El 1 de diciembre de 1974, no asistieron a la toma de posesión presidencial de Anastasio Somoza Debayle, los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN). Igual ocurrió este 10 de enero con los obispos actuales que no asistieron a la investidura del presidente y la vicepresidenta designados por el poder electoral, Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, lo que para la teóloga María López Vijil, es un “hecho muy significativo”.
“Resistencia pasiva”
Hace 43 años, la ausencia de los obispos de la CEN significó el rechazo a la reelección de Somoza Debayle. Para López Vigil, esta ausencia en la toma de posesión de Ortega y Murillo, es una “resistencia pasiva” a la ilegalidad que implica este nuevo período de gobierno.
El cardenal Leopoldo José Brenes y los obispos de la CEN “se abstuvieron de participar en un acto que dio continuidad a la farsa electoral y a la cadena de ilegalidades que la precedió”, analizó López Vijil.
“Los obispos hicieron una resistencia pasiva acorde con la que hicimos el 6 de noviembre absteniéndonos de acudir a votar”, agregó López Vigil, en alusión a las votaciones pasadas, caracterizadas por la abstención electoral, evidente en la rala participación ciudadana en los 4,308 Centros de Votación (CV) instalados a nivel nacional y lo que fue considerado una farsa electoral por la oposición política y por las organizaciones de la sociedad civil.
Ortega cumplió 10 años en el poder de manera consecutiva este 10 de enero e inició un nuevo período de cinco años. A estos se suman los cinco años que gobernó desde 1985 hasta 1990 cuando fue derrotado por Violeta Barrios de Chamorro.
Mientras que Anastasio Somoza Debayle estuvo 10 años alternos (de 1967 a 1972 y luego de 1974 a julio de 1979).
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Obispo Mata: “Se ha instaurado una dinastía”
Durante la toma de posesión del matrimonio Ortega-Murillo, el presidente designado habló de unidad en el país, logro que se atribuyó; sin embargo, el obispo y miembro de la CEN, Abelardo Mata Guevara, le recordó al caudillo que lo que ha hecho es instaurar una dinastía.
“¿Qué entiende el primer ciudadano impuesto ahora por la fuerza del fraude por unidad nacional? ¿Darle validez a un proyecto de nación que no va acorde con los intereses de nuestra República que nació bajo el horizonte de la democracia representativa? Si en su momento los nicaragüenses le dieron ilusamente el voto a este señor que pedía una nueva oportunidad, no era para verlo estabilizarse en el poder contra toda ley y moral, ni para llegar adonde estamos: la instauración de una nueva dinastía”, criticó el obispo de la Diócesis de Estelí.
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Llama a que tengan piedad con el país
Monseñor Mata llamó a la comunidad internacional a tener piedad de Nicaragua, “que puedan ayudarnos, que tengan compasión de este pueblo que tiene derecho a soñar con un futuro mejor para sus hijos. No queremos equilibrios políticos ni componendas; sino la verdad y la justicia”, expresó.
El prelado expresó que la única salida a la crisis política que vive Nicaragua es a través de un diálogo nacional, el cual los obispos le solicitaron personalmente a Ortega, en mayo de 2014, pero que el caudillo sandinista jamás respondió.
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Cardenal fue invitado
El cardenal Leopoldo Brenes dijo a LA PRENSA que fue invitado a la toma de posesión, pero no asistió porque no va a actos de ese tipo, según expresó. En 2007, cuando Brenes era arzobispo de Managua, participó en la investidura de Daniel Ortega, pero explicó que fue una decisión de la CEN que asistiera.
El cardenal también dijo a LA PRENSA que no ir a la toma de posesión fue una decisión de conciencia, como la decisión de votar el pasado 6 de noviembre.
La noche de la toma de posesión, el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, confirmó en un mensaje de Twitter que “ninguno de los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (estaba) en la plaza de la Revolución”. Y en un siguiente tuit reflexionó que “hay épocas en que la historia deja de ser real pues los acontecimientos que se viven son una vuelta al pasado”.
En mayo de 2014, los obispos de la CEN entregaron una carta al gobierno de Ortega, en la cual expusieron su preocupación por los problemas sociales, políticos y económicos del país, incluso, la violencia política, el autoritarismo y la concentración de poder, sin embargo, el caudillo no atendió las demandas de los obispos.