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La famosa fotografía de Pedro Joaquín Chamorro caminando en los escombros de Managua fue tomada por su primogénito Pedro Joaquín Chamorro Barrios. LA PRENSA/ Cortesía de la familia Chamorro

La famosa fotografía de Pedro Joaquín Chamorro caminando en los escombros de Managua fue tomada por su primogénito Pedro Joaquín Chamorro Barrios. LA PRENSA/ Cortesía de la familia Chamorro

Vida y muerte de Pedro Joaquín Chamorro

Se convirtió en el enemigo número uno de un dictador. ¿Sus armas? Un periódico. El más importante de Nicaragua. Este es Pedro Joaquín Chamorro, un héroe que dio su vida por la democracia y la libertad.

Pedro Joaquín Chamorro botó del poder a Anastasio Somoza Debayle muchas veces. Lo solía botar a las 5:00 de la tarde en una habitación rectangular de su casa a la que llamaban “La Oficina”, en el reparto Las Palmas. Junto con sus amigos, el director del diario LA PRENSA componía al mundo y liberaba a Nicaragua de la dictadura somocista en medio de coloquios cuyo combustible eran los tragos, las risas y los anhelos.

Esas tardes ilustraban dos aspectos que sus familiares y seres queridos mencionan seguido: el doctor Chamorro creía de forma intransigente en la democracia y tenía buen sentido del humor. En la vida real el periodista le hacía la “guerra” a la dictadura familiar somocista desde su periódico, el más importante de Nicaragua. Denunciaba las irregularidades e injusticias del régimen con sus editoriales combativos y sus portadas directas y por ello fue encarcelado en diversas ocasiones. Se convirtió en el máximo adversario de los Somoza y en la mañana del martes 10 de enero de 1978 fue asesinado en su automóvil Saab mientras se dirigía hacia el diario.

Más tarde, Pedro Joaquín Chamorro fue declarado Mártir de las Libertades Públicas y Héroe Nacional de Nicaragua, pero el granadino de nacimiento fue más que eso. Padre, esposo, periodista, empresario, político, torero, navegante, deportista… Le contamos, de la mano de sus hermanos, hijos y amigos, quién era el autor de la célebre frase: “Nicaragua volverá a ser República”.

Pedro Joaquín Chamorro y Violeta Barrios en Río San Juan. LA PRENSA/ Cortesía familia Chamorro
Pedro Joaquín Chamorro y Violeta Barrios en Río San Juan. LA PRENSA/ Cortesía familia Chamorro

Caminando en la fotografía

Una de las fotografías más famosas de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal la hizo Pedro Joaquín Chamorro Barrios y a su papá no le gustaba para nada.

Corría el año 1976 y el papá le dijo a su hijo que le hiciera unas instantáneas para la portada de una pequeña novela llamada Richter 7, sobre el terremoto que destrozó Managua en diciembre de 1972.

“Vamos a los escombros”, le dijo su hijo, y una vez allí, lo guió: “Venite caminando por esa calle, yo ahí te tomo la foto”. Por esa calle ahora está el Parque Luis Alfonso Velásquez, pero aquel día el paisaje eran predios baldíos y vestigios de edificios que permanecían como una cicatriz del desastre.

Venía entonces don Pedro, ya en sus 50 y un poco descuidado físicamente. Vestía un polo claro ajustado, pantalón oscuro, zapatillas que le hacían juego y un reloj ajustado un poco arriba de la muñeca. El semblante serio, la mirada oculta por grandes gafas de sol. “¡Yo sabía que había tomado una foto buenísima!”, exclama su hijo, en 2017. El papá no pensó igual.

“No me parece, porque salgo muy gordo. El telefoto engorda”, le dijo. “Pero no te preocupés, vamos a utilizar otra foto tuya”.

Había usado un lente telefoto de 200 milímetros, que acerca los planos, pero a decir verdad, don Pedro Joaquín no estaba flaco.

“Cuando a él lo asesinan, en medio de mi dolor —continúa el hijo— yo las fui a buscar a mi escritorio de LA PRENSA y se las llevé a Danilo Aguirre Solís y le dije: esta es la foto del día. Porque la imagen es de un lugar que dista de aproximadamente dos cuadras de donde lo mataron”.

LA PRENSA comenzó a publicar una esquelita con la imagen en la primera página que rezaba: “…días lleva el asesinato del doctor Pedro Joaquín Chamorro y el pueblo reclama justicia”.

Treinta y nueve años más tarde, y tras un juicio que duró 30 semanas, solo se sabe, a ciencia cierta, el nombre de un autor intelectual —Silvio Peña— y quiénes fueron los autores materiales del asesinato.

La famosa fotografía de Pedro Joaquín Chamorro caminando en los escombros de Managua fue tomada por su primogénito Pedro Joaquín Chamorro Barrios. LA PRENSA/ Cortesía de la familia Chamorro
La famosa fotografía de Pedro Joaquín Chamorro caminando en los escombros de Managua fue tomada por su primogénito Pedro Joaquín Chamorro Barrios. LA PRENSA/ Cortesía de la familia Chamorro

Los enemigos de Pedro

Pedro Joaquín Chamorro sabía que iba a morir asesinado. Incluso sabía cómo iba a ser su entierro y hablaba de ello. Lo describió una vez con una muchedumbre que incluso se subiría a los árboles para ver su féretro. No se equivocaba. La muchedumbre no se limitó con subirse a árboles. Invadió propiedades, hubo saqueos e incendios. El doctor era respetado y admirado por miles.

Claudia Lucía Chamorro, su hija, recuerda que hubo un período en que sus hermanos Pedro Joaquín, Cristiana y Carlos Fernando casi no estaban en casa y que ella se sentaba en un extremo del sofá y le sobaba la cabeza a su padre, acostado, mientras él repetía que lo asesinarían.

“Yo vivía con el temor de que mataran a mi papá. Yo conversaba con él y él lloraba por la soledad que sentía. Él iba al Cosip (Consejo Superior de la Iniciativa Privada) y decía: ‘Miren, me están acosando. Aquí yo vengo como empresario a hablar con ustedes porque lo que me está pasando a mí les puede pasar a ustedes’”. Se refería a las amenazas de muerte.

El hermano mayor de Claudia, Pedro Joaquín, recuerda que una vez llamaron a su padre “veinte veces a la casa” y que él atendió una llamada.

“Llamó alguien a la casa, que no voy a mencionar nombre, pero yo tomé la llamada y le dijeron: ‘Despedite, que hoy es el último día de tu vida’. Entonces a mediodía, cuando salíamos del periódico, yo salí detrás de él en mi carro con un arma y lo vi salir a él por la puerta principal con un periódico en la mano, como si nada. Ya cuando llegamos a la casa le llamé la atención y le dije que cómo era posible que fuera tan irresponsable de salir así nomás. Él se molestó conmigo y me dijo: ‘¡Vení para acá! Para que veás que no soy tan baboso’”.

No iba a dejar que lo matasen así por así. Disparó dos veces en la piscina y reveló a su hijo que llevaba un arma bajo el periódico. Una pistola Walther PPK .32. El día que lo asesinaron, sin embargo, iba desarmado.

“Había momentos que uno sabía medir el termómetro de la peligrosidad”, dice su hijo mayor, pero admite que para finales de 1977 no se había percatado de que, quizás, vivían uno de esos momentos.

Durante ese año Silvio Peña anduvo pidiendo dinero entre los enemigos de Chamorro. Prometía que no habría un gran escándalo y, según un reportaje especial del periodista Octavio Enríquez para la revista Magazine, “por denunciarlos, a Chamorro lo odiaban muchos. La mayoría de ellos eran funcionarios a quienes Anastasio Somoza Debayle destituyó obligado por la presión pública en diciembre de 1977 después de meses y meses de denuncias en LA PRENSA”.

Otro enemigo que se mencionó en los tribunales fue Pedro Ramos. Un doctor cubano-estadounidense que los asesinos acusaron de facilitar la suma con la que se pagó el crimen y quien aparecía muy seguido en LA PRENSA con denuncias como socio de Somoza en su empresa Plasmaféresis, que compraba sangre a borrachines y mendigos para extraer el plasma. El edificio de Plasmaféresis ardió la noche que asesinaron a Pedro Joaquín y un año y medio después del crimen, en julio de 1979, la Revolución Sandinista se consumó y Somoza Debayle huyó de Nicaragua.

Tantas amenazas de muerte y la certeza de cómo sería su final afectaron al periodista, pero únicamente en el seno familiar. Amigos cercanos, como Edmundo Jarquín o Luis Sánchez Sancho, lo recuerdan más bien como de “un carácter resuelto, decidido, de pocos pero bien articulados argumentos, que se reflejarían de manera relevante en su oficio periodístico”.

 

“En él (PJCh) no contaba eso de que, bueno, por razones políticas, hay que adaptarse a las circunstancias, hay que pactar, hay que llegar a acuerdos… No, no, no. Para él lo que era de principios era de principios y punto”. Luis Sánchez Sancho, amigo de Pedro Joaquín Chamorro.

Padre y esposo

Pedro Joaquín Chamorro se casó con Violeta Barrios cuando él tenía 26 años y ella 21. Fue el viernes 8 de diciembre de 1950, en la iglesia de Rivas, de donde era ella. La recepción fue en el Hotel Majestic de Diriamba, en Carazo, por lo que se fueron a toda prisa y al año nació su primer hijo: Quinto Pedro Joaquín de Nuestra Señora de La Merced. En 1953 nació Claudia Lucía Cayetana, 11 meses más tarde Cristiana María de Jesús y en 1956 Carlos Fernando Fruto Eugenio.

Cuando habla de la educación que recibió en casa, Pedro Joaquín (hijo) dice que su padre le inculcó el amor a la verdad ante todo. “Ser consecuentes entre el dicho y el hecho. Entre lo que uno piensa y lo que hace”.

La relación que tenía con cada hijo era distinta, comenta Claudia, pero había puntos de convergencia. Casi todos los fines de semana se iban juntos en familia a la isleta Poponjoche, en Granada, que era propiedad de LA PRENSA, o se iban a San Juan del Sur a una casa vacacional. Los Miércoles Santos, eso sí, la cita era en la Finca Santa Clara, de su esposa Violeta, en Rivas, no tan lejos de San Juan del Sur. Ahí el director de LA PRENSA toreaba a novillos sin cachos. El gusto por esta actividad la desarrolló en México, mientras estudiaba Derecho en la UNAM —obtuvo después el título de doctor en Managua—, y un gusto casi equivalente tenía por la navegación. Llegó a tener una lancha reconstruida junto con un hermano, que llamaron El Santa Libertad. Después tuvo otro bote al que llamó Sarawaska y un velero pequeño.

La relación de Pedro Joaquín con Violeta Barrios era conservadora. “Doña Violeta digamos que vivía para Pedro Joaquín. Era una pareja muy unida, donde él era un poco como el rey y ella siempre cuidándolo”, dijo el yerno de ambos, Antonio Lacayo, para un reportaje de Magazine en 2007.

Dibujo de Pedro Joaquín Chamorro para su esposa Violeta Barrios, burlándose del Estado Mayor Somocista y felicitándola a ella. LA PRENSA/ Cortesía familia Chamorro
Dibujo de Pedro Joaquín Chamorro para su esposa Violeta Barrios, burlándose del Estado Mayor Somocista y felicitándola a ella. LA PRENSA/ Cortesía familia Chamorro

Claudia recuerda a su padre como una persona “muy conservadora en términos de valores, pero muy liberal en cuanto a ideas sociales, lo que quería para la sociedad”.

La primera hija del doctor Chamorro cuenta una divertida anécdota. Cuando ella tenía 16, 17 años, lo normal era que cuando una muchacha salía con un enamorado, llevara un chaperón o una chaperona. La primera vez tuvo que ir acompañada de Carlos Fernando. Fueron al cine a ver el Doctor Zhivago y recuerda que su hermano iba radiante de ver la cinta. Ella, por el contrario, iba menos sonriente.

“A veces ni mi enamorado hablaba conmigo ni yo hablaba con mi hermano o hermana. Nadie se comunicaba, era horrible. Y después me fui un año a vivir a Nueva York y cuando vengo y quiero salir, mi papá me dice: ‘Tenés que ir con un chaperón’. Esperate un segundo, le digo yo. Vos no tenés idea de qué pude haber hecho o de lo que hice o no hice en Nueva York y ¿ahora me estás diciendo que tengo que ir al cine con un fulano por el qué dirá de la gente? No, se acabó”.

Pedro Joaquín, en esos casos, se sentaba a hablar con sus hijos y buscaba un tipo de acuerdo. Exponía sus ideas y escuchaba las de sus hijos. Esa vez, claro, ganó Claudia, e incluso Cristiana se vio beneficiada.

Violeta Barrios de Chamorro, con sus dos pastores alemanes, Katanga y Kazongo, acompañan a Pedro Joaquín en la sala de su hogar. LA PRENSA / Cortesía familia Chamorro.
Violeta Barrios de Chamorro, con sus dos pastores alemanes, Katanga y Kazongo, acompañan a Pedro Joaquín en la sala de su hogar. LA PRENSA / Cortesía familia Chamorro

Niñez en una familia solariega

El doctor Pedro Joaquín Chamorro fue el primer hijo del matrimonio Chamorro-Cardenal. Su padre, don Pedro Joaquín Chamorro Zelaya, contrajo matrimonio con doña Margarita Cardenal y tuvieron cuatro hijos, además de Pedro: Ana María, Ligia, Xavier y Jaime. Todos descendientes de un linaje cuyo origen se remonta a la génesis de la República de Nicaragua, con cuatro presidentes electos en el árbol genealógico: Fruto Chamorro (1853-1855, primer presidente de Nicaragua), Pedro Joaquín Chamorro Alfaro (1875-1879), Emiliano Chamorro (1917-1920) y Diego Manuel Chamorro (1921-1923); además de dos encargados interinos del poder ejecutivo, recuerda el periodista e historiador Jorge Eduardo Arellano en una semblanza: Fernando Chamorro en 1869 y Rosendo Chamorro en 1923.

No obstante, agrega Arellano, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal “nunca fue integralmente conservador y mucho menos oligarca, como señalaron sus detractores”.

El primer hijo del matrimonio nació el 23 de septiembre de 1924 en Granada, estudió en el Instituto Pedagógico de los Hermanos Cristianos de Managua y ahí conoció y hasta se peleó con Anastasio Somoza Debayle. Sobre esos días escribió:

“Cuando Anastasio Somoza Debayle y su hermano Luis ocupaban los mismos bancos del colegio de los Hermanos Cristianos junto conmigo; el padre de ellos era ya jefe director de la Guardia Nacional y el mío, dueño del periódico LA PRENSA”.

De arriba abajo: Pedro Joaquín, Ana María, Ligia, Xavier y Jaime Chamorro. LA PRENSA / Cortesía familia Chamorro.
De arriba abajo: Pedro Joaquín, Ana María, Ligia, Xavier y Jaime Chamorro. LA PRENSA / Cortesía familia Chamorro.

Poco tiempo después Somoza García (padre de los Somoza Debayle) comenzó a enriquecerse con rapidez y un niño Pedro Joaquín, según cuenta él mismo, expresó sus “dudas acerca de los negocios que hacía el General”, y esas discusiones terminaban en empujones o golpes, dependiendo de qué versión se lea. Anastasio, en su libro Nicaragua Traicionada, jura que “como niños tuvimos muchas peleas, pero en nuestras peleas de infancia a puñetazos, Chamorro nunca me ganó. Yo siempre gané”.

De los hermanos Chamorro Cardenal viven doña Anita Chamorro de Holmann y don Jaime Chamorro Cardenal. Doña Anita suele estar en LA PRENSA por la mañana y don Jaime por la tarde. Él era 10 años menor que Pedro y cuenta que cuando el padre de ambos murió, su hermano adoptó una posición como de guía. “Pedro era amable y sencillo. Y muy bromista. Le encantaba dar muchas bromas”.

Por la diferencia de edades, Pedro Joaquín pasó más tiempo con doña Anita, que recuerda así a su hermano: “Le gustaba mucho ir a pescar al lago (de Managua). Cuando estaba bastante niño iba con unos primos. También le gustaba el deporte. Más grandes íbamos a los juegos de beisbol y llevábamos un termo con ginebra y jugo de naranja. O también comprábamos cerveza”.

Pedro Joaquín Chamorro en su primera comunión. LA PRENSA/ Cortesía familia Chamorro
Pedro Joaquín Chamorro en su primera comunión. LA PRENSA/ Cortesía familia Chamorro

Además de ver beisbol, jugaba tenis, ping-pong y ajedrez e insistía en que sus hijos siguieran esas costumbres. Otra pasión suya era navegar, pero más que nada ir en el barco con amigos, disfrutar del paisaje y “tomarse sus traguitos y ponerse a politiquear”, dice su hija Claudia. Este último ejercicio, claro, lo hizo muchos años en “La Oficina”, un cuarto que parece un museo en la casa de doña Violeta Barrios, en el reparto Las Palmas de Managua.

Un escritorio de madera lujosa decorada con monedas de colección que perteneció a un pariente de doña Violeta, mecedoras de madera por un lado, sillones por otro, decenas y decenas de cuadros y documentos en las paredes, pistolas de dos siglos, espadas quizás de tres… El salón acogió a Edmundo Jarquín Calderón, Domingo Sánchez Salgado, Luis Sánchez Sancho, Carlos Holmann Thompson, Hernaldo Zúñiga Montenegro, Pablo Antonio Cuadra, Edgar Macías, Rafael Córdoba Rivas y Pedro J. Quintanilla.

Pedro Joaquín Chamorro en su bachillerato. LA PRENSA /Cortesía familia Chamorro
Pedro Joaquín Chamorro en su bachillerato. LA PRENSA /Cortesía familia Chamorro

Otra forma de hacer periodismo

Cuando estudió en México, Pedro Joaquín Chamorro trabajó en un periódico mexicano llamado La Nota Roja, que era típicamente amarillista. Y ese amarillismo, cuenta el historiador y periodista Nicolás López Maltez, Pedro Joaquín lo introdujo en LA PRENSA.

“Uno de los primeros casos fue el llamado ‘Milagritos Cuarezma’, una niña que supuestamente fue asesinada por una mujer llamada Olga Vega y la hizo nacatamales que luego vendió en su barrio y los vecinos se los comieron. Ningún otro periódico pudo encontrar que esos hechos eran realidad ni en la Policía ni en el barrio donde supuestamente sucedieron, pero la línea editorial ya estaba cambiada. Y Chamorro Cardenal la intensificó hasta convertirse en el máximo adversario de los Somoza”.

Estos cambios, sin embargo, no transformaron necesariamente al periodismo en Nicaragua. “No creo que lo haya cambiado, pues nadie imitó el estilo ni las características políticas de Chamorro Cardenal. Ni había espacios para cambiarlo, pues LA PRENSA era el único periódico que sobrevivió cuando los Somoza fueron aniquilando los otros”, explica López Maltez.

Por su parte, el historiador Bayardo Cuadra añade que Pedro Joaquín también se preocupó por contratar a periodistas buenos, “ágiles”. Uno de ellos, según Cuadra, era Agustín Fuentes.

“Muchos acusan a Pedro Joaquín de que él convirtió a LA PRENSA en un periódico amarillista. Que se volvió en un abanderado de capitalizar el sentimiento de horror, de curiosidad de esta niña que murió en circunstancias muy extrañas. A partir de entonces el tiraje de LP comenzó a subir rápidamente y ningún otro diario pudo competir. Se convirtió en el periódico más leído”, comenta Cuadra.

La Oficina”, donde Pedro Joaquín se reunía con sus amigos para politiquear. LA PRENSA / Óscar Navarrete
La Oficina”, donde Pedro Joaquín se reunía con sus amigos para politiquear. LA PRENSA / Óscar Navarrete

La política

“Nicaragua volverá a ser República”. El lema de su padre parece fascinar a Pedro Joaquín Chamorro Barrios. Lo analiza en dos tiempos. Primero, república, del griego “cosa pública” y “no privada”. “Nicaragua es una cosa privada, de una familia. Su propio Ejército, su propia Policía, los negocios entre familias”, explica. Y lo segundo: la palabra “volverá”.

“Volverá, porque quiere decir que un día lo fue. Lo más parecido fue esa época de los 30 años conservadores”, expresa el quinto Pedro Joaquín Chamorro del linaje que comenzó en el siglo XIX.

En diciembre de 1974 Pedro Joaquín Chamorro (padre) fundó la Unión Democrática de Liberación (Udel), uniendo a diversos partidos políticos y sindicales para organizarse frente a la dictadura somocista. En Udel había conservadores, liberales, socialcristianos, socialistas… Todos tenían voz y voto para establecerse contra el régimen. Incluso, y aquí hay dos versiones, el doctor Chamorro tenía cierta relación con el Frente Sandinista. De hecho, se sabe que planeaba reunirse con una comitiva del Grupo de los Doce (intelectuales, empresarios sacerdotes y civiles que apoyaban al Frente) de la tendencia tercerista del Frente. Incluso firmó un libro a Sergio Ramírez Mercado, quien encabezaba a Los Doce, con la inscripción: “Sergio, un abrazo del posible número 13”.

Su hermano menor, don Jaime Chamorro, cuenta que para 1976, cuando el doctor fue a Estados Unidos para recibir el prestigioso premio de Periodismo María Moors Cabot, “llegó en el Telex un pronunciamiento de Los Doce. Entonces yo comienzo a leérselo a Pedro por teléfono y a la mitad se puso furioso y dijo: ‘¡¿Qué creen estos jodidos?!’ Y bang, bang, bang, no me dejó ni terminar de leerlo”.

Don Jaime cree que su hermano nunca hubiese aceptado la forma de gobierno que siguió al triunfo de la Revolución Sandinista. Una vez escribió en un editorial: “Sandino era nacionalista, pero nunca comunista”.

Para su hija Claudia, los 10 de enero son cada vez más duros. Lo dice por el presente de Nicaragua. Cree que nada ha cambiado desde los años en que su padre luchaba por la democracia, la alternabilidad, la no reelección, la separación de poderes, la institucionalidad. Mientras anda por su casa, recordando a través de cuadros lo que dejó su padre en la historia de Nicaragua, se distrae con una Biblia que descansa sobre una mesa de vidrio en la terraza. Es la Biblia del doctor. De su papá. Ella la pidió después de su asesinato y nunca cambió de lugar el marcapáginas. Pedro Joaquín Chamorro tenía el libro sagrado abierto en el salmo 108. 6-13. Era como una premonición, que rezaba: “Plegaria pidiendo ayuda contra el enemigo”.

Dedicatoria de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal a Sergio Ramírez Mercado: "Sergio, un abrazo del posible número 13 P.J.C.". LA PRENSA / Cortesía de Sergio Ramírez.Dedicatoria de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal a Sergio Ramírez Mercado. LA PRENSA / Cortesía de Sergio Ramírez
Dedicatoria de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal a Sergio Ramírez Mercado: “Sergio, un abrazo del posible número 13 P.J.C.”. LA PRENSA / Cortesía de Sergio Ramírez.Dedicatoria de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal a Sergio Ramírez Mercado. LA PRENSA / Cortesía de Sergio Ramírez

Ocho curiosidades de PJCh

1. Mascotas. Tenía dos pastores alemanes, Katanga y Kazongo, y decía que protegían a su esposa, Violeta. Para probarlo, con humor, decía a amigos o familiares que le alzaran la mano a ella y los perros saltarían sobre quien lo hiciera.
2. Afecto. En los cumpleaños, según su hija Claudia, su forma de expresar cariño era decir, de repente, a cualquier hora: “¿Ideay? ¡Estás de cumpleaños!” Y ¡jua! Pegaba una palmada.
3. Dibujos animados. Los lunes, cuando llegaba a almorzar a casa, pasaba comprando pasquines y luego de comer leía Batman y Robin, Superman, La Pequeña Lulú, Archie y demás. Y cuando los terminaba se los daba a sus hijos.
4. Biblia. Solía escribir extractos de la Biblia en sus editoriales que quedaban al dedillo con sus temas. Cuando Claudia le preguntó si conocía ese libro de memoria, le enseñó un índice preciso.
5. Automóvil. Un día, cuando iba a clases de tenis, su carro se dañó y tuvo que usar el Mercedes de su hijo mayor (que fue regalo de bodas). No quería, porque los distribuía la familia Somoza, pero al regresar le dijo: “En realidad… ¡Este carro es un tanque!”
6. Propósito de vida. Decía que un hombre debe hacer tres cosas para realizarse: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro.
7. Vino. Plantaba uvas en su casa y trató de hacer un vino llamado El Habanero Pedro, pero “¡era horrible!”, según su hijo Pedro Joaquín, aunque eso nunca se lo dijo.
8. Guerrillero. Inspirado por el triunfo de la Revolución Cubana, viajó a Cuba para buscar apoyo de Fidel Castro para derrocar a Somoza. Fidel lo remitió al Che Guevara y este le negó la ayuda.

A Pedro Joaquín le encantaba recorrer los barrios de Managua en motocicleta. LA PRENSA / Cortesía familia Chamorro
A Pedro Joaquín le encantaba recorrer los barrios de Managua en motocicleta. LA PRENSA / Cortesía familia Chamorro

El asesinato de Pedro Joaquín Chamorro

La muerte de un periodista levantó a todo un pueblo y derrocó una dictadura. A 39 años de su asesinato, aún hay dudas sobre quién mandó a ejecutarlo.

Sabían que esta vez Pedro Joaquín Chamorro Cardenal iba solo conduciendo su Saab café y pusieron en marcha el plan acordado. Lo sabían porque la mañana del martes 10 de enero de 1978 habían estado vigilándolo a una cuadra al norte de su casa en Las Palmas, esperando su salida hacia el diario LA PRENSA, del cual era director.

No era la primera vez que tenían como propósito seguir a Chamorro Cardenal y matarlo. Su hermana, Ana Chamorro, recuerda que días antes también lo habían seguido, pero Chamorro conducía acompañado y por eso no habían podido llevar a cabo el asesinato.

Cinco minutos antes de las 8:00 Edmundo Jarquín llamó a Chamorro para confirmarle que se verían en el diario. “Yo lo llamé porque quería estar seguro que iba a ser puntual, porque el día anterior cumplía 78 años doña Margarita Cardenal, su madre, e iba a haber tragos, una cena familiar”, contó Jarquín a la revista Magazine.

—¡Nos vemos!, voy saliendo, si llegás antes que yo, te sentás en mi escritorio y te volteás a la izquierda y vas a ver en la máquina que está metido (un documento) en letra roja, andá chequeándolo —le orientó Chamorro. Y salió agarrando la Carretera Sur para después llegar a los escombros.

Los cuatro culpables

Dos carros persiguieron el Saab del periodista. “Esto se acaba hoy”, habría dicho Silvio Peña, orquestador del asesinato, según las declaraciones de los indiciados ante la Primera Judicatura de la Policía de Managua.

Cuando llegó a los escombros, uno de los carros que perseguía a Chamorro se le cruzó por delante al Saab café que el periodista había comprado unos días antes. Este se montó sobre la acera y chocó contra un poste, mientras que al vehículo de los asesinos se le desprendió un cable del borne de la batería por el impacto.

Aseguran los informes de la Policía que del carro averiado se bajó un hombre moreno de ojos pequeños y frente amplia. Se llamaba Domingo Acevedo Chavarría, era originario de El Porvenir, León, y se decía que el miedo no tenía cabida en él.

Silvio Peña se había encargado de urdir el plan y buscar a los hombres indicados para llevarlo a cabo. Primero buscó el financiamiento. Les pidió dinero a los enemigos de Pedro Joaquín Chamorro. Prometía discreción, ningún escándalo y además los implicados estarían protegidos por un funcionario del entonces presidente Anastasio Somoza Debayle.

El cuarteto de culpables estaba compuesto por Silvio Peña, quien era el enlace directo con los autores intelectuales del crimen; Harold Cedeño y Silvio Vega, el cambista que contrató al matón: Domingo Acevedo Chavarría.

A escopetazos

Domingo Acevedo Chavarría se bajó del vehículo con una escopeta 12, marca Gevelot, número 43603, en la mano. Se acercó a la ventana derecha del auto del periodista y a través del vidrio le disparó tres escopetazos que le impactaron el rostro, abdomen, pecho y hombro. Chamorro cayó ensangrentado sobre el timón.

Acevedo quiso huir en el carro que Vega conducía, pero este no encendió por el cable de la batería que providencialmente se había soltado. Silvio Peña tuvo que pasar buscándolos en otro vehículo, para ir a dejar al sicario encargado de disparar a su natal León.

Pero el Toyota Corona Mark II, color verde oscuro, que era propiedad de Silvio Peña y que quedó en la escena del crimen, fue clave para atrapar a los culpables. Según relata el libro Los días de Somoza, del periodista Fabián Medina Sánchez, “diversas patrullas de la Guardia Nacional se movilizaron para lograr la captura de los asesinos materiales”.

Cuando Pedro Joaquín Chamorro Barrios llegó a la escena del asesinato de su padre, alcanzó a ver la ambulancia trasladando el cuerpo del periodista. “Reconocí el Saab y paré mi vehículo y me fui corriendo para ver qué había pasado. Cuando llego me toca ver aquel cuadro espantoso todo lleno de sangre”, relata Chamorro, quien se apresuró a seguir la ambulancia que trasladaba el cadáver de su padre hasta el Hospital Oriental, hoy Manolo Morales. A Chamorro Barrios le tocó reconocer el cadáver de su padre y le entregaron las pertenencias de este.

Pedro Joaquín Chamorro Cardenal estaba en la mira de muchas personas. Se había convertido en la cara de la oposición al somocismo y a través de LA PRENSA denunciaba los actos de corrupción de Somoza y sus allegados. “El asesinato de Chamorro provocó estallidos de violencia contra la Guardia Nacional” y las propiedades de la familia Somoza, a quien se le achacaba de estar detrás de los asesinos que estaban siendo juzgados”, relata Medina en su libro.

El mismo día de su muerte, por ejemplo, manifestantes con fotografías del periodista quemaron el edificio de Plasmaféresis, una empresa que compraba sangre a los borrachos y a los mendigos en la que el cubano-americano Pedro Ramos era socio de Somoza, lo cual había sido denunciado en LA PRENSA.

“Le extraían el plasma a la sangre de picaditos y luego le volvían a inyectar la sangre sin plasma. Ese plasma era patentado en Miami y seguía siendo caro. Era un negocio redondo, aquello parecía un hospital de Drácula. A los picaditos les daban por una pinta, que es más o menos medio litro de sangre, el equivalente a tres dólares y medio, unos 25 córdobas”, habría dicho a la revista Magazine el exjefe de Redacción de LA PRENSA y fundador de El Nuevo Diario, Danilo Aguirre Solís. El 14 de enero de 1978 Silvio Peña incriminó a Pedro Ramos en sus declaraciones. Aseguró que le habría pagado 50 mil dólares para que mataran a Chamorro. Ramos salió de Nicaragua un día antes de la muerte de Chamorro Cardenal.

Sin embargo, el asesinato del director de LA PRENSA, narra Medina, “se convirtió en el detonante de la insurrección del pueblo nicaragüense que masivamente apoyó al Frente Sandinista hasta el derrocamiento de la dictadura el 19 de julio de 1979”, lo cual ha sido utilizado para acusar al Frente Sandinista de estar tras el crimen.

“Según las memorias de la viuda de Chamorro, la expresidenta Violeta Barrios, Peña reveló en sus primeras declaraciones que tras el complot estaba Cornelio Hüeck, quien había acusado a Chamorro por injurias y calumnias; Pedro Ramos, Fausto Zelaya, denunciado por corrupción en la presidencia del Banco de la Vivienda”, narra la revista Magazine.

La misma tarde del 10 de enero de 1978 el diario LA PRENSA corrió por las calles señalando a los Somoza como los responsables del crimen. Entre lamentos y fuego, esa tarde en Managua un pueblo entero empezaba a levantarse en contra de una cruel dictadura. El titular del diario fue histórico: ¡Mandaron a asesinarlo!

Pedro Joaquín Chamorro Cardenal sabía que querían matarlo, sabía que decir la verdad le costaría caro. El 9 de enero de 1978 tomó relevancia en su historia una frase que leyó en una agenda que le habían regalado, Chamorro marcó con una flecha la frase del día que traía su agenda. “Pensemos qué pasaría si este fuera el último día de mi existencia”, rezaba.

La última fotografía tomada a Pedro Joaquín Chamorro (derecha), fue junto a Edmundo Jarquín, el 8 de enero de 1978, dos días antes de su muerte. LA PRENSA/ Cortesía familia Chamorro
La última fotografía tomada a Pedro Joaquín Chamorro (derecha), fue junto a Edmundo Jarquín, el 8 de enero de 1978, dos días antes de su muerte. LA PRENSA/ Cortesía familia Chamorro

¿Quién mató a Pedro Joaquín Chamorro?

“Hay mucha gente que cree que fue lo que más les ayudó (a los sandinistas), porque logró que un sector de la sociedad que no quería involucrarse con ellos los viera como el principal vehículo para deshacerse del gobierno liberal. Anastasio Somoza Portocarrero, “El Chigüín”.

“A nadie de la familia se le ocurrió pensar que no había sido un complot en el seno del régimen somocista. Aun siendo anti-Ortega, en la actualidad FSLN, sería una gran injusticia histórica, una distorsión bestial, tratar de culpar al FSLN por la muerte de Pedro Joaquín Chamorro”. Edmundo Jarquín, revista Magazine 2008.

“Yo creo que los que tuvieron más que ver con la muerte de él fueron los sandinistas. Esos eran los que ganaron por la muerte de él. Pero no les gusta que les digan, pero así fue. Pedro Ramos le había escrito una carta (a Jaime Chamorro Cardenal), le juraba que no había sido él. Que no había tenido nada que ver con esa muerte”. Ana Chamorro Cardenal, hermana menor de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal.

“Francamente no llegué a pensar yo que lo iban a matar, porque Somoza no lo hubiera matado. Él no lo mató. Somoza no era ningún estúpido. Los Somoza le echaron la culpa a Pedro Ramos (…). Yo no creo que fue Pedro Ramos, esa es la verdad. Y Somoza seguro que no”. Jaime Chamorro Cardenal, hermano de Pedro Joaquín Chamorro.

“Yo tengo la convicción de que Somoza no estaba enterado. De que Silvio Peña Rivas es el principal instigador, el promotor del asesinato de mi padre, porque vio una manera fácil de hacer dinero”. Pedro Joaquín Chamorro Barrios, hijo mayor de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal.

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COMENTARIOS

  1. Mauricio Davila Wills
    Hace 7 años

    En mis años de teenager, recuerdo una famosa frase de Pedro Joaquin Chamorro Cardenal:

    “Cada quien es dueño de su propio miedo”, tan famosa como otras que el periodista dijo.

  2. Pronóstico
    Hace 7 años

    En la decada de los 70’s tanto algunos seguidores de Farabundo Martí como algunos de Augusto Sandino, planificaron(en la isla de los dinosaurios) el mismo método para subir al poder por medio del asesinato, la historia se ha encargado de escribir los resultados y al mismo tiempo desenmascarar sus origenes ideológicos porque de manera muy tonta han tratado de imponer el castrismo comunismo en nuestros países condenado al fracaso como en la Venezuela de Maduro.

  3. Martha Patricia Molina
    Hace 7 años

    En la Nicaraguua de hoy necesitamos más personas como Pedro Joaquín Chamorro.

  4. El Leones
    Hace 7 años

    Es un héroe que dió su vida para que el FSLN fuera reconocido por las oligarquías granadinas, managuenses y leonesas. De otra forma el Frente seguiría siendo una banda de radicales que nunca hubiera alcanzado el poder. Tremendo el plan de Fidel Castro para aglutinar las fuerzas opositoras a Somoza: La eliminación de PJCH para achacarselo a Somoza al cual no le convenía la muerte de PJ. Elemental mi querido Watson, elemental.

  5. Ramon Salgado Valle
    Hace 7 años

    Muy bueno el reportaje. Pero, ¿por qué, ni siquiera se menciona la teoría del periodista Ignacio Briones Torres? Éste sostiene que el FSLN, fraguó la muerte de PJCH. Su tesis fue publicada en cinco partes en Bolsa De Noticias. No olvidemos que Briones Torres, no era somocista, sino sandinista.

  6. el carolingio
    Hace 7 años

    Por aquel entonces se decian tambien muchas cosas respecto a quienes serian los responsables de su muerte, pero al igual que hoy el pueblo nunca se equivoco de quienes son los culpables de los crimenes y latrocinios de una dictadura. Hablando del amarillismo de La Prensa, era visto que los unicos que llamaban amarillista a La Prensa eran los del diario de los somozas “Novedades”, en el cual era bien conocido Nicolas Lopez Maltez como fotografo del mismo. Este Enero hay tantas fechas para recordar y dolorosas por cierto como es la del proximo 26 de Enero que se cumpliran 50 aniversarios de la masacre del pueblo frenta al Banco Nacional (actual asamblea) llevada a cabo por la guardia somocista por razones de protesta del pueblo en contra de Somoza por no llevar a cabo elecciones librfes y transparentes con el fin de elegirse la dictadura de forma perpetua, y por mi parte a 39 aniversarios de la muerte del heroe y martir rindo un verdadero homenaje a ese grasn hombre del pueblo Pedro Joaquin Chamorro Cardenal y que su ejemplo no sirva a todos para no perder la esperanza de que Nicaragua algun dia volvera a ser Republica

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