Facilitar la sinceridad
A todos los padres y profesores les gusta que los chicos, cuando hacen algo mal, reconozcan la verdad y no se inventen mentiras ni excusas. Pero cuando el pequeño se siente frecuentemente reprendido y los mayores no le reconocen lo que hace bien, entonces la sinceridad cuesta más vivirla.
Algunos chicos piensan que sus padres no le han dicho nada bueno. Junto a esto irá creciendo en el pequeño la idea de que no vale la pena hacer nada positivo y lo mejor es no hacer nada, ni bueno ni malo, porque cada vez que dice algo o propone una novedad o hace un trabajo, se expone a recibir una nueva bronca.
Cuando el chico reconoce su culpa en algo negativo, pero sus padres se enfadan y le aplican un castigo desproporcionado, terminará por no decir la verdad y crecerá en él la desconfianza hacia sus progenitores.
Cuando es necesario hacer una reprensión habrá que hacerla siempre en privado, buscando el momento oportuno. Es muy difícil para el chico reconocer su culpabilidad en público porque supone una humillación y es muy sensible al ridículo. Habrá que hacer la reprensión a solas y nunca delante de los hermanos, familiares o ante la clase del colegio.
¿Qué hacer para facilitar la sinceridad de los hijos? Los chicos han de saber que una falta declarada es una falta casi perdonada, y al ser sincero será raro que le castiguen. Por tanto han de esforzarse por decir siempre la verdad aunque cueste.
Han de tener confianza para contar a los padres y profesores lo que les preocupa y estos han de mostrar interés y paciencia para escuchar con atención todo lo que cuenten. Los pequeños han de asimilar que no pueden ser tramposos en el juego ni andar con mentiras entre los amigos, los hermanos y los padres, porque como dice el refrán “antes se coge a un mentiroso que a un cojo”. Por el contrario, la sinceridad fortalece la confianza y la amistad en el colegio y en la familia.
Arturo Ramo García.
Vidrios polarizados
Mucho se ha dicho sobre la creciente mortalidad en accidentes de tráfico. Se sabe que como solución al problema algún diputado sugirió aumentar las multas. El problema de la mortalidad por accidentes es serio. Y por eso considero que todos deberíamos pensar en qué es lo que realmente está pasando. Estoy claro que mis observaciones no serán ni las únicas, ni las más correctas o exhaustivas: se ha vuelto una moda usar vidrios “polarizados”, tal vez como consecuencia de que nos hemos vuelto una sociedad miedosa, o que cada uno de nosotros se considere un primer ministro de una gran potencia. La palabra “polarizado” no tiene nada que ver con la física de la luz, sino que es un simple engaño publicitario para vender caro un material barato.
Dejando eso de un lado, recomiendo al lector entrar a cualquier “blog” en el internet y buscar “vidrios polarizados”. Allí encontrará todo lo que se debe saber sobre el tema. Todos los blogs coinciden en la peligrosidad de estas películas plásticas oscuras que disminuyen u obstruyen la visibilidad, especialmente nocturna. En algunos países ya han sido prohibidos, otros requieren un permiso especial, previa presentación de los datos técnicos del fabricante de dicha película, en los que se especifica el porcentaje de visibilidad disminuida. Entre más oscurecido sea el vidrio, menor la visibilidad nocturna. Muchas motocicletas, por ejemplo, circulan sin luces ni delante ni detrás. Resulta difícil verlas a distancia segura. Con vidrios “polarizados” resulta prácticamente imposible. Por el oscurecimiento del vidrio delantero muchos conductores consideran necesario colocar luces más fuertes adelante: otro peligro. La mayoría de las luces adicionales son leds. Cabe hacer una distinción entre lo que es iluminación y lo que es brillantez. La mayoría de estas “regletas luminosas LED” son sumamente brillantes, pero no de mucha iluminación. No es que el conductor vea mejor, sino que ciega al conductor que viene en sentido contrario.
La Policía debería reglamentar, tanto el uso de vidrios “polarizados”, homologando el reglamento con otros países que ya han detectado el problema, así como prohibiendo terminantemente el uso de iluminaciones adicionales no originales del vehículo. No debería de ser permitido que el dueño del carro altere estos parámetros. También debería exigir la iluminación correcta, no solo frontal, sino posterior de los vehículos, muy especialmente de motocicletas y camiones pesados. Las motos vulnerables y los camiones por peligrosos.
Los talleres donde se hace la revisión mecánica cargan con una gran responsabilidad si, por ganar dinero fácil y rápido, certifican la aprobación mecánica sin en realidad haberla hecho. Todo esto está en manos de la Policía Nacional.
Edgard Arturo Castro Frenzel.
Que el fracaso no te detenga
De todas las palabras tristes, dichas y escritas, la más frustrante es esta: ¡Pude haber sido y no lo fui! Pero alguien más tarde enseño; que nunca es demasiado tarde para llegar a ser, lo que realmente queremos ser.
No importa cuántos fracasos haya tenido, pérdidas materiales, sentimentales o laborales. Siempre existe un método o un camino para empezar de nuevo. Ahora, tampoco importa su edad o las circunstancias en que se encuentre, porque nuestra seguridad personal y nuestra vida, no deberían depender de una organización, de un trabajo, o de un matrimonio, eso podría ser hasta irrelevante. Pero si tenemos capacidad de cambio, mentes fuertes, activas, atentas que crecen y aprenden, seremos capaces de llegar lejos. Aprendamos a vencer obstáculos. Recuerde: a pesar de las adversidades, oblíguese usted mismo a salir adelante, a pesar de las circunstancias, debe estar por encima de ellas.
Ahora, comprendamos que la vida humana es una lucha y todos los seres humanos pasamos por distintas crisis, errores y fracasos. Zig Ziglar en su libro más allá de la cumbre decía lo siguiente: Cada invento de la ciencia, cada empresa comercial y cada matrimonio feliz, es el resultado de una serie de fracasos. Porque nadie, absolutamente nadie, alcanza el éxito sin ellos.
Y la buena noticia es que tenemos el poder de elegir y podemos transformar nuestras vidas, también es verdad que la gente que no se rinde se mantienen intentando, porque no basan su autoestima en lo que realizan. En lugar de eso tienen una autoimagen basada en su fuerza, su motivo de lucha.
John Maxwell en su libro el lado positivo del fracaso habla de los errores de como en verdad deberíamos verlos, y dice: Los errores son: mensajes que nos realimentan acerca de la vida, interrupciones que nos hacen pensar y reflexionar. Señales en el camino que nos indican la dirección correcta. Pruebas que aumentan nuestro proceso de maduración. Llaves que podamos usar para abrir la siguiente puerta de la oportunidad. Exploraciones que nos hacen andar por donde nunca antes habíamos pasado.
Por esas razones, aprendamos a romper nuestra propia marca dejando atrás nuestro ayer, por nuestro hoy. Porque en esta vida no hay muchas opciones y como reitera Maxwell, los problemas del pasado de las personas los impactan, en una de dos formas: o los hunden en una crisis, o los empujan hacia adelante. La pregunta es: ¿Dónde se quedaría usted?
Nada en esta vida alimenta más la resistencia, como la adversidad y el fracaso. La Madre Teresa decía que lo importante no cambia, tu fuerza y tu convicción no tienen edad. Mientras estés vivo, siéntete vivo. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota. Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa el bastón. Pero nunca te detengas.
Javier Lira.
Error en cifra
En la edición del 27 de enero en la portada de la sección Activos con título: Incertidumbre ronda a exportaciones nicas, en un microformato con cifras se planteó errado un dato comparativo. Lo correcto es que las exportaciones de bienes de América Latina y el Caribe lograron cerca de 850 mil millones, apenas por encima del nivel de 2010 y 22 por ciento por debajo del máximo de 1,095 miles de millones alcanzados en 2012.
Asimismo en el microformato El peso del mercado, la redacción fue imprecisa. Ofrecemos disculpas a nuestros lectores por dicho error.
Yohany López S.