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Daniel Ortega, Rosario Murillo, Nicaragua, FSLN

Daniel Ortega gobierna en Nicaragua junto a su esposa, Rosario Murillo. LA PRENSA/O. NAVARRETE

El estilo de poder con el que Daniel Ortega gobierna Nicaragua

Después de asumir su tercer mandato consecutivo a inicios de enero de 2017, el comandante sandinista Daniel Ortega, a sus 71 años, expresó públicamente a sus ministros que se prepararan para el inicio de una jornada de Gobierno de diez años más en Nicaragua.

Después de asumir su tercer mandato consecutivo a inicios de enero de 2017, el comandante sandinista Daniel Ortega, a sus 71 años, expresó públicamente a sus ministros que se prepararan para el inicio de una jornada de Gobierno de diez años más en Nicaragua.

Ortega fue uno de los protagonistas de la revolución de 1979, que acabó con la dictadura de la familia Somoza, fue jefe del Ejecutivo oficialmente en 1984 y dirigió la oposición incendiaria y organizó los pactos para lograr concesiones de poder de los Ejecutivos de turno entre 1990 y 2007 hasta llegar a la etapa actual en la que sus críticos señalan que tiene el control absoluto de los poderes del Estado.

Sus aspiraciones significarían, de concretarse, veinte años continuos de poder sandinista desde 2007 y las dijo durante la juramentación de sus ministros el pasado 18 de enero. Entonces se refirió al poeta Rubén Darío, en ocasión de los 150 años de su nacimiento. A sus funcionarios designados les saludó en un pequeño recorrido sin mostrarles excesivo cariño, como es su costumbre, excepto a Miguel de Escoto, su asesor internacional, actualmente mal de salud, a quien deseó pronta recuperación.

El resto era una burocracia de veinte ministros, dos secretarios privados, 19 asesores presentes, excepto Escoto, más el delegado para el desarrollo de Río San Juan. A todos ellos el caudillo les dio un consejo que levantó ampollas entre sus adversarios. “Nuestras jornadas son de 10 años… una jornada de 10 años del 79 al 90 (revolución sandinista); hubo una jornada de 10 años del 2007 al 2017 (contando a partir de su retorno al Ejecutivo), y ahora vamos a la otra jornada, porque hay que trabajar pensando hacia el futuro”, dijo.

En su comparecencia Ortega fue flanqueado por Rosario Murillo, la primera dama y su sucesora constitucional desde este 10 de enero, cuando ambos tomaron posesión de sus cargos, cuestionados por el proceso electoral de noviembre pasado en el que no tuvieron competencia, luego que el Tribunal de Justicia, controlado por el orteguismo, sacó del juego a la oposición. Ella es la llave de la instauración de otra dinastía en el poder, según han advertido los expertos.

En la práctica, a quienes Ortega se dirigía, es un gabinete que no manda y debe consultar todo. “La mayoría de esos asesores no asesoran o tienen muy escasa asesoría o una asesoría formal, que no se traduce en nada concreto. Poco trabajo, pero sí buen salario”, opina la analista María López Vigil.

“INFLACIÓN DE BUROCRACIA”

Lo que hay es una “inflación de funcionarios”, según las palabras de López Vigil. Pero también trasluce a simple vista uno de los rasgos del poder autoritario de Ortega.

Si en el pasado se ha señalado que Murillo y él conviven en un gobierno bicéfalo —con el caudillo tomando las decisiones estratégicas y ella al mando de las tareas diarias de Gobierno— la proliferación de ministros que no opinan ni debaten es otra característica del gabinete.

“(Los nombramientos) son una vía para mantener cercanos y relativamente contentos (por el salario) a quienes van apartando de la toma de decisiones, que se concentran cada vez en menos personas, centralizadas cada vez más. Seguramente la vicepresidenta ha influido en muchos de estos nombramientos”, explica López Vigil.

La analista reconoce que algunos de estos ministros le son desconocidos.

DE MINISTRO A ASESOR

La “sorpresa” del 18 de enero fue Denis Moncada Colindres, el exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA) fue designado por Ortega como canciller en sustitución de Samuel Santos, quien no figuraba desde hace seis meses, según el sociólogo y analista político Oscar René Vargas.

Mientras Ortega les dijo a sus ministros que deben ver hacia el futuro y que los frutos de un buen Gobierno son reconocidos por la población, el desplazado Santos recibió otro nombramiento: asesor del mandatario, con lo que se repite la historia de otros ministros a quienes les dieron asesorías cuando iban de salida, tal como ocurrió con Emilio Rappaccioli, exministro de Energía y Minas.

Para Vargas, el estilo de Ortega, una suma de secretismo heredado de los años ochenta, autoritarismo y falta de delicadeza con sus funcionarios, se explica en un concepto. “La política nunca es lo que se ve, sino los acuerdos que se hacen abajo. Los pactos, conciliábulos, todo lo que no se ve es la política real”, explica.

MALESTAR DE HALLESLEVENS

El día de la juramentación del gabinete, el general retirado Omar Halleslevens destacaba entre el asesor económico Bayardo Arce y el presidente del Banco Central, Ovidio Reyes. Se trata del vicepresidente saliente de Ortega, hasta la llegada de Murillo.

Halleslevens ejerció la jefatura del Ejército entre 2005 y 2010, es un cuadro histórico del FSLN. De acuerdo con la Constitución, al dejar su cargo en el Ejecutivo, podía ser diputado en la Asamblea Nacional y el Parlamento Centroamericano. Fuentes del partido sandinista creyeron hasta el 9 de enero que sería un cuadro confiable para ocupar la presidencia de la Asamblea, pero el FSLN eligió al sindicalista Gustavo Porras, cercano a Murillo.

Halleslevens ni siquiera quedó en la Junta Directiva.

“No acepta la diputación ni en Managua ni en Guatemala, la diputación centroamericana. Ese es un mensaje que estoy diciendo: ‘Yo no voy a ser soldado y me estás ninguneando’. La respuesta fue darle un cargo de ministro (“para asuntos específicos”, según La Gaceta), como una especie de superministro, porque ahora (hace) muchas cosas. Esta respuesta del general, a mi criterio, cuenta con el aval de un sector del Ejército, de decirle ‘nosotros no estamos de acuerdo con esta situación’ y posiblemente con (el apoyo) de un sector del partido. Esto es producto de un pequeño malestar que se produjo y el presidente Ortega le dio esa solución”, explica el sociólogo.

El vicepresidente saliente, Omar Halleslevens, no aceptó el escaño en la Asamblea, aunque fue acreditado como diputado. LA PRENSA/ARCHIVO
El vicepresidente saliente, Omar Halleslevens, no aceptó el escaño en la Asamblea, aunque fue acreditado como diputado. LA PRENSA/ARCHIVO

EL ASCENSO EN GOBERNACIÓN

A cargo del Ministerio de Gobernación fue nombrada Amelia Coronel Kinloch, de 35 años, sobrina de Manuel Coronel Kautz, recordado porque tiene a cargo la comisión estatal que ve el proyecto del Canal Interoceánico.

Según Vargas, Coronel Kinloch se desempeñó como diplomática en Panamá y luego ocupó un cargo modesto en Gobernación. “Pasó de un cargo de tercera categoría a ser el top-top de Gobernación. Lo más probable es que sea una persona que va a ser ejecutora de las decisiones que se tomen en la Presidencia. Es la persona ideal para que no cree ningún conflicto”, dice.

Vargas ve así también a Moncada Colindres en la cancillería y al resto de ministros, cuyos cargos deberían ser redefinidos. De acuerdo con el sociólogo, no son ministros, sino “secretarios” que cumplen la voluntad del Ejecutivo, tal como ocurría en los años treinta en Nicaragua, antes que se instaurara la dictadura de Somoza. “Para mí, es un gabinete de continuidad, no hay mayores cambios importantes”, sostiene Vargas, quien sí destaca el número de asesores, en parte porque en esos cargos Ortega nombra precisamente a ministros defenestrados. Es, para el especialista, uno de los círculos de poder administrados por el caudillo.

“Son diferentes círculos. El círculo gubernamental oficial, el de los asesores, otros magistrados que funcionan como asesores y no tienen cargo y luego tienen personas asesoras que no tienen ningún cargo, sino directamente con la Presidencia. Yo hablo mucho de los hilos del poder. Hay que diferenciar el poder real, que son los poderes fácticos, con el formal que es el gabinete”, explica Vargas.

Entre los asesores de Ortega que no figuran, pero que han sido mencionados en la prensa nacional por actuar entre las sombras, se destaca Néstor Moncada Lau, encargado de la relación con el Ejército y la Policía, o Rafael Solís, más público, magistrado sandinista, que es la voz de la familia presidencial en el poder judicial.

LOS PODERES FÁCTICOS

En ese entramado de poder Ortega se entiende con actores fácticos. Por ejemplo, Vargas recuerda el papel de Halleslevens en la relación del Ejecutivo con el Ejército o el de comandante Bayardo Arce con la cúpula empresarial. Aunque Murillo es ahora la sucesora constitucional, el sociólogo cree que aún ella no controla los hilos del poder. Es su marido quien lo hace.

“Todo esto que ha pasado (desde el nombramiento como vicepresidente hasta acá) comienza el presidente Ortega a pasarle los hilos del poder a la señora Murillo, pero no veo una duplicidad de políticas públicas. Lo que podemos ver es duplicidad de gestores, por ejemplo, en el Ministerio de Relaciones Exteriores hay ocho viceministros, la pregunta que uno se hace es qué hacen”.

EL CÍRCULO DE LA FAMILIA

Falta otro anillo de poder: la propia familia Ortega. A diferencia de la reunión de Celac en Costa Rica durante 2015, en que sus hijos aparecieron como asesores, sus nombres esta vez no figuraron en el gabinete. Vargas señala el protagonismo de Laureano Ortega, asesor de inversiones del mandatario, el de Rafael Ortega, el mayor de los hijos, quien recibió en la toma de posesión del 10 de enero en Nicaragua a Nicolás Maduro, gobernante venezolano, y es el encargado de ver el negocio del petróleo. Igual de pública es Camila Ortega, quien trabaja con Murillo. “Ese círculo de poder es el que está tejiendo los hilos con los poderes fácticos”. Vargas compara el estilo del sandinista con la familia Somoza. Para este exasesor del FSLN, Ortega es “más subterráneo”.

 

EL ASCENSO DE MURILLO

Según el analista político José Dávila, no se ha instalado un “murillato” con el nombramiento de vicepresidente de la primera dama.
“Rosario Murillo ha dado un paso importante para la cristalización de sus aspiraciones y ambiciones. Ortega ha superado a Somoza en cuanto a tomar decisiones en las instituciones más allá de sus propias normas y reglamentos, caso Policía, Ejército, y otras. Las dictaduras prefieren instituciones con jefes de facto que le sean leales, en vez de que haya lealtad a las normas”, dijo Dávila.
El otro actor del contexto político es el hermano de Ortega, Humberto, el exjefe del Ejército, quien tiene dos convicciones que constituyen su visión estratégica para Dávila.
“Que el FSLN no desaparezca como partido (lo que en parte lo contrapone con Rosario Murillo), y que al sistema político existente (autoritario con partido hegemónico) hay que abrirle pequeños espacios para ‘concertar’ algunas cosas, pero jamás para ir a una democracia. HOS (Humberto) es de los que se abroga la tesis de que los nicaragüenses ya escogieron con la revolución del 79 un sistema que no puede desaparecer jamás”.

Política Daniel Ortega Estilo Gobierno Nicaragua archivo

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COMENTARIOS

  1. el carolingio
    Hace 7 años

    Todos esos nombramientos pomposos es tan ilegal como la presidencia de Daniel

  2. jaimenba.com
    Hace 7 años

    muy bien por daniel y duro con los somosistas o bagos y traidores a la patria ,lo unico que le doy la razón a samoza es que el nica entiende solo a padas y garrotazos es daniel asta que aprendamos ,duro pero cierto ,vemos lo bueno ,lo criticamos vemos lo malo y se callan ja ,viva danielito y challito.

  3. Justo Nicaragua
    Hace 7 años

    Absolutista, autoritario, dictador, omnipotente, abusivo, arbitrario esa son algunas de las características del inconstitucional.

  4. Mario Culto
    Hace 7 años

    Para muchos nicaraguenses, tal vez un 50%, Tener a Daniel como presidente es como nuestro “peor es nada” pues la “oposicion” hoy por hoy esta en nada.

  5. Jaime Gomez
    Hace 7 años

    Es una vulgar mentira de Humberto Ortega. En el 79 escogimos un sistema de gobierno democratico(No dictaduras , no Fraudes, no Corrupcion). Los sandinistas se robaron esa esperanza y nos impusieron una dictadura marxista en los 80. Y ahora nos imponen una nueva dictadura igual o peor a la somocista. Si tuvieramos dignidad y respeto por los miles de muertos q lucharon para instaurar una democracia, estariamos en las calles luchando y exigiendo el retiro de Ortega y su regimen.

  6. Justo Nicaragua
    Hace 7 años

    Obviamente que el inconstitucional esta endiosado y su servidumbre no tiene auto estimación del todo.

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