El secretario general de la OEA, Luis Almagro, durante sus audiencias en Nicaragua se reunió con representantes de todos los sectores para conocer sus posicionamientos ante la crisis política y electoral del país.
Almagro oyó al Gobierno pero también a la oposición, tanto a la auténtica que desafía la represión orteguista en las calles luchando por la restauración de la democracia y el derecho de los nicaragüenses a elecciones justas y limpias, como de la oficialista que fue comparsa de la dictadura orteguista en su farsa electoral del 6 de noviembre pasado.
También el secretario general de la OEA escuchó a los representantes de la empresa privada, que le dieron a conocer su posición de que se debe reconstruir la institucionalidad democrática del país, cuyo socavamiento pone en riesgo la estabilidad económica del país y la posibilidad de seguir haciendo buenos negocios.
Además de los partidos políticos y gremios empresariales, Almagro recibió y escuchó a obispos de la Iglesia católica y líderes de la sociedad civil, cuyas apreciaciones sobre la situación política y electoral del país son políticas pero no partidistas. Y sobre todo, el secretario general de la OEA escuchó a doña Francisca Ramírez, la valiente líder del movimiento campesino que lucha contra el proyecto del Canal Interoceánico y por la derogación de la ley 840 que lo sustenta jurídicamente.
Doña Francisca Ramírez es la más emblemática representante del pueblo y de la mujer nicaragüense en la actualidad y su testimonio tiene que haber sido el más contundente de todos los que escuchó el secretario general de la OEA sobre la realidad de Nicaragua.
Doña Francisca y el movimiento campesino que ella encabeza no tienen un objetivo político partidista, son ajenos a las luchas por el poder, ya sea por alcanzarlo o por mantenerlo. El interés de los campesinos es defender sus tierras amenazadas por el régimen orteguista y la empresa china canalera con la expropiación confiscatoria. Su afán es proteger el lago de Nicaragua que podría ser arruinado para siempre por la construcción del Canal. Y su empeño patriótico es la recuperación de la soberanía y el honor nacional, que han sido hipotecados por Daniel Ortega por medio del acuerdo canalera con la empresa china HKND Group, el cual según los expertos en derecho internacional es más entreguista que el Tratado Chamorro-Bryan de principios del siglo pasado que dio la misma concesión al gobierno de Estados Unidos.
Pero además, doña Francisca Ramírez y los campesinos del movimiento cívico de lucha contra el Canal demandan el establecimiento de un gobierno democrático que defienda la soberanía nacional y respete su derecho de poseer y trabajar sus propias tierras, y saben que para instaurarlo es indispensable que haya elecciones justas y transparentes.
De manera que Almagro se ha ido muy claro de lo que está ocurriendo en Nicaragua y que la solución de la crisis electoral es hacer elecciones libres y limpias. Y como funcionario íntegro de la OEA que ha demostrado ser, tendrá que decirlo o informarlo con toda franqueza.