A juicio del exdiplomático Bosco Matamoros, Ortega preside un gobierno autoritario que califica de híbrido, aduciendo que si bien es cierto que se han reducido los espacios democráticos, aún existen espacios políticos para debatir, los cuales, la oposición y el sector empresarial han desaprovechado por una falta de visión de nación.
“Yo rechazo la tesis de que sea solamente Ortega el responsable de la crisis del país. Aquí hay otros actores, el sistema político opositor, la empresa privada y la sociedad civil, también son responsables”, sostiene Matamoros.
El exdiplomático dice que la salida a la crisis política es una concertación de todos los actores políticos y económicos, para impulsar una reingeniería del Estado.
“Desde mi punto de vista si tuviéramos una visión estratégica de parte de los llamados actores políticos de oposición, de parte de la sociedad civil, de parte del sector empresarial, las condiciones generales del país serían diferentes”, asegura el exdiplomático.
Por otro lado, señala que aunque Ortega está aislado de la comunidad internacional, cree en el pragmatismo y la capacidad política del líder sandinista, para dar una respuesta en los momentos de presión, a como lo hizo —según Matamoros—, con los acuerdos de Sapoá y Esquipulas en los años ochenta, así como aceptar los resultados de su derrota electoral en 1990.
“Se tienen que crear condiciones políticas en Nicaragua. Ortega tiene capacidad política, conoce los tiempos políticos, es pragmático y estoy seguro que sabrá dar una respuesta a la crisis política; pero yo creo que la respuesta es una concertación con todos los actores políticos”, según hipótesis de Matamoros, exembajador del expresidente Enrique Bolaños, en Europa.
Un período muy díficil
A juicio del analista político Oscar René Vargas, Ortega asume un periodo de gobierno muy difícil, sobre todo por la falta de legitimidad, por la contracción económica y por la falta de amigos ante la comunidad internacional.
“El único instrumento que tiene Ortega para contrarrestar el aislamiento internacional es abrir los espacios políticos internos; hacer cambios en los poderes del Estado y permitir las movilizaciones sociales. Es decir, abrir espacios. Para Ortega sería contraproducente mantener los espacios cerrados. Tampoco la solución a sus problemas va a ser la represión como hasta la fecha lo ha hecho. La prueba fue el 30 de noviembre y los 52 retenes (la represión contra campesinos anticanal) asegura Vargas, también sociólogo.
Murillo, factor negativo
Vargas considera que el ascenso de Murillo al poder, además de concentración de poder en la familia, provoca fisuras a lo interno del Frente Sandinista, causando una imagen más negativa para Ortega, en un año de elecciones municipales.
“Su nombramiento creó al interior del partido de gobierno mayores fisuras no fue un elemento de amalgamar la militancia. Ese es otro elemento negativo de Ortega de cara a las elecciones municipales”, argumenta el sociólogo.
Apuesta al control
Para el también analista político, Eliseo Núñez, Ortega apuesta al control interno de la oposición con gente controlable y poco creíble.
En su relación con Estados Unidos, Núñez asegura que Ortega vende la idea que solo él puede controlar el crimen organizado, pero “eso está lejos de ser un acto de buena fe”, asegura.
“En materia electoral él pretende ceder lo menos posible, dejando jugadores que pueda controlar y manipular, es decir pretende llevar al siguiente nivel su política de rehenes y no es raro que ensaye un diálogo político con sus rehenes políticos”, estimó el también exdiputado opositor.
