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Alexandre Meira da Rosa

Un banco para buenas ideas

Cuando un desastre natural azota un país latinoamericano o caribeño, la emergencia suele poner al desnudo las limitaciones de nuestro desarrollo. Lo volvimos a comprobar recientemente tras el paso del huracán Matthew por Haití, donde los socorristas enfrentan enormes problemas logísticos para auxiliar a las víctimas.

Pero, ¿qué pasaría si, en lugar de tener que sortear caminos intransitables y cruzar ríos crecidos —o rezar por la llegada de helicópteros de rescate— tuviésemos un sistema práctico y sencillo para transportar medicinas y otros elementos indispensables hasta las comunidades más afectadas?

Pues bien, una joven dominicana, Paola Santana, no se quedó con la duda y se dispuso a encontrar una solución a este antiguo problema. Y lo que comenzó como un proyecto universitario en Silicon Valley, para transportar pequeñas cargas a lugares inaccesibles utilizando drones, ya ha encontrado una vertiente social.

La startup de Paola, Matternet, ya está trabajando con el Servicio Nacional de Salud dominicano y el Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para crear una red de distribución permanente, que utilizará drones para el envío de medicinas a comunidades pobres y aisladas y el traslado de muestras médicas a hospitales regionales para su análisis.

Nuestra región necesita muchas más emprendedoras como Paola, gente con iniciativa, con visión social y con pasión por innovar. Esperamos encontrar algunas más ahora que  celebramos la reunión anual del Grupo BID con la Sociedad Civil, el evento que este año se está celebrando  del 8 al 9 de noviembre en Santo Domingo.

Participan en el foro más de 500 representantes de organizaciones de la sociedad civil de 26 países de América Latina y el Caribe, la mayoría de ellos en forma presencial pero muchos también  por Internet.

Aunque estos foros tienen una agenda de discusión abierta, este año nos hemos propuesto  abordar un tema central: el desafío de lograr el crecimiento sostenible. O, en otras palabras, el equilibrio que debemos alcanzar entre satisfacer las demandas que enfrentamos hoy y prepararnos para las necesidades de las generaciones futuras.

En el pasado, muchos creían que las soluciones a este tipo de desafíos globales solo provendrían de los gobiernos o de las entidades internacionales. Pero hoy sabemos que ningún actor tiene todas las respuestas a problemas como el cambio climático.

La clave pasa por la colaboración. Es por eso que desde el Grupo BID buscamos fomentar el diálogo entre gobiernos, el sector privado y la sociedad civil organizada.

Un diálogo que genere nuevas propuestas a temas tan diversos como la preservación de los recursos hídricos, indispensables para la vida y el funcionamiento de nuestras economías, o la descentralización de la gestión fiscal, para que las decisiones de cómo recaudar y cómo gastar estén más cerca de los ciudadanos; o mejorar la seguridad vial en nuestras calles y carreteras, donde cada año mueren más de 100,000 personas por causas completamente evitables.

Algunos creen que la fortaleza de una institución financiera se mide exclusivamente por sus activos y sus pasivos. Pero en el Grupo BID creemos que si bien son importantes, los recursos financieros no lo resuelven todo por sí solos.

Porque para resolver los grandes problemas del desarrollo hace falta poner esos recursos al servicio de las buenas ideas y encontrar a las mejores personas para ponerlas en práctica.

 El autor es el vicepresidente de País del Banco Interamericano de Desarrollo.

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