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Michéle Morgan: La esfinge francesa

La actriz Michéle Morgan es un ícono del realismo poético francés, dentro de la corriente que alimentaría el film noir hollywoodense.

Ícono del realismo poético

Morgan pertenece al grupo de actores que expresan conflictos internos sin mover un músculo de la cara (Alan Ladd, Jeanne Moreau, Alain Delon, Anouk Aimée, Peter Fonda). Su antecesora en este aspecto fue la gran Greta Garbo, con la que Morgan compartía ese aire de gran dama de otros tiempos y cierta inaccesibilidad, incluso al interpretar mujeres descarriadas.

Michéle Morgan es un ícono del realismo poético francés, dentro de la corriente que alimentaría el film noir hollywoodense (subgénero del cine policial surgido espontáneamente de los traumas de la guerra, influido también por el expresionismo alemán).

En El muelle de las brumas (1938) de Marcel Carné (guion de Jacques Prévert), con su boina, sus pómulos pronunciados (infaltables en las grandes actrices del pasado) y grandes ojos claros (en blanco y negro), proyectó la atmósfera de fatalidad y desarraigo característica del noir francés.

En dicho filme Jean Gabin interpreta a un desertor que deambula por un muelle en espera del barco que lo llevará a Venezuela (tierra de sueños).

Jean Cocteau, a la izquierda, y Jean Marais besan a Michele Morgan mientras llevan a cabo sus premios en el Festival de Cine de Cannes en Francia. 8 de abril de 1951. LAPRENSA/AFP
Jean Cocteau, a la izquierda, y Jean Marais besan a Michéle Morgan mientras reciben sus premios en el Festival de Cine de Cannes en Francia. Foto del 8 de abril de 1951. LAPRENSA/AFP

Estancia en Hollywood

Un año antes, Gabin había sido Pépé Le Moko, en el célebre film de Julien Duvivier que inspirara Casablanca. Como Gabin en la Casbah de Argel, el Rick de Humphrey Bogart en su night-club marroquí, es un rey sin corona de los bajos fondos.

La aparición de una mujer bellísima (Mireille Balin en Pépé le Moko; Ingrid Bergman en Casablanca) arrastra al antihéroe a su completa destrucción.

Cuando los nazis invadieron Francia, Michéle emigró a Estados Unidos, sin lograr el éxito de otras actrices europeas como Bergman o Hedy Lamarr (que fue la femme fatal en el remake oficial hollywoodense de Pépé le Moko, titulado Argel, con Charles Boyer).

La Warner no logró que la RKO, que tenía a Michéle bajo contrato, cediera los servicios de la actriz para Casablanca. El filme que hizo junto con Humphrey Bogart, Pasaje a Marsella (1943), pasó sin pena ni gloria.

 Michele Morgan y al actor francés Jean Gabin jugando en la película "Quai des brumes" dirigida por el cineasta francés Marcel Carne. Foto de 1938. LAPRENSA/AFP
Michéle Morgan y al actor francés Jean Gabin jugando en la película Quai des brumes dirigida por el cineasta francés Marcel Carne. Foto de 1938. LAPRENSA/AFP

Las maniobras del amor

El premio a la mejor actriz en Cannes como la joven ciega en Sinfonía Pastoral (1946) de Jean Delannoy (novela de André Gide) revitalizó su carrera en Francia.

Su última gran actuación fue en Las grandes manoeuvres (1954), de René Clair: Gérard Philipe es un teniente de caballería que apuesta con unos amigos conquistar a una costurera del pueblo donde está acantonado. El soldado y la costurera se enamoran.

Cuando la mujer descubre la apuesta, se decepciona. Antes de que el teniente abandone el pueblo, le pide que al pasar por su casa, la mañana siguiente, mire a la ventana de su apartamento. Si las hojas están abiertas, significa que lo ha perdonado. Si están cerradas, significa que el idilio ha terminado.

Guillermo Cabrera Infante en Un Oficio del Siglo XX, nos cuenta el final escrito originalmente por Clair: la costurera se suicida. La mucama entra al cuarto, descubre el cadáver y abre la ventana para disipar el gas. Cuando el oficial pasa por la calle y ve la ventana abierta, sigue feliz a su camino.

Pero los productores consideraron este final demasiado patético y lo reemplazaron por uno más convencional: la ventana cerrada y la costurera detrás, tratando de ver al soldado por última vez.

La actriz francesa Michel Morgan posa durante una sesión de fotos en el Studio Harcourt, en París. Sus bellos ojos azules cautivaron al público francés durante décadas, Morgan murió a los 96 años. LAPRENSA/ AFP
La actriz francesa Michéle Morgan posa durante una sesión de fotos en el Studio Harcourt, en París. Sus bellos ojos azules cautivaron al público francés durante décadas, Morgan murió a los 96 años. LAPRENSA/ AFP

El cine de papá

En la década de 1950, Michéle fue la protagonista frecuente de ese cine francés acartonado y con poco sentido del lenguaje cinematográfico contra el que se rebelaron los jóvenes turcos que formarían la Nouvelle Vague (Truffaut, Godard, Chabrol, Rohmer).

Los papeles de Michéle como Fabiola, Juana de Arco, María Antonieta y Josefina representaban lo que los jóvenes directores llamaban “el cine de papá”.

En 1967 participó en su último filme de importancia (hizo algunos otros, sobre todo para la televisión): Benjamín, diario de un joven inocente, con Pierre Clémenti y Michel Piccoli.

En esta película tuvo un papel estelar Catherine Deneuve, nueva maestra de la impavidez interpretativa y gran dama del cine francés durante la segunda mitad del siglo XX. Fue toda una ceremonia: La reina saliente entregó la corona a la reina entrante.

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