Dos viviendas antiguas de Chinandega, una de madera y otra de taquezal, sucumbieron al deterioro esta semana, con lo que la ciudad va perdiendo su patrimonio histórico.
La primera vivienda —de taquezal— fue demolida en el barrio Santa Ana para dar paso a un centro educativo.
El jueves 8 de diciembre, a las 4:30 p.m. el estruendo provocado por la caída de la parte norte de la casa de madera sorprendió a la familia de Magdalena Hernández, de 62 años, que se hallaba en el patio y a un grupo de pobladores que cantaba salves a María Inmaculada, en la casa vecina al oeste, en el barrio El Calvario.
Hernández contó que en la casa, con más de 80 años, viven cuatro adultos y un menor. “Lo que pasa es que ahí (al lado norte) están levantado la pared, colocaron ‘pies de amigos’ para que la cumbrera no se viniera al suelo, pero la madera no resistió”.
Antonio García, oficial de bomberos, dijo que llegaron tras la alerta junto a representantes de la oficina de Gestión Municipal de Riesgo, quienes hicieron una inspección total y sugerencias para reforzar la parte que queda en pie, mientras puedan construir una nueva vivienda.