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Chema Pelón, Jose Maria Barahona

Chema Pelón tiene 42 años de celebrar a Santo Domingo de Guzmán con el tradicional palo lucio. LAPRENSA/URIEL MOLINA

La devoción de Chema Pelón

José María Barahona tiene 42 años de ser tradicionalista de las fiestas de Santo Domingo de Guzmán. Es granadino pero conoce poco de Granada. Es dueño de una sala de billares pero es malo jugando.

La devoción de Chema Pelón a Santo Domingo de Guzmán nació hace 42 años, cuando le pidió por la salud de su hija Francis, quien en ese tiempo tenía cinco años y padecía una enfermedad cerebral que le impedía hablar y caminar. Era la primera vez que le pedía algo, a pesar que desde su juventud participaba en las fiestas agostinas. En ese momento no sabía cómo iba a pagar su promesa y ni se imaginaba que por esa promesa se volvería tan popular.

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Chema Pelón junto a su hija Francis Barahona, por quien hizo la promesa. LAPRENSA/ URIEL MOLINA

José María Barahona es el verdadero nombre de don Chema Pelón, le dicen así como un hipocorístico de su nombre y porque siempre usa el cabello muy corto, pues como dice su pelo es “chirizo” y es mejor andarlo corto.

Nació en Granada pero cuando cumplió dos meses de edad, su mamá Francisca Barahona decidió mudarse a Managua y desde entonces en pocas ocasiones han viajado a su ciudad de origen. Incluso, cuenta a sus 78 años, que “solo conozco el mercado y las playas donde me he ido a bañar”.

En la capital vivió en un barrio cercano al mercado Oriental, su familia era muy pobre y por eso no pudo estudiar. Cuando cumplió 15 años comenzó a trabajar en una empresa constructora, primero como ayudante de albañil y luego como maestro de obra. Ahí trabajó por 30 años. Después emprendió, aconsejado por un amigo, un negocio de billares donde actualmente trabaja. Y aunque tiene muchos años a cargo de él, confiesa que no es bueno jugando.

En su juventud conoció a Gladys Mairena, se enamoró de ella y al poco tiempo la cortejó hasta que decidieron formar una familia. Ella ya tenía un hijo de dos años y él lo crió “como que fuese su verdadero padre”, afirma Mairena. Ahora tienen 54 años de estar juntos.

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Chema Pelón junto a sus hijos y su esposa, Gladys Mairena, en ese tiempo tenía 33 años. LAPRENSA/REPRODUCCIÓN / URIEL MOLINA

Procrearon tres hijos y uno de ellos fue Francis Barahona, por quien paga la promesa. Durante sus primeros cinco años fue una bebé que poco se enfermaba, hasta que un día le dio una especie de ataque —no se saben cómo ni por qué— y perdió movilidad en su pie izquierdo y su mano. Los médicos les dijeron que el daño que este causó en su cerebro era irreversible y que no podría hablar ni caminar. Además que tendría problemas de razonamiento.

Al ver a su hija enferma, don Chema le pidió un milagro a Santo Domingo. Y recordó que él y su compañera Gladys Mairena habían visto en una celebración en Masaya el Palo Lucio, donde varios hombres trataban de llegar a la cima del palo que estaba lleno de sebo y quien lo conseguía ganaba premios. Entonces pensaron que sería una buena idea hacer lo mismo en la fiesta de “Minguito” y así pagar su promesa.

Primeros años de tradición

Al año siguiente ambos comenzaron con los preparativos con fondos propios. Parte de lo que él y doña Gladys ganaban lo ahorraban para la celebración. Y un amigo suyo que vivía en el municipio de La Conquista, Carazo, fue quien trajo el palo que usarían ese año.

Asimismo, don Chema se encargó de ir a las pulperías más cercanas a contarles sobre su promesa. “Les platicaba que no era para mí sino para mi hija y algunas personas me ayudaban”, afirma.

Managua 7 de Dic del 2016.Jose Maria Barahona, Chema Pelon,posa en su casa de rotonda Cristo Rey .LA PRENSA / Uriel Molina
Chema Pelón junto su esposa Gladys Mairena, su hijo José María y su hija Francis Barahona. LAPRENSA/ REPRODUCCIÓN/ URIEL MOLINA

Con lo poco que pudieron hicieron el primer Palo Lucio en la parte trasera de su casa, esa vez solo llegaron sus vecinos, pero poco a poco esa actividad ganó popularidad.

En uno de los primeros años, doña Gladys recuerda que una fábrica de serigrafía, que estaba por irse del país, les regaló muchas cajas llenas de camisetas con la imagen de Santo Domingo y fueron esas camisas las que regalaron durante cinco años.

Hubo un momento en que tuvieron problemas económicos pues los negocios no iban bien. Sin embargo no desistieron de esta celebración, y fue ahí cuando don Chema buscó patrocinio en algunas casas comerciales. “Nunca dije que no lo celebraría, con lo que me daban eso era lo que regalaba. No podía decir que ya no lo iba celebrar”, afirma.

Los patrocinadores se encargan de donar los premios que se llevará quien llegué hasta la cima del palo y desde meses antes comienzan los preparativos.

“Ahorita (diciembre) comienza la elaboración los banderines que se colocan a lo largo de toda la rotonda y pista, estos son hechos a mano por los vecinos y duran tres meses en estar listos”, explica el tradicionalista.

Devoción a Santo Domingo

Cada año don Chema Pelón confirma que Santo Domingo le hizo el milagro de mejorar a su hija, pues aunque tienen problemas para comprender algunas cosas aprendió a caminar y hablar. “Ahora habla más de la cuenta”, afirma entre risas.

En su casa hay varias imágenes del santo y cada 10 de agosto, don Chema lo acompaña a su morada. Asimismo, los 11 de agosto toda la familia va hasta Las Sierritas de Santo Domingo, participan en la subida del Santo y se preparan para el siguiente año.

“Yo solo le pido a Santo Domingo que me tenga vivo para estarlo haciendo todos los años”, afirma con voz pausada.

( Foto de Archivo ) Los ex patronos de las fiestas de santo domingo "doña Francisca la Vaquita", "Liisimaco Chavez Torologo" y Chema Pelon al aprobarseles la pension vitalicia por ser patronos de las fiestas y por su merecida trayectoria cultural. LA PRENSA/Moises M. Matute R.
Chema Pelón junto la “Chica Vaca” y Lisímaco Chávez, dos de los tradicionalistas de Santo Domingo que ya fallecieron. LAPRENSA/ARCHIVO

Datos

Los momentos más duros para él han sido cuando fallecieron dos de sus hijos.
Su hijo menor, que lleva su mismo nombre, asegura que continuará con la tradición.
No usa celular.
Tiene una sala de billares pero no es bueno jugando.
Era muy amigo de Lisímaco Chávez.

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