La creatividad culinaria de nuestras tradiciones se hace evidente en una enorme diversidad de dulces.
Muchos de ellos utilizan ingredientes naturales, como frutas verdes o maduras, semillas, vegetales como plátano, ayote; granos como maíz, trigo, frijoles, leche, cereales típicos como el pinolillo y diferentes especias: canela, clavo de olor, pimienta de chapa, jengibre, anís, nuez mozcada, entre otros, con dulce de caña o “atado de dulce”.
El atado o tapa de dulce, también llamado “rapadura” es el jugo que se obtiene de la caña de azúcar cristalizado por medio de la evaporación hasta formar una miel muy espesa que cuando se seca se solidifica.
No sufre ningún proceso de refinamiento ni proceso químico. Es azúcar más natural que el azúcar blanco refinado.
Son ejemplo de los dulces típicos, el piñonate que se prepara con papaya verde, bienmesabe a base de plátano, ayote en miel, turrones de trigo o maíz, gofios, trocantes, antefrijol, cajeta de zapoyol, de hierba, coco, leche y mucho más.
Estos dulces no contienen jarabe de maíz de alta fructosa ni aditivos como colorantes o saborizantes artificiales que pueden ser dañinos para la salud.
Prefiera los dulces tradicionales a los industrializados, disfrútelos en cantidades moderadas.
[email protected]