El exrepresentante de Nicaragua ante las Naciones Unidas (ONU), Julio Icaza Gallard, manifestó que entre los factores que posibilitaron el regreso de Daniel Ortega al poder en 2007 y la instauración de una nueva dictadura está que todos los crímenes de guerra de los ochenta quedaron impunes y que no se “limpió” ni reordenó a los cuerpos armados.
“La desmovilización de la resistencia se dio a cambio de elecciones y democratización del régimen sandinista, pero eso no llegó a ser un obstáculo para la gigantesca piñata, que proporcionó recursos a Ortega para mantener su actividad política de gobierno desde abajo ni para mantener intacto el aparato militar”, opinó Icaza.
La “piñata” se le llamó a las propiedades de personas particulares y empresas privadas que fueron confiscadas por los sandinistas después de la derrota electoral.
Faltó limpiar la Policía
Icaza manifestó que los mayores cambios se dieron en la Policía, con el desmantelamiento de la Dirección General de la Seguridad del Estado; sin embargo, explicó que “la lealtad a Ortega en los cuerpos armados se mantuvo, lo que resultó clave para su regreso y fundamental para su reelección inconstitucional”.
Todo el poder que Ortega acumuló desde que era opositor se debió, según Icaza, a la falta de investigación de todos los atropellos de los ochenta.
“A esta ausencia de justicia transicional se debe sumar el control obtenido por Ortega de los poderes del Estado, en particular del poder judicial y electoral, a través de los pactos con Alemán”, explicó Icaza.
Icaza recordó que durante los gobiernos liberales el Ejército de Nicaragua siempre mantuvo asignado a la protección personal de Ortega un pequeño contingente armado, lo que para Icaza es “símbolo del cordón umbilical que jamás se rompió”.
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“En general, pienso que los gobiernos liberales de los años de transición dieron por sentado el triunfo de la democracia, olvidándose de que esta es siempre una tarea inacabada, que exige un esfuerzo diario, sin el cual se puede perder”, agregó.
Alianza con el sector privado
El otro factor clave para la consolidación de la dictadura orteguista, según Icaza, ha sido su alianza con los sectores que llama “oligárquicos del gran capital”.
“Esta alianza ha permitido a estos sectores funcionar de hecho como un partido político, colegislando en las materias económicas, financieras y fiscales y ocupando espacios en múltiples estructuras del Estado y la burocracia, incluyendo poderes del Estado.
Las últimas reformas constitucionales del 2014 reflejaron la importancia de este modelo llamado ‘tripartito’, clave para la perpetuación del régimen de Ortega y a partir de 2016 con un carácter dinástico”, manifestó Icaza.
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