Hace un poco más de un año un hombre se introdujo al cuarto donde su expareja dormía con su cónyuge y pretendió degollarla. El femicidio fue frustrado por la actual pareja de la víctima que enfrentó al agresor, quien huyó. Poco después fue capturado cuando aún llevaba puesto los guantes y el cuchillo.
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De esa forma, Juan Carlos Cortez Martínez pretendía llevar a niveles extremos los 10 años de violencia a la que sometió a Maryuris del Carmen Álvarez mientras convivieron, según relata la hermana de la víctima María Argentina Álvarez, quien denunció ante la abogada del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Wendy Flores, el riesgo al que la justicia expone a su hermana.
Inicialmente aunque Cortez fue acusado por femicidio frustrado, logró que un judicial tipificara el caso y lo condenara a casi cinco años de prisión por lesiones psicológicas leves.
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Transcurrido el año la defensa del detenido introdujo un incidente de suspensión de pena, para lo cual presentó como “prueba documental” cartas de un pastor evangélico y “un aval político del secretario político (del FSLN) de Tola”. La juez de Distrito Penal de Ejecución de Sentencia en Rivas, Margarita Vanegas, le concedió suspensión de pena y dejarlo en libertad.
“Estos dos elementos prácticamente interfieren dentro del sistema judicial”, criticó Flores quien señala que por un aval político esta persona fue vista “con benevolencia” y sin escuchar a la víctima.
“Creemos que el sistema está fallando no está protegiendo los derechos de la víctima, en este caso, consideramos que debe haber una revisión de parte de la Inspectoría o del Consejo Disciplinario de la Corte Suprema de Justicia, pero también del Ministerio Público que representa a la víctima”, dijo Flores.
También solicitarán a la Fiscalía represente a la víctima como corresponde en su apelación para que se pueda revertir esta situación.
Víctima en riesgo
La abogada del Cenidh advirtió que la víctima “está en riesgo”a causa de la decisión de las autoridades.
María Argentina Álvarez confirmó que su hermana tiene miedo salir de su casa al saber que su agresor está en libertad. Señaló que durante el año que Juan Carlos Cortez permaneció detenido en celdas de la Policía de Tola, como preso de confianza, desde allí había mandado a amenazar a su víctima.
Durante estuvo en la cárcel “mandó a sentenciar a mi hermana (… ) que lograra ahorita que estaba allí preso, pero que en cuanto él saliera, sí iba a caer preso de verdad, porque ella iba a saber quien era él”.