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Adolfo Acevedo

LAPRENSA/ARCHIVO

¿Cómo funciona hoy nuestra economía?

Las exportaciones han perdido el dinamismo que les impuso el “boom” de las commodities, la cooperación petrolera ha colapsado, las transferencias corrientes distintas de las remesas también y las entradas de capital “no determinado” están reduciéndose

Tradicionalmente, la articulación básica de la economía nicaragüense estuvo dada entre unas exportaciones de bajo valor agregado y reducida elasticidad ingreso de la demanda a largo plazo, y las importaciones de bienes de consumo para los sectores de cierto poder adquisitivo, así como los bienes intermedios y de capital indispensables para el funcionamiento de la economía y para la acumulación.

Dado que la elasticidad ingreso de las importaciones ha tendido a ser cada vez mayor que la de las exportaciones, la tasa de crecimiento de la economía a largo plazo compatible con el equilibrio externo estaba dada por la tasa promedio de crecimiento de las exportaciones entre la elasticidad ingreso de las importaciones.

Así, en el periodo 1960-77, la tasa media anual de crecimiento de las exportaciones fue de 7.9 por ciento, mientras que la elasticidad ingreso de las importaciones fue de 1.4, de manera que la tasa de crecimiento de la economía a largo plazo compatible con el equilibrio externo era de 5.8 por ciento. De hecho, la economía creció a una tasa promedio del 6.3 por ciento en dicho periodo, muy cercana a la tasa estimada.

En el periodo 2006-2015 la tasa de crecimiento de las exportaciones fue del 7.4 por ciento promedio anual, mientras que la elasticidad ingreso de la demanda de las importaciones fue 1.9, de manera que la tasa de crecimiento de la economía a largo plazo consistente con el equilibrio externo fue de 3.8 por ciento. De hecho, esa fue la tasa promedio de crecimiento económico observada en el periodo.

Sin embargo, en 2006-16 la economía se ha tornado relativamente más compleja en lo que respecta a las fuentes de financiamiento del desequilibrio externo que en el periodo 1960-77. En los noventa, la economía desarrolló una importante dependencia de la cooperación externa, mientras que en 2006-16 pasaron a adquirir un papel más importante las remesas familiares y otras transferencias, la inversión extranjera directa, la cooperación petrolera venezolana y las entradas de “otro capital no determinado”.

Esto marca una diferencia clave: mientras en el pasado una caída en las exportaciones era suficiente para lanzar a la economía a la recesión —entre otras cosas por su impacto depresivo sobre la inversión privada— en la época más reciente las exportaciones pudieron caer, mientras que el relativo auge de las nuevas fuentes de financiamiento externo aun podían permitir a la economía crecer a tasas por encima de la tasa de equilibrio externo a largo plazo.

Pero muchas de estas nuevas fuentes o bien han sido extraordinarias —como la cooperación petrolera—, o no pueden sostener sus tasas de crecimiento en el tiempo, si la economía no se diversifica, la inversión extranjera está sometida a tasas de rentabilidad marginal decreciente y a la larga, a menos que los flujos migratorios se renueven las tasas de crecimiento de las remesas se ralentizan, o resultan impredecibles, como las entradas de “capital no determinado”.

En la actual coyuntura, las exportaciones han perdido el dinamismo que les impuso el “boom” de las commodities, la cooperación petrolera ha colapsado, las transferencias corrientes distintas de las remesas también mientras estas últimas ya no crecen a las tasas de 2011-12, y las entradas de capital “no determinado” están reduciéndose.

Lo cierto es que, si la economía nicaragüense no desarrolla sus propios motores de crecimiento sostenido a partir de un esfuerzo concertado, mediante la diversificación de su estructura productiva y su canasta exportadora hacia productos de mayor complejidad, mayor densidad de encadenamientos y mayor elasticidad ingreso de la demanda en los mercados interno y externo, estará sujeta siempre a los vaivenes que la retrotraen a su dinámica de funcionamiento más tradicional.

*Economista
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