Sus 15 capítulos nos llevan por un camino de luchas y de sueños logrados, como una película retrospectiva que a sus ochenta años ordena sus recuerdos y los reúne.
El sustantivo ciudadano tiene su origen etimológico del latín, que es perteneciente a la ciudad, aunque Carlos Tünnermann es perteneciente especialmente a las ciudades de Managua y León, es también un ciudadano ilustre de Nicaragua.
Desde su ámbito individual ha aportado significativamente al desarrollo educativo. Como ejemplo, estuvo al frente de la Campaña Nacional de Alfabetización en 1980, o cuando fue el primer secretario general del Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA) entre los años de 1959 y 1964.
Su autobiografía es una descripción espontánea, esencialmente emotiva y expresiva, de un ciudadano que desde su labor pública hilvana sus pensamientos.
Afirma: “De ahí que estas Memorias enfaticen sobre lo que significaron en mi vida las responsabilidades de las posiciones académicas y políticas que asumí en mis casi 60 años de servicio público y docente”.
En estas memorias el tiempo histórico juega un papel rector que une todos los capítulos, aunque está matizada por los recuerdos y por el ayer, su organización está concebida desde una perspectiva del presente para lograr una reinterpretación de su vida.
Es también un examen de conciencia, los momentos claves de su vida ciudadana, de aciertos y compromisos, de tomas de decisiones ante las diferentes encrucijadas.
Creo que la mejor valorización sobre las memorias es la del historiador y filósofo alemán Wilhelm Dilthey, cuando afirma: “La autobiografía es la forma suprema y más instructiva en que se nos da la comprensión de la vida”.