

La correcta es no votar.

¿Por qué?

Porque cuando vote ¿cómo voy a saber que lo anulé? Más bien le estoy dando una fe de que yo confío en ese Consejo y fui a votar ¿Qué hago yo, ciudadano molesto, votando, si no voy a poder demostrar que yo voté con enojo y voté en contra de lo que estoy viendo? Lo que ellos quieren, legitimando el sistema.

Prácticamente estamos a dos semanas, a 17 días de las elecciones, ¿hay alguna forma de legitimarlas?

No hay forma. Porque ya no hay tiempo, los partidos que de alguna manera tenían alguna posibilidad de plantearle un desafío a Daniel Ortega ya no están, porque ninguno de los que está le puede plantear un desafío. Ellos pueden decir que la oposición no se ha podido unir, no se ha podido organizar… Sí, pero también le quitaron la personería jurídica, expulsaron sus diputados.

¿Entonces ya no se pueden rescatar?

No hay manera de rescatar esta elección. No sé si la mayoría está de acuerdo conmigo, pero ¿qué vas a rescatar? Si el proceso está viciado desde el principio. Pero se terminó de viciar el día que le quitaron la personería jurídica al PLI. No es que el PLI sea un gran partido pero representaba a un grupo de personas congregadas en contra de lo que se está haciendo y son una opción de cambio. Si vos eliminás esa opción estás listo. Ya se perdió la legitimidad. Además, es un consejo que viene cuestionado no desde ahora, sino desde 2008.

¿Y qué debería de hacerse?

Hay dos opciones: un diálogo o simplemente no reconocer las elecciones, que eso nos afecta a todos. Tiene que ser un diálogo inclusivo donde estén las fuerzas que perdieron su personería jurídica: el MRS, la UDC. Ahí tiene que estar la Iglesia católica, la Iglesia evangélica. Debe ser un diálogo para cambiar las cosas, para cambiar toda la estructura de un Consejo Supremo Electoral que no tiene ninguna legitimidad. Y no va a ganar legitimidad quitando a uno, quitando a dos. No. Toditos esos magistrados tienen que irse. Nosotros ya conocemos por la historia de Nicaragua que cuando se violenta el derecho al voto tarde o temprano el país entra en inestabilidad y termina en violencia. ¿Eso es lo que queremos? No. Y si no resolvemos esto tarde o temprano aquí va a haber un estallido.

¿Y posponer las elecciones no sería una opción?

Lo mejor sería posponer las elecciones, pero yo no veo a Daniel Ortega haciéndolo. Yo estoy seguro de que la lógica de Daniel Ortega es muy simple: “Yo voy a ganar con más del 70 por ciento esta elección. ¿Qué más legitimidad puedo tener que esa? ¿Por qué yo voy a ir a dialogar?” Daniel Ortega no dialoga porque quiera dialogar. Daniel Ortega siempre ha dialogado al borde del precipicio y Daniel Ortega solo va a dialogar cuando siente que tiene cosas grandes que perder. Él cede en el diálogo para retener la discusión importante que es cómo se limpia ese CSE.

El proceso indicado sería posponerlas y luego dialogar entonces.

Sería lo mejor. Hay que hacer una reforma electoral y hay que limpiar totalmente ese CSE. Ahora, ¿que Daniel Ortega posponga las elecciones? No lo creo. Porque ha hecho todo y está trabajando para hacerlas legítimas y para ganarlas con un porcentaje mayor al 70 por ciento. Una vez que gane va a decir: “Pero si gané, el triunfo fue absoluto. ¿Qué mayor legitimidad puedo tener después de eso?” Ahora ¿qué es lo que le baja esa legitimidad? Que solo va a ir a votar el 50 por ciento. O sea que ese 70 por ciento que él me va a decir que sacó, es el 70 por ciento de 50. Lo que quiere decir que va a tener una legitimidad menor.

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José Antonio Peraza, politólogo e investigador. habla sobre las elecciones y el poder de Daniel Ortega. LAPRENSA/Maynor Valenzuela.

 ” Hay que hacer una reforma electoral y hay que limpiar totalmente ese CSE. Ahora, ¿que Daniel Ortega posponga las elecciones? No lo creo. Porque ha hecho todo y está trabajando para hacerlas legítimas y para ganarlas con un porcentaje mayor al 70 por ciento”. José Antonio Peraza, politólogo e investigador.

¿Por qué dice que Ortega siempre dialoga al borde del precipicio?

Es un estilo. Yo me acuerdo que Guadamuz, su amigo, decía que Daniel Ortega actúa de hecho. Y eso es lo que está haciendo ahorita. ¿Cuál es el hecho? “Yo ya gané la elección. Ya no hay nada más que discutir. Entonces, a partir de aquí yo sí platico”. Esa es su lógica y así lo hacía en la guerra. Es tener las cosas de hecho. Pero igual, el diálogo no es para cambiar, es para tener tiempo y llegar a acuerdos que le permitan a él continuar con su poder. Puede entregar a algunos magistrados, pero eso no va a cambiar.

¿Pero este diálogo con la OEA usted cree que se haga hasta después de las elecciones?

Parece que la OEA ya tiene una misión aquí en Nicaragua. Y me dijeron algunas personas, que no te puedo asegurar si es cierto, que la propuesta de la OEA es que se suspendan las elecciones y yo estoy seguro de que Daniel Ortega no va a suspender las elecciones. Y si no se suspenden significa que Daniel Ortega va a ser presidente de Nicaragua con el 70 o el 75 por ciento de los votos. Ya eso es un acto consumado. Y ahora sí —va a decir— negociemos. Hay que ver qué es lo que quiere negociar Daniel Ortega. Ahora ¿creeríamos nosotros que la OEA está engañada y cree que Daniel Ortega va a ceder fácilmente y que va a ir a un diálogo y que así se va a resolver todo el problema electoral? Yo creo que ni eso lo cree la OEA ni Daniel Ortega tampoco. Lo primero que tenía que abordar ese diálogo es que se sinceraran bien, sobre los temas que sí o no se pueden resolver.

¿La OEA no estará cayendo en el juego de Daniel Ortega?

No creo que esté cayendo porque ahí no hay gente neófita en estos temas. Ahora, que Daniel Ortega intente manipular a la OEA, no lo dudo. Pero no creo que la OEA actual con Almagro al frente, caiga en ese juego.

Porque con estos anuncios de que Ortega quiere hablar quizás busca que digan: “Ve, el hombre va buscando camino”.

No. La OEA ya le entregó el informe, en privado ya le dijeron por lo que sé cuáles son los problemas que tiene este sistema, a ver, sentémonos. Pero una cosa que yo estoy seguro que no está dispuesto es a cuestionar que él es el presidente electo del 2016. Eso no tiene paso para atrás. Para el diálogo está en una posición privilegiada. ¿Cuál es su problema? Que él no quiere un solo por ciento que cuestionen su poder. Daniel Ortega puede negociar cualquier cosa menos su poder. Él no está pensando que va a entregar el poder. Estamos condenados a dialogar porque si no vamos a ir a la violencia. Porque siempre va a haber alguien que va a estar inconforme, que va a protestar y que le va a decir no a Daniel Ortega.

¿No está llegando ya muy tarde este diálogo con la OEA?

Habría que preguntarle a la OEA, pero es que este gobierno no había mostrado señales de querer dialogar. ¿Qué es lo que hace que Daniel Ortega dialogue? La “Nica Act”. Si aquí no hubiera habido “Nica Act” no hay ningún diálogo. Viene la OEA y ni siquiera la vuelven a ver. Hubieran dicho que es injerencismo. Lo que hace que Daniel Ortega se siente a dialogar es que hay una “Nica Act” que va a deteriorar la situación económica. Como ya no está Venezuela y como ahora los empresarios sí se sienten presionados, porque son otros que estuvieron diciendo: “Todo bien, vamos bien” y permitimos ellos y de alguna manera nosotros, que se diera ese deterioro institucional sin decir nada. Ahora como ya vienen a tocarle el bolsillo y las ganancias, ahora sí hay que tocar el tema. Este tema lo debimos tocar desde el 2008. Yo no dudo que la oposición está destruida y está fragmentada y que es responsabilidad de esa oposición, pero tarde o temprano se va a reconstruir.

Y si está seguro de que Daniel Ortega no quiere dejar el poder, ¿qué salida queda?

La historia desgraciadamente se repite en Nicaragua. Los nicaragüenses hemos tenido entre guerras civiles, levantamientos, insurrecciones y cuartelazos como 23 en toda nuestra historia. Ahorita tenemos una relativa paz, que es producto de la gran violencia que vivimos y que en Nicaragua ya nadie quiere volver a vivir. Hay mucha gente que dice que en las encuestas sale que lo que le preocupa a la gente es la comida, la canasta básica, el hambre y que los niños vayan a la escuela. Todo eso es correctísimo, pero los que se movilizan en contra de las posiciones del Gobierno nunca son los que tienen más hambre, ni los que tienen más sed, ni los que tienen más dificultades, sino son los sectores medios que se sienten aprisionados, que quieren libertad, que quieren desarrollo, que quieren oportunidades.

A propósito de que me mencionaba la “Nica Act”, ya se acercan también las elecciones en Estados Unidos y las relaciones están en la cuerda floja…

La “Nica Act” lo que hace es que le pone un alerta y un detente a Daniel Ortega. Ya Nicaragua está en el radar. Los dos partidos más grandes de Estados Unidos tienen los ojos puestos sobre Nicaragua. Parece que va a continuar, Hillary Clinton va a ser la próxima presidenta de Estados Unidos, ella tiene más claridad que Trump de los problemas latinoamericanos y específicamente de los de Nicaragua. Hay gente que critica como intervencionista la “Nica Act”, pero básicamente está pidiendo lo que la mayoría de los nicaragüenses estamos pidiendo e incluso los sandinistas.

¿No hay injerencismo?

Puede ser que haya injerencismo, pero yo creo que en la medida que tenemos la misma visión, no veo por qué no podamos tener en algún momento posiciones. Todos queremos un Estado de derecho, todos queremos que haya estabilidad, todos queremos que hayan elecciones competitivas. Yo no le veo mayor problema a la “Nica Act”. El único responsable de que estemos en estas condiciones es el presidente Ortega. Ha cometido muchos errores, pero es que cometió el 4 de julio está grave, cuando le quitaron la personería jurídica al PLI.

¿Cuál de los dos candidatos a la Presidencia de Estados Unidos le conviene más a Ortega que gane?

No sé cuál porque los dos están complejos, pero Hillary Clinton tiene más claridad, su equipo y ella, de los problemas de Nicaragua y los de América Latina, porque ha sido más cercana. Ha expresado públicamente su visión de lo que pasa y suspendió la Cuenta Reto del Milenio. Pero de cualquiera de los dos que queden, los nicaragüenses tenemos que resolver esto, porque nos está haciendo mucho daño en toda nuestra historia, porque estamos repitiéndola: una persona que se adueña del poder, cambia todas las reglas del juego a su favor y que además ahora quiere ser dinástica.


Plano personal

José Antonio Peraza nació en Rivas el 26 de mayo de 1966. Es divorciado y tiene dos hijos.
Estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Costa Rica y una maestría en gerencia de desarrollo.
Ha sido crítico del Gobierno desde que, cuando tenía 14 años, se negó a cantar el himno del Frente Sandinista en el colegio.
Practica boxeo, natación y corre todas las mañanas.
Uno de sus lugares favoritos es la laguna de Apoyo.
Le gusta comunicarse a través de Facebook y leer sobre otras culturas.
Sus poetas preferidos son Rubén Darío y Pablo Antonio Cuadra.
Cada día come menos carne. Prefiere las pastas, las frutas y las ensaladas.
Le gusta la música “de negros” y exótica: soul, blues, música caribeña, reggae. También la música no blanca como el flamenco o las tonadas gitanas. Y está seguro de que es descendiente de negros de Senegal.


 

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COMENTARIOS

  1. ronald castillo
    Hace 7 años

    Con una orden ejecutiva que suspendan el envio de remesas a Nicaragua no hay NicaACt que valga el mismo pueblo se le desborda y ahi estaria en problemas el dictador un pueblo que se levante y que le diga que se vaya se va con todos y sus tanques de guerra…son mas importantes cien maestros que un blindado batallon

  2. Edgar B.W
    Hace 7 años

    Interesante tanto el personaje como el articulo. Todo lo mencionado es real y nada nuevo;Daniel Ortega y sus intimos seguidores (llamanse cepillos,sapos,etc),no quieren soltar el poder y todo lo que eso les proporciona sin importar las consecuencias que eso puede traer. La OEA esta enganada si cree que va convencer o cambiar la mentalidad de este tipo. Solo la presion de EU y otros paises Europeos quizas logren algo. Internamente el pueblo ha de organizarse (pero al estilo de 1990),crear un verdadero partido de oposicion en unas elecciones con observacion nacional e internacional. Solo asi Nicaragua saldra del Yugo de la nueva dictadura Ortega-Murillo.

  3. Hugo Antonio Davila Ortega
    Hace 7 años

    Análisis, análisis, análisis, estamos urgidos de una clase de analistas profesionales y no partidarios, así como estamos urgidos de una clase política de políticos y no de políticos empresariales como los actuales.

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