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Danilo Arbilla

He aquí la cuestión

¿Derecha o izquierda? He aquí la cuestión de estos días.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) ha sido calificada de derechista y de ser un club de empresarios por las izquierdas continentales. La han condenado presidentes y mandamases como Alberto Fujimori y Rafael Correa, Pinochet y Hugo Chávez, Videla y los Kirchner, Gregorio Álvarez y Ortega, Evo Morales y Maduro. Semejante mescolanza crea confusión, sobre todo para los ocupados de ubicar y ubicarse en la derecha o en la izquierda.

Para contribuir más a este embarullamiento la SIP acaba de condenar a Donald Trump y su gente por sus ataques y calificaciones despectivas a medios de comunicación y periodistas. El presidente de la organización, el norteamericano Matt Sanders, expresó que la SIP tiene sobrada experiencia “en observar cómo otros presidentes de la región pasaron del discurso incendiarios a la censura directa de medios y periodistas”, al tiempo que advirtió: “Estamos atentos y alertas ante esta situación”.

Ahora, si la SIP es de derecha, ¿Trump es de izquierda? ¿O viceversa?

Trump ha calificado a los periodistas de mentirosos, de ser basura, de deshonestos (“los periodistas están entre los más deshonestos de la tierra” ha dicho), y puesto en presidente él y sus voceros recomiendan a los medios y periodistas “mantener la boca cerrada”.

Igualito; como si uno estuviera oyendo un discurso del ecuatoriano Rafael Correa. En la misma línea y el mismo tipo de insultos. Trump y Correa; ¿cuál es de izquierda y cuál de derecha?

Trump hace buenas migas con Putin. El ruso no es que sea de izquierda, pero las izquierdas lo consideran como uno más del equipo. Es el rival natural de los Estados Unidos (EE. UU.), lo que lo hace antimperialista y con eso basta. Trump al mismo tiempo es amigo del primer ministro Benjamín Netanyahu de Israel (derechista) y Putin cuenta con la simpatía de Marine Le Pen, también derechista. Y así sigue y suma. No es fácil

Trump ha acusado a la prensa de ser el verdadero partido de oposición (¿y los demócrata qué son?) Eso nos recuerda que por Argentina y Uruguay se ha utilizado mucho esa misma muletilla o recurso; por un lado para ignorar y devaluar a los partidos de oposición y por el otro para restarle credibilidad a la prensa independiente (no opositora) que se ocupa, simplemente, de informar lo que pasa.

En Argentina el enfrentamiento entre los Kirchner y Clarín fue algo de eso. En Uruguay el presidente Tabaré Vázquez durante su primera presidencia dijo que la prensa —citando expresamente a varios medios— era la verdadera oposición, y lo mismo ha ocurrido en este segundo mandato: sus funcionarios más allegados hasta hablaron del “eje del mal” (también citando a determinados medios).

¿Qué podemos sacar en claro?: Trump es de derecha y Vázquez y Kirchner son de izquierda. ¿O viceversa?

Lo malo es que la prensa a veces entra en ese juego de encasillar y encasillarse y ello le hace perder credibilidad e influencia. Trump tuvo en contra a 370 medios de prensa y a favor tan solo 13. La prensa norteamericana debería revisar como se ha manejado e incluso como se está manejando.

Siempre existe, además, el riesgo de que medios y periodistas sean utilizados. Trump es muy ilustrativo en esta materia en sus libros “Pensar en Grande” del 2007 y “Grande otra vez” del 2015. “Yo uso los medios para atraer atención”, dice y explica “si dices algo un poco diferente o cosas increíbles ellos te aman” y te dan titulares y primeras planas, “y yo le doy lo que quieren” (ver distintos modelos: Joseph McCarthy, Chávez, Mujica).

Trump posa de víctima, sin perder un ápice de su soberbia, “por mucho tiempo yo he sido el hombre que los medios aman odiar”, y también alardea “(los medios y periodistas) gustan de mí porque mejoran la audiencia pero ellos me odian porque saben que no los necesito”.

En fin, siempre hay cosas para revisar. Lo que no cambia es que a los que llegan al gobierno, en donde sea y sean de derecha o izquierda, como que no les cae bien que la prensa se ponga a informar. Una cosa es en la oposición y otra cuando se llega.

No es un problema de derecha o izquierda. Además ¿dónde está la izquierda y dónde la derecha? Eso sí, cualquiera sea el signo todos coinciden en su esfuerzo por evitar que el pueblo, el que los elige y del que tanto hablan, sepa qué es lo que están haciendo.

El autor es periodista uruguayo. Fue presidente de la SIP.

Opinión Donald Trump SIP archivo
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