El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) se mantiene hermético y aún no aclara sobre el móvil del múltiple crimen descubierto la mañana del jueves en Liberia, Guanacaste, al norte de Costa Rica.
“Nosotros no nos vamos a referir (al caso), los compañeros (investigadores) apenas están trabajando en el sitio recabando testimonio, pruebas, esperando resultados de (autopsias de la) morgue, todavía no tenemos nada nuevo que comunicar”, informó el OIJ tras consultas del Diario LA PRENSA.
El barrio La Victoria, de Liberia, despertó con la trágica noticia del asesinato de cinco jóvenes universitarios, de los cuales, cuatro son de origen nicaragüense, según las autoridades costarricenses.
Las víctimas son identificadas como: Joseph Briones Solís (tico, hijo de nicaragüenses); Dayana Vanessa Martínez Romero (nació en Nicaragua y vivía con los abuelos en Costa Rica); Stephanie Hernández García (costarricense); Ingrid Massiel Méndez Serrano (costarricense, hija de nicaragüenses); y Ariel Antonio Vargas Condega (nació en Nicaragua).
OIJ cifra esperanzas en sobreviviente
Anayelis Hernández, de 14 años, fue otra de las víctimas pero sobrevivió a una herida en el cuello. Permanece delicada de salud en el hospital Edgardo Baltodano, Liberia, y se ha convertido en la testigo clave del caso. El OIJ cifra las esperanzas en que se recupere para poder entrevistarla. Antes, deberá someterse a un proceso de terapia con sicólogos.
El OIJ cuenta además, con un audio de una de las fallecidas, en el que le pedía al victimario antes de ser atacada, que no le hiciera daño.
No obstante, oficialmente el OIJ no quiere referirse a elementos de prueba o hipótesis de la investigación. “Precisamente no queremos hablar de eso para no dar pistas a los sospechosos o personas involucradas. No se sabe de sospechosos, no nos vamos a referir en ese sentido”, dijo el OIJ.
Degollados en una habitación
La escena fue descubierta al amanecer el jueves. Los cinco fallecidos estaban en un solo cuarto, con heridas de cuchillo en el cuello, es decir, degollados.
Veinticuatro horas después del descubrimiento, familiares de las víctimas retiraban los cuerpos de la morgue judicial, en San Joaquín de Flores, Heredia, para darles cristianas sepulturas. Tres en Upala y dos en Liberia.
El cuerpo de Vargas Condega fue retirado de la morgue por su hermano Róger: “¡Ni sabía que mi hermano estaba ahí! ¡Él no tenía que haber estado ahí! Yo no me relacionaba mucho con las amistades de mi hermano. No sabemos qué pasó, no nos han dicho nada. Su único vicio era bailar, lo conocen en Liberia porque bailaba. Nunca se metió en drogas, era el más sano de la familia”, lamentó el hermano de la víctima, al medio digital Costa Rica Hoy.
“No lo podían reconocer porque él había dejado la cédula en la casa. Fuimos a la escena del crimen a hablar con los del OIJ, a decir que tal vez era mi hermano”, añadió.
Ariel Antonio, Róger y otro hermano más vivían en Liberia. Su madre vive en San José. Estos jóvenes son originarios de la comunidad de San José del Sur, en la isla de Ometepe, departamento de Rivas.