La visible pérdida de área boscosa en Managua es un tema que debe ser analizado con seriedad por las implicaciones negativas que representa, coincidieron Carlos Fernández, presidente de la Asociación Nicaragüense de Ingenieros y Arquitectos (ANIA), y Ruth Herrera, expresidenta ejecutiva de la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados (Enacal).
La radiografía del problema fue revelada recientemente por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), al presentar mapas del crecimiento urbanístico en la ciudad e indicar que para 2005 se habían urbanizado 447 hectáreas que corresponden a zona protegida y que 10 años después la construcción en este mismo tipo de área se disparó a 1,313 hectáreas.
Fernández, consciente del déficit habitacional, dijo que se tiene que densificar la capital y que si se tiene que construir, tiene que ser verticalmente “para albergar varias o numerosas familias en un mismo edificio, no pensar en función de seguir dispersando la ciudad y seguir ocasionando problemas de ese tipo que están mencionando los japoneses”.
La recomendación de apostar por viviendas en altura se escucha con frecuencia en los foros y reuniones de ingenieros y arquitectos por los puntos a favor que tiene. Compactar la ciudad disminuye los costos en su mantenimiento y garantiza la existencia de capa vegetal en el sur de Managua.
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Sin ánimo de mostrarlo apocalíptico, Herrera sostuvo que perder zona boscosa, y más en puntos donde se localizan las reservas de aguas subterráneas, no solo debilita la infiltración, sino que también contribuye con su contaminación, porque no todos los complejos habitacionales tienen un eficiente sistema para aguas servidas, en parte porque la capacidad de operación es menor a la cantidad de casas o porque se dañaron por falta de mantenimiento.
“Además de que estamos perdiendo los árboles y la capacidad de infiltrar estamos poniendo en riesgo de contaminación lo que nos queda de reserva de agua”, manifestó Herrera, quien aseguró que si el problema no se atiende, a corto plazo podría haber una significativa escasez de agua y se tendrían que destinar fondos para no morir de sed.
Lo caro de construir hacia arriba es relativo
Ante la constante respuesta de que construir edificios verticales con fines habitacionales requieren de mayor inversión, Fernández expuso que lo caro en este caso es relativo.
“Yo preguntaría: ¿qué es más caro? Tenemos que analizarlo, si construir verticalmente o seguir haciendo daños ecológicos. Lo caro es relativo”, destacó Fernández.
LA PRENSA intentó tener la apreciación de Héctor Lacayo, presidente de la Cámara de Urbanizadores (Cadur), sobre la urbanización en áreas protegidas, pero dijo desconocer el tema.
1,313
hectáreas de áreas boscosas se han urbanizado en Managua, según un documento que presentó recientemente la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA).
(Con la colaboración de Dora González).