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comandantes

Nicaragua sin amigos

¿Qué amigos le quedan al gobierno de Nicaragua además del Alba? Si atendemos a los hitos de la política exterior nicaragüense en los últimos años, la cosa no pinta bien

¿Una estrategia de política exterior? Seguramente la hay, ¿pero cuál? Ante la recesión de Cuba, el fin del mandato de Correa en Ecuador, el intento dudoso de reelección de Evo en Bolivia y el caos de la presidencia de Maduro, que cada vez pierde más apoyos, queda ya poco del sueño de Chávez. Financiado por una de las materias primas de la economía de mercado (el petróleo), el Alba se deteriorará consumido por su propia debilidad y contradicción. Si cae el precio del petróleo, ¿cae el “socialismo del siglo XXI”?

¿Qué amigos le quedan al gobierno de Nicaragua además del Alba? Si atendemos a los hitos de la política exterior nicaragüense en los últimos años, la cosa no pinta bien: pleitos territoriales y a cambio concesión canalera a un empresario chino traído por la familia-presidente; extrañas relaciones militares con la Rusia de Putin, cierre de fronteras al paso de migrantes hacia el norte; desconfianza ante el proceso electoral. Y si uno revisa las escasas publicaciones sobre Nicaragua en los grandes medios de información internacional, el saldo es triste con respecto a las autoridades políticas del país.

Para Nicaragua, qué duda cabe, el período de Chávez fue muy beneficioso. Independientemente de que nadie en el gobierno se sienta obligado a rendir cuentas, lo cual dificultará el análisis a posteriori de si se perdió o no una oportunidad para un mayor desarrollo. Pero ahora, cómo diversificar más el grueso de la cooperación internacional para que redunde en las áreas principales para el desarrollo.

Nicaragua fue mimada por la cooperación durante algunos años. Si bien no ha dado todos los frutos que se pretendía, es indudable su impacto. Gracias, por ejemplo, a la transformación de La Chureca y el trabajo social coordinado con las autoridades municipales y los líderes comunitarios, no solo se ha transformado un barrio de miseria en un entorno digno, sino que se ha recuperado un espacio histórico para toda la capital. Eso solo fue una muestra de las consecuencias directas e indirectas de la cooperación internacional. ¿Se imaginan lo que podría suceder si hubiera proyectos de ese calado en una de las áreas más débiles del país: el nivel educativo?

No es comprensible cómo no se ha profundizado en ello dentro de la política de cooperación. Nicaragua podría convertirse en el mejor laboratorio para una inversión masiva internacional coordinada con un plan nacional de calidad educativa. Demostraría así la premisa defendida por tantos: que la educación es el motor del desarrollo. Sería la única alternativa a la de un país de maquilas o mano de obra barata y, a veces, enferma (como en el caso de Chichigalpa). Mano de obra de la que se sirven no solo los empresarios extranjeros sino, y esto es más doloroso, los propios empresarios nicaragüenses. Esperar que pasemos del infierno al paraíso con sueños como los de un canal, sin una estrategia intermedia y más realista, parece un plan creado desde la dejadez, el engaño y el desprecio.

Nicaragua no sufre una guerra ni tiene enemigos grandes en el exterior. Y paradójicamente es la hora en que tiene menos amigos, si atendemos a las noticias internacionales o a indicios como las delegaciones que asistieron a la toma de posesión. Y eso no facilita que el país trabaje de verdad en una agenda de cooperación y desarrollo integral. Y en política, como en la vida, hay que hacer amistades en todos lados.

Miles de nicaragüenses emigran al exterior para ayudar a sus familias. Es la única salida para un país pequeño y con un retraso económico y productivo de décadas. Y estos sufren el desgarro de la distancia, el trabajo duro y, muchas veces, los sinsabores de tener que empezar de cero y hacer de todo para enviar la ayuda necesaria. Es hora de que la familia-presidente también haga un esfuerzo al mismo nivel que sus migrantes. ¿Pero quién los recibe fuera del Alba?

El movimiento político global se debate nuevamente entre autoritarismo y democracia. Navegar por ese mundo no será nada fácil, y menos para un país en busca de solidaridad y profesionalidad para el desarrollo de su pueblo. Ese perfil humano y verdaderamente concreto sería una linda batalla que Nicaragua podría abanderar. Pero primero, amigos: hay que hacer amigos. Y estos ¿dónde están?

El autor es periodista.
[email protected].
@sancho_mas

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