Kevin Gadea se declara listo para convencer a los Rays de Tampa Bay en el spring training de las Grandes Ligas y oficializar su nombramiento de bigleaguer número 15 en la historia de Nicaragua.
Gadea, quien pertenecía a los Marineros de Seattle, fue elegido por Tampa Bay en el draft de la Regla 5, un método que da la oportunidad a prospectos que tienen más de cuatro temporadas profesionales y que no han sido protegidos en el roster de 40 de su organización, para que otro equipo que sí tiene espacio le dé una oportunidad, con el compromiso de mantener al jugador todo el año en las Grandes Ligas.
Hay casos, y son muchos, que el nuevo equipo valora que el jugador no está listo para el Big Show y sabiendo que no les conviene mantenerlo todo el año en las Mayores, deciden devolverlo a su organización original.
Sin embargo, Gadea está empeñado en triunfar.
“Ahora debo trabajar más duro. Voy a ganarme un lugar en el equipo sin fijarme contra quien estoy disputando un puesto, sino que estaré enfocado en hacer lo mío”, afirma.
Cuando una organización toma a un jugador en la Regla 5, lo hace con firme creencia que tiene material para estar en las Grandes Ligas, sino no se fijarían en él, porque no es una prueba, sino una compra, y a ningún equipo le gusta perder dinero.
Estaba perdiendo esperanzas
Gadea saltó al beisbol profesional a los 17 años de edad, firmado por Seattle, cuyo scout Luis Molina pidió verlo como lanzador, cuando el largirucho chavalo era mostrado solamente como tercera base.
“Hice muchos try outs (prueba ante scouts) antes que me firmaran. Miraba como después de las pruebas los scouts se acercaban para hablar con varios de mis compañeros y a mi nada. No parecía interesarle a nadie. El único equipo que mostró cierto interés fue Seattle. Cuando terminó una prueba, me dijeron que me querían ver como lanzador y ahí cambió todo”, cuenta Gadea.
“Recuerdo bien ese momento. Me puse a tirar y lo más duro que lancé fue a 79 millas por hora, pero creo que vieron en mí el tamaño y la acción de brazo, que era buena y proyectaba que con más entrenamiento y peso debía aumentar mi velocidad”.
¿Esteliano, matagalpino o chinandegano?
El casi seguro ascenso de Gadea a las Grandes Ligas fue la noticia del día en nuestro país y las redes sociales estallaron en alegría y frases de aliento para el espigado lanzador. Sin embargo, en algo no coincidían: ¿de dónde es Gadea?
“Mis padres vivían en Matagalpa cuando yo estaba a punto de nacer, pero mi mamá decidió que naciera en Estelí porque ahí vivía mi abuelita y ella le ayudaría con las cosas del parto y el cuido de ella. Mi papá me contó que a los 24 días regresó mi mamá a Matagalpa y ahí viví mi infancia, hasta que tenía como 13 o 14 años, y debimos mudarnos a Chinandega porque mis padres son misioneros cristianos y debían trasladarse para allá”, relata Kevin, a quien aparentemente no le incomoda que lo llamen esteliano, matagalpino o chinandegano.
Casi deja de jugar
“Todos los años que jugué con Seattle fueron buenos. Debuté en 2013 en Venezuela y el siguiente año me promovieron a los Estados Unidos, en donde me lesioné. En mi primer juego hice 95 lanzamientos y al día siguiente ni siquiera me podía peinar. Perdió todo el año 2014 y creí que no seguiría jugando”, asegura.
Gadea se recuperó y al final del 2014 fue enviado a la Liga Instruccional de República Dominicana, en donde demostró que estaba bien del brazo, así que en 2015 estaba listo para retomar su carrera en los Estados Unidos, pero suele ocurrir que los prospectos pasan primero algunas semanas en Dominicana y ahí se llevó una gran sorpresa.
“Antes del spring training me enviaron a República Dominicana y a una semana de viajar a los Estados Unidos, ya con boleto en mano, me llamaron a la oficina para decirme que me dejarían en la Liga de Verano de Dominicana para darle seguimiento ahí a mi recuperación. Eso me deprimió mucho y ese mismo día hablé con mi mamá y le dije que ya no quería seguir, estuve a punto de renunciar porque imaginaba que ya no les interesaba y me querían botar del equipo. Hasta llegué a pedir mi baja de la organización porque sentía que estaba joven y que otro equipo me podía dar una oportunidad. Sin embargo, me dijeron que no viera las cosas así, que no me iban a botar al finalizar la temporada y junto a los consejos de mis padres, decidí continuar. Me planteé que debía trabajar más duro para demostrarles que merecía ser enviado a los Estados Unidos”, y cumplió Gadea, porque reunió buenas cifras y lanzó muchos innings, demostrando que estaba saludable y que seguía progresando como lanzador.
Los Gigantes y la Selección le ayudaron
Después de su gran temporada en Dominicana, Gadea recibió permiso para jugar en Nicaragua con los Gigantes de Rivas.
“Fue una gran experiencia, porque nunca había jugado en una liga de invierno y jugar aquí me ayudó mucho al rozarme con gente de más experiencia, escuchando consejos y aprendiendo mañas del pitcheo. Aquí se aprende a lanzar”, afirma el tirador, que más allá del poder de sus disparos, es visto como alguien que sabe manejar la zona de strikes buscando el punto débil de los bateadores.
Su paso por los Gigantes le permitió a Gadea convencer que merecía ser parte de la Selección Nacional en el Preclásico de Mexicali, en donde su confianza su multiplicó por mil.
“Cuando me convocaron a la Selección me sentí muy emocionado. Dos años antes recuerdo estar viendo el Clásico Mundial con mi papá y le dije que yo estaría lanzando para Nicaragua y se cumplió. Jugar con la Selección me ayudó a madurar y a ganar confianza. Enfrenté al mexicano Adrián González con las bases llenas y lo dominé en una rola a la segunda base. Ese fue el primer bateador de Grandes Ligas que enfrenté en mi carrera y me dio más ánimo y confianza en mi carrera. Me dije que tenía para más”.
Grandioso 2016
“Cuando llegué a los Estados Unidos para la temporada de Ligas Menores, sentí que estaba por encima del nivel de la categoría Rookie y luego me enviaron a Clase A, en donde también me salieron muy bien las cosas. Nunca había ponchado a tantos bateadores”, dice Gadea, quien recetó 95 “chocolates” en 68.2 entradas, para una asombrosa frecuencia de 12.45 abanicados cada nueve entradas, lo que prácticamente es una exageración y le sirvió para ser contratado por los Tigres de Aragua para el beisbol venezolano.
Para Gadea, su actuación en Venezuela tuvo mucho peso en su selección en el draft de la Regla 5 porque ahí demostró que podía enfrentar a bateadores más experimentados y estadios más grandes y con más público.
Tras su paso por Venezuela, regresó a Nicaragua y el mismo scout, Luis Molina, panameño de padre nica, le comentó que era elegible para el draft de la Regla 5, lo que lo mantuvo inquieto, hasta que el 8 de diciembre despertó con la gran noticia que va para las Grandes Ligas.
