Las palabras, porque no se le puede calificar como discurso a lo que escuchamos de Daniel Ortega el pasado 10 de enero en su “toma de posesión”, que dicho sea de paso desde hace diez años la tiene tomada, fue la misma retórica de siempre, más de lo mismo, mentiras, medias verdades y manipulación histórica de hechos que los cuenta a su manera. Increíblemente hizo mención de Jorge Salazar como si haya sentido su muerte, sin embargo, se cuidó de no decir quiénes y porque lo asesinaron.
Ya que según él estaba haciendo una reseña histórica, no dijo lo que hicieron en la dictadura pasada de la década de los ochenta, cuando usaron el poder para destruir no para construir, y para perseguir en lugar de servir. Destruyeron el país sin piedad ni misericordia.
Se atreve Ortega a decir todo lo que dijo con una ignorancia inaudita al creer que los nicaragüenses somos una manada de borregos, señalando que la pobreza se debe únicamente a la guerra. Y las piñatas y la corrupción en todas sus modalidades ¿qué? Entre lo robado y lo piñateado no solo por el Frente Sandinista, sino, por los diferentes gobiernos que hemos tenido a partir de 1979, suman fácilmente más de cinco mil millones de dólares, pero como su gobierno es parte de ella se cuidó de no mencionarla.
La corrupción es sin lugar a dudas, uno de los mayores obstáculos que necesariamente hay que vencer para avanzar de manera efectiva en la lucha contra la pobreza. Si no combatimos para terminar con la corrupción como forma de vida corremos el riesgo de terminar siendo parte de ella.
Debió haber dicho Ortega lo que dice un presidente, ya no digamos un estadista, cuál sería su plan de gobierno aunque no tenga el respaldo más que de un 30 por ciento de la población y haber señalado:
1.- Que iba a impulsar la despartidización y separación de los poderes del Estado, a realizar una revisión a la Ley Electoral, y que tanto el Ejército como la Policía estarían subordinados a la Ley y a la autoridad civil.
2.- No dijo cómo y de qué manera va a lograr avanzar en la lucha contra la pobreza.
3.- Debió decir que le aumentarían el salario a los maestros y los iban a capacitar mejor para optimizar el nivel de la educación. Así como el salario de los maestros es importante incrementarlo, también es importante que a los profesores universitarios en sus diferentes cátedras se les pague por ley una base mínima y digna en relación a su investidura.
4.- Muy oportuno hubiera sido un mensaje al pequeño y al mediano productor agropecuario, expresándoles que el Gobierno los financiaría y les brindaría el asesoramiento necesario, para que su trabajo y producción fuera más eficiente y sus rendimientos más rentables.
5.- Que se iban a crear varios institutos técnicos vocacionales, y para ello ya se tenía asegurado parte de su financiamiento, ya que del 6 por ciento que se asignan a las universidades y que no le rinden cuentas a la población, el 2 por ciento sería asignado a estos centros vocacionales.
6.- Que se implementaría un cambio estructural en el INSS, convirtiéndolo en una entidad autónoma fuera del alcance e influencia del ejecutivo y manejado por una Intendencia de Seguridad Social.
7.- Que se sustituiría al actual e indeficiente sistema de salud, y se establecería un nuevo modelo, moderno, eficiente y con un servicio de calidad a la población nicaragüense. Que se propondría su gobierno erradicar en un corto plazo las enfermedades transmisibles. Que iba a mejorar el salario indigno de los médicos, enfermeras y técnicas quirúrgicas que trabajan en los hospitales asistenciales y que a veces no duermen o duermen mal, para poder completar un salario familiar decente.
Nada de lo anterior lo pudo haber dicho porque no cree en la democracia, no le interesa ni el pueblo ni tampoco Nicaragua, le interesa el poder per se y sus propios intereses políticos y económicos y por eso es “un mensajero sin mensaje”.
El autor es médico.