El pasado 30 de noviembre del 2016, cuando miles de campesinos intentaron llegar a Managua a protestar por vez número 82 contra el Canal Interoceánico bajo hostilidad y represión del gobierno, un grupo de jóvenes buscó organizarse para reclamar por la situación del país en Managua.
Flavio Latino tiene 21 años, es delgado, estudia Comunicación Social, y junto con Luis Blandón, quien colabora al MRS y trabaja de manera independiente en un negocio familiar, intentan juntar voces entre los jóvenes con el objetivo de cambiar la situación en Nicaragua sometida al gobierno autoritario de Daniel Ortega.
Surgió como una idea auténtica de crear un grupo en WhatsApp en representación de la juventud nicaragüense, que llegó a albergar alrededor de 18 miembros, entre estudiantes, feministas, ambientalistas, renovadores sandinistas, entre otros.
Pero además se convocaron para respaldar la marcha contra el Canal Interoceánico, en las inmediaciones de la Universidad Centroamericana, en Managua.
La concesión de la obra, un proyecto estimado en 50 mil millones de dólares, fue entregada por Ortega al empresario chino Wang Jing en 2013, provocando la inconformidad del campesinado y de expertos que advirtieron las consecuencias ambientales.
Jóvenes se pronuncian
Durante la concentración, frente a la UCA, los jóvenes colgaron cartulinas en postes. Ahí cualquiera podía pronunciarse escribiendo su desacuerdo en unas cuantas líneas.
“Mientras Flavio (Latino) armaba el grupo (en las redes sociales); yo estaba entregando cartulinas para que jóvenes se expresaran mediante un arte, una consigna o dibujo que transmitiera esa lucha justa”, cuenta Blandón, quien insiste en que como país estamos mal y los jóvenes deben hacerse notar.
“Perder el miedo”
Blandón insta a los jóvenes a perder el miedo y a evitar el lugar común de que la política no es para ellos.
“A mí me motiva ser partícipe de lo que está pasando, por la responsabilidad y obligación que yo siento como ciudadana”, expresa otra de las integrantes del grupo, Josefina Dávila.
Dávila es voluntaria desde hace cuatro años en diferentes movimientos sociales en Nicaragua, incluido el programa Techo para mi país, que promueve que los jóvenes construyan casas, junto con familias que viven en “situaciones inaceptables”.
Latino ha luchado también por la situación social y el tema del medioambiente. “Es muy importante el diálogo, el intercambio intergeneracional, aliarnos y conocer, preguntarnos y hablar entre los jóvenes, qué iniciativas tenemos, qué queremos hacer y poder trabajar con distintos sectores de nuestra sociedad”, añade Latino.