Una capa de arena fina y trozos de poroplast tapan las decenas de pisadas que evidencian la vida primitiva, de tiempos en que el humano andaba descalzo y en taparrabos y que nada o casi nada estaba inventado. El área corresponde a la fosa uno de las Huellas de Acahualinca, que está en proceso de mejoras para su conservación.
Quienes realizan los trabajos de excavación, que por ahora son a un extremos de la primera fosa, saben que están en un sitio de valor histórico y por tanto deben ser cuidadosos por lo que está en juego.
Clemente Guido, director de Patrimonio Cultural de la Alcaldía de Managua, explicó que las excavaciones continuarán hasta unir las dos fosas porque “nos estamos perdiendo mucha información de por medio, en arqueología uno nunca sabe qué va a encontrar”.
La unión de las fosas estarían listas en mayo y de inmediato iniciará la reconstrucción total del museo, que debe concluir en 2018 para su reinauguración.
Hallazgo por accidente
Las Huellas de Acahualinca tienen al menos 6,000 años de existencia y fueron descubiertas de forma accidental en 1874. Queriendo encontrar piedras canteras un grupo de obreros halló el vestigio de los primeros pobladores de la región. Eso motivó escarbar más para encontrar más pisadas, que quedaron impresas en restos de material volcánico.
Con este antecedente es que Guido no desestima que se puedan encontrar sorpresas en el camino que le convienen al mundo por su riqueza histórica.
“Al unir las fosas podemos encontrar sorpresas. Animales, andamos buscando la confirmación de ciertos tipos de animales de la época, ya las personas sabemos que ahí van a seguir pero no sabemos qué más vamos a encontrar”, destacó Guido.
Las excavaciones están a cargo del arqueólogo Edgar Espinoza Pérez, exdirector del Museo Nacional de Nicaragua.
6,000
años de antigüedad tienen las Huellas de Acahualinca, descubiertas por accidente hace 143 años. Están ubicadas en el Distrito Dos de Managua, cerca del lago Xolotlán.
Lea también: Las Huellas de Acahualinca serían patrimonio mundial