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Cartas al Director

Cartas al Director

Reconciliar es renovar la amistad y el afecto entre los que estaban desunidos. Restituir al seno de la Iglesia católica a uno que se había apartado de su doctrina.

Reconciliación cristiana

Reconciliar es renovar la amistad y el afecto entre los que estaban desunidos. Restituir al seno de la Iglesia católica a uno que se había apartado de su doctrina. Bendecir un lugar sagrado por haber sido profanado. Es justo confesarse de sus pecados veniales o culpas olvidadas.
Nuestro pueblo se debate entre la miseria, el llanto, la desesperación y el luto. Para evitar este sufrimiento se necesita la reconciliación en la familia nicaragüense. A la expresidenta Violeta Barrios viuda de Chamorro se le reconoce la implementación de una verdadera reconciliación nacional. Pero ¿por qué tanto resentimiento entre hermanos nicaragüenses? Por lo mismo, falta de reconciliación en la familia.

La envidia, celos y el odio son destructivos, generados bajo la falta de identificación por uno mismo. Son impulsados inconscientemente por nuestro sistema de autodefensa, en este caso el psíquico, para a través de desanimar y despreciar lo que otros han logrado alcanzar, justificarse y no deteriorar ante uno la imagen de uno mismo; evitando desajustes mayores en la mente como el consumo excesivo del alcohol, drogas, lascivia y locura. Por lo que el grado de conocimiento que tengamos de nuestras limitaciones y alcances se manifestará en esa misma proporción en todos nuestros actos, comportamiento y reacciones.

Se necesita que la mayoría de los nicaragüenses regresen a su Iglesia para reconciliarse con sus respectivas familias a través de la misericordia divina de nuestro Señor Jesucristo.
¿Cómo se obtiene y dónde se compra la reconciliación? En moneda no vale nada. La moneda vale en relación con lo que se pueda comprar con ella y la reconciliación es una de las pocas cosas que ni con todo el oro del mundo se obtiene si se trata de adquirir.

Urge que el nicaragüense abandone el odio y destrucción dentro de la familia y siga el camino de la verdad y la justicia.

Leonel A. Marín McEwan

2017, año de la paz

Todos los ciudadanos y ciudadanas del mundo que de una u otra manera nos hemos visto envueltos en guerras fratricidas estamos obligados a luchar por la paz en el próximo año 2017. No es nada correcto que otras naciones hoy se desangren en cruentas guerras que solo les traen luto y destrucción. Es doloroso ver en los noticieros toda la destrucción en Alepo, en Irak y otras naciones del mundo. Miles de familias de esas naciones en esta Navidad no han tenido un plato de comida en sus mesas, solo la fotografía de un familiar o familiares muertos en esas guerras injustas e innecesarias.

Ya los nicaragüenses vivimos esas guerras fratricidas y pidámosle al Creador del mundo que ningún otro gobierno o dictador nos lleve a otra guerra fratricida. Creo que para el próximo año 2017 es necesario crear un movimiento en pro de la paz y demandar de los organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que incidan para que en las acciones que hoy se encuentran en guerra el próximo año alcancen la paz, la paz y la libertad, que es lo más precioso que podemos tener los seres humanos.
No permitamos que por la terquedad de un gobernante se nos lleve a otra guerra, al final los gobernantes viven bien junto a su familia y sus más cercanos y los ciudadanos comunes y corrientes son los que se matan en esas guerra injustas.

Hay que rogarle a Dios y a nuestra madre, la Virgen María, para que el año 2017 sea el año de la paz.

Máximo M Castillo (Mexicano)

Una emboscada navideña

El 22 de diciembre se realizó la última sesión del Concejo Municipal de Matagalpa. Nada nuevo; cuarenta concejales levantando la mano aprobando todo, reciben la dieta (pago por sesión) se retiran al mejor restaurante de la ciudad a un almuerzo, el equivalente de la cena navideña de estas autoridades.

Cubro estas reuniones porque me gusta la municipalidad, soy concejal sin dieta porque no me acredité (sabia decisión). Germán Herrera, el único concejal que no fue al almuerzo, me invitó a su casa para que cubriera una reunión de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos de la cual es el coordinador. Me pareció importante porque nuestra zona es una región de conflictos.
Llegamos a su casa, 3 kilómetros al norte de la ciudad en la entrada a la comunidad campesina de Llano Grande. Su esposa, Estebana Sobalvarro, atendía con esmero y mucho amor a cuarenta invitados muy especiales, todos hechos con el mejor molde de Dios; campesinos humildes por dentro y por fuera, niños entre 4 y 9 años de edad, un excelente almuerzo, como una mágica cena navideña por adelantado con la mejor compañía que pueda existir. No había tal reunión pro-derecho humano, era un encuentro con verdaderos seres humanos, el futuro de la nación. Por curiosidad y archivo pregunté nombre y edad de cada niño santo, fue muy agradable descubrir que entre ellos estaban: Israel, David, Moisés, Gabriel, Leonor, Neftalí, Jaret, Jodiel, Abel, Emmanuel y también María Jesús.

Si se aumentara el número de matrimonios cristianos que regala algo a un niño necesitado tendríamos un mundo mejor.

Leopoldo Villalta López

Del dicho al hecho…

Esta es la expresión popular que empleamos cuando pragmáticamente, las personas no actúan tal como se expresan oralmente o por escrito.

Es frecuente escuchar de personas que son honradas pero cometen actos tales como pagar menos de lo correcto o cobrar más de lo que corresponde por un servicio o la venta de algún artículo. También es muy común decir que son personas sinceras incapaces de decir una mentira, pero acostumbran falsear la verdad o decir “mentiras piadosas” cuando las circunstancias no les son favorables.

Nuestra educación está plagada de estos hechos, muchos de ellos practicados inconscientemente; porque son costumbres y hábitos que inocentemente adquirimos de nuestros ascendentes y transmitimos a nuestros descendientes, sin preocuparnos de ello. Son acciones irreflexibles que cultivamos en la familia, la escuela, nuestro medioambiente y en la sociedad en general donde convivimos. Somos potencialmente “mentirosos”, por tanto nuestra reeducación consiste en que cambiemos nuestra actitud ante la vida, tanto personal como profesional y social.
Sucede que ese “mal hábito” es como un cáncer maligno que crece conforme evolucionamos en nuestros estratos sociales y es la causa de que personas que han logrado alcanzar posiciones

sociales de responsabilidad, aun lo practiquen provocando situaciones muchas veces catastróficas.
Es el caso de personas que llegaron a dirigir los destinos de un país pero que no lograron reeducarse, continúan siendo mentirosas y no les importa, siempre y cuando convenga a sus intereses personales. Decir y hacer promesas que no cumplirán es habitual: es característico de ellas decir “firmar me harás, cumplir… jamás”. Decirse revolucionario y actuar como robolucionario, es característico de ellos.

En países subdesarrollados, como el nuestro, donde hasta un analfabeto puede ser presidente de la República, debe ser preocupación nuestra corregir tempranamente ese mal hábito para que, aunque sea a largo plazo, podamos ser gobernados por personas de probada honorabilidad.

Fulvio Tijerino Pérez

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