El presidente de la Real Academia Española de la Lengua, Darío Villanueva, negó que “una imagen” valga “más que mil palabras” y rechazó que la alta circulación de fotos, videos e iconos en los mensajes digitales afecten al buen uso del lenguaje.
Villanueva, que se encuentra en México asistiendo a la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara (oeste de México), el mayor encuentro editorial en español del mundo, opinó que esa cita literaria “es una muestra fehaciente del valor máximo” del idioma español, “su unidad”, a pesar de su “enorme dispersión geográfica”.
Esa dispersión —añadió— está plasmada en las 23 academias que constituyen la Asociación de Academias de la Lengua Española, la última de ellas, la de Guinea Ecuatorial, incorporada en 2015.
“Tenemos un español que es muy rico en variedades, en acentos, en palabras específicas de cada una de las zonas o regiones”, algo que “ocurre también dentro de la propia España”, recalcó sobre ese “instrumento de entendimiento absolutamente espontáneo y natural entre los 500 millones de hispanohablantes”.
Detalló además que “cuando alguna palabra local nos sorprende a los que no pertenecemos a esa región, el propio contexto ayuda a explicarla”.
Lengua se sobrepone
Villanueva dejó ver cómo la lengua ha sido capaz siempre de aprovechar la tecnología y sobreponerse a los cambios de paradigma que plantea y que a veces son vistos como una amenaza, como por ejemplo con el telegrama a finales del siglo XIX.
“Los verbos se ponían en infinitivo porque había que ahorrar tiempo y dinero. Eso continúa ahora. Hace años con los SMS, hoy en día con los tuits y con las otras comunicaciones, los whatsapp y otros”, expuso.
Los SMS
En opinión de Darío Villanueva, lo importante es entender “que hay distintas situaciones lingüísticas y que en cada una de ellas se puede permitir determinadas licencias”.
“No es lo mismo escribir una carta solicitando un puesto de trabajo que escribir un SMS o un whatsapp”, ya que en el primer caso, por ejemplo, “el uso correcto del idioma habla mucho de la persona”, como lo es también “la expresión oral en público”.
“Cuando hablamos con nuestros amigos o estamos en tertulia también nos permitimos cosas que luego, en un ambiente más formal, no nos permitiríamos nunca”, ahondó.
Por ello, argumentó que aunque la “moda de los emoticonos, en definitiva, significa una simplificación y una banalización de la comunicación”, no impide que se siga hablando bien.
“Cuando se quiere comunicar algo importante hay que matizarlo y la única manera de matizarlo es la palabra”, remató.