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En Letra Pequeña

La ausencia de los campesinos marchando en Managua dice más que mil informes de la naturaleza represiva y antidemocrática del régimen que hay en Nicaragua

Campesinos

Lo primero que Luis Almagro, secretario general de la OEA, debe preguntarse es ¿por qué no ve en Managua los miles de campesinos que había oído decir estarían hoy aquí expresando su oposición a la construcción de un canal por sus tierras? ¿Por qué no están, señor Almagro, con sus botas de hule, sus gorras y sombreros y algunos con su machetes, marchando por las calles de esta ciudad, haciendo oír su voz ante la Asamblea Nacional de esta patria que es tan suya como de cualquiera otro nicaragüense? Ellos son ciudadanos de este país. Y la Constitución Política establece como un derecho de los ciudadanos la libre movilización y la protesta pacífica. Sin embargo, a estos campesinos no se les permitió la movilización, les impidieron por la fuerza la salida de sus comunidades, los reprimieron a bala, porque el régimen con que usted conversa, señor Almagro, considera que ellos no tienen derecho a protestar.

Estado de Guerra

A estos campesinos se le trató como criminales. El anuncio de una marcha de protesta, el régimen que preside el señor Ortega lo tomó como un desafío de guerra. En una paranoia enfermiza, en estos últimos días se militarizó el país, se estableció una especie de estado de sitio en las comunidades de donde saldrían los marchistas, se desplegó a la Policía por todas las carreteras, se pusieron retenes, se destruyeron puentes para que no avanzaran los camiones con campesinos como si de tanques de guerra se trataran, se les impidió a balazos movilizarse incluso a pie, se registraba a todos los ciudadanos que entraban a Managua, y por si todavía eso no disuadía la protesta, se instalaron turbas motorizadas, paramilitares, en las rotondas de Managua para reventarle la vida a los que lograran llegar.

Grupo vandálico

Y en el colmo de los descaros, aparece en televisión el comisionado Francisco Díaz, subdirector de la Policía, acusando a estos campesinos como “grupos vandálicos” y colocando a la Policía como la víctima de las agresiones cuando es totalmente al revés. Aquí los vandálicos fueron los policías que violentaron los derechos de movilización que la ley establece para los ciudadanos. Si busca un delincuente, comisionado Díaz, busque a quien dio la orden de obstaculizar, reprimir y agredir a estos campesinos en lugar de protegerlos como era su deber. Lo menos que puede hacer es pedirle disculpa a estos ciudadanos a quienes les faltó el respeto, y si de verdad está empeñado en dar con los delincuentes, cuidado se termina poniendo las esposas usted mismo, comisionado Díaz.

Quilalí

Yo nací en un pueblo campesino: Quilalí. Los campesinos son por naturaleza gente sana, muy apegada a su tierra y a sus costumbres. No se meten con nadie pero tampoco les gustan que se metan con ellos. Yo era un adolescente en Quilalí cuando vi nacer a la contrarrevolución en 1980. En aquel pueblo que siempre conocí pacífico brotó una chispa y ya sabemos el incendió que vino después. Así que llamar criminales a estos campesinos es estar equivocándose de plano con ellos, jugar con fuego, sobre todo por el respeto que inspiran, incluyendo a muchos que simpatizan con el gobierno.

¿Y el Canal?

La verdad, a estas alturas, ya nadie cree que se construirá canal alguno aquí en Nicaragua. Siempre fue una payasada. Entonces, ¿por que protestan estos campesinos? Porque se construya canal o no, está viva la ley 840, una vergonzosa concesión que otorgó el gobierno a un oscuro personaje chino que le da derechos cuasi feudales sobre Nicaragua. El, o la mano que está tras de él, puede disponer de la tierra que quiera o necesite, sin importar de quién sea y sin estar sujeto a negociación alguna. Le otorga además todas las ventajas que un Estado pueda darle a alguien para que haga negocios a sus costillas: exoneraciones, propiedades gratuitas y protección, entre otras. En nombre del canal se puede desarrollar uno de los mayores negociados de la historia del país. Ni Somoza tuvo jamás las arcas así de abiertas. Y en ese negociado están en peligro las tierras y propiedades de estos campesinos. ¿Vamos a seguir preguntando por qué protestan entonces?

Derrota

Tampoco vamos a ser tan ingenuos de pensar que la fecha escogida para la marcha fue pura casualidad. Obviamente, la marcha campesina quiso aprovechar la venida del señor Almagro a Nicaragua para poner al régimen en un dilema: o los dejaban marchar, por pudor o conveniencia, y así podían demostrar cuántos son ellos, o lo obligaban a ponerse en evidencia como un régimen autoritario, represivo y violatorio de los derechos humanos impidiendo por la fuerza la marcha. Ortega prefirió quedar con el trasero al aire ante la OEA antes que una marcha ciudadana  terminara demostrando cuánta gente está inconforme con este régimen que en la boca de Roberto Rivas, ganó con el 72 por ciento de los votos que nunca llegaron a las urnas. Ortega cero, punto para los campesinos. Otra vez.

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COMENTARIOS

  1. Justo
    Hace 7 años

    Indefension, rabia, frustracion ante tanto abuso del gobierno totalitario orteguista.

  2. Pancho Madrigal
    Hace 7 años

    Mision cumplida! Los campesinos le han ganado la partida al dictador ortegaSomoza de Murrillo. El plan era demostrar que el Sultan es un dictador autoritario y que iba a desplegar sus fuerzas de choque para que no marcharan a Managua. El monstruo de la laguna verde cayo en su propia trampa. La nacion y el mundo fueron testigos de su despiadado proposito para detener a los campesinos. Una vez mas el tirano de turnoquedó en evidencia. El miedo lo hizo torpe.

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