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Con la Ayuda de la tecnología muchas personas en Ruanda se beneficiarán con el envío de medicinas y sangre. LA PRENSA/ARCHIVO

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¿Se está robotizando el empleo en Nicaragua?

Aunque en Nicaragua el proceso de robotización del empleo aún es lento, este fenómeno ya está presente y su auge tomará fuerza en los próximos años.

El empleo en Nicaragua se está automatizando. Lo está haciendo lento, casi imperceptiblemente, pero está ocurriendo y, según previsiones del Banco Mundial, cerca del 40 por ciento de los puestos de trabajo en el país son susceptibles a este fenómeno, lo que supone para la mano de obra nicaragüense un enorme desafío ante la amenaza de ser desplazada por las máquinas.

El Foro Económico Mundial incluso alerta que en las próximas cinco décadas el proceso se acelerará en el mundo y las estimaciones apuntan a que el uso de máquinas en los procesos productivos y de servicios destruirán 862.4 millones de puestos de trabajo en el mundo, incluyendo Nicaragua.

La mayor automatización ocurrirá en actividades como alojamiento y restaurantes, industria, transporte y almacenaje, minas, ventas al por mayor y al detalle y energía. Y si bien en la agricultura, pesca, silvicultura y caza —actividad clave en Nicaragua— la tendencia es que haya menor automatización del empleo con respecto al total de su fuerza laboral (49 por ciento), en términos absolutos significa que unos 319.8 millones de trabajos estarían en riesgo de ser absorbidos por robots, según cita el Foro Económico Mundial en un artículo titulado: ¿Se extinguirán estos trabajos?

¿Cómo está en Nicaragua el proceso de automatización en las distintas actividades económicas que señala el Foro Económico Mundial?

José Adán Aguerri, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), admite que si bien Nicaragua está “lejos” de alcanzar los niveles de automatización de empleos en los países industrializados, esto no significa que acá no va a ocurrir ese fenómeno, por el contrario, ya está pasando, pero de manera lenta.

Aguerri sugiere echar una mirada al campo de Nicaragua, donde algunas actividades han automatizado sus procesos productivos, principalmente donde están presentes empresas grandes.

Una de las actividades más emblemáticas en Nicaragua de este fenómeno es la industria azucarera, que hace 15 años todos sus procesos eran ejecutados por manos humanas, ahora el 80 por ciento lo hacen máquinas.

Máquinas ayudan a duplicar crecimiento

Mario Amador, gerente general del Comité Nacional de Productores de Azúcar (CNPA), afirma que si bien las máquinas han sustituido la mano de obra —principalmente en las nuevas áreas de siembra de caña de azúcar— lo cierto es que la automatización del sector ha permitido que en menos de dos décadas el sector duplique su crecimiento y además se diversifique.

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La automatización de la industria comenzó, según Amador, cuando el sector supo que en lugar de botar el bagazo podían producir con él energía eléctrica, por lo que requería trasladar del campo a sus molinos más caña de azúcar. Eso implicaba ampliar sus áreas de producción y contratar mayor mano de obra, lo que presionaría a otras actividades del campo que también requieren cortadores, como el café, la producción de frijoles o maíz.

Para ahorrarse ese dolor de cabeza y además aumentar su productividad, la industria azucarera vio en las máquinas esa posibilidad, aunque implicara en un primer momento invertir fuertemente. Y fue así como los ingenios pasaron de cultivar 50 mil a 105 mil manzanas de caña. Estas áreas nuevas han sido cubiertas por máquinas.

“Hemos tenido un crecimiento de más del ciento por ciento, pasamos de producir siete millones de quintales a 16 millones”, ejemplifica.
Amador sostiene que los 6,000 empleos que se generaban antes de la mecanización del sector aún se mantienen y algunos cortadores han sido preparados para convertirse en complemento de las máquinas o bien para que se pueda desarrollar en otras áreas productivas del país.
En algunos ingenios, según Amador, se han desarrollado programas que permiten que jóvenes que antes hacían el trabajo de las maquinarias y no tenían formación académica, se les ha apoyado para que estudien la primaria y la secundaria, para luego incorporarlos a carreras técnicas.

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El sector está consciente del impacto que este proceso está teniendo en el empleo y de ahí es que están emprendiendo programas de apoyo a esa mano de obra que está siendo desplazada. Un ejemplo del impacto de este fenómeno en la industria azucarera es que, según Amador, cada máquina que incorporan a la industria desplaza cien puestos de trabajo.

De hecho, según el estudio Dividendos digitales 2016, del Banco Mundial, “el desplazamiento del empleo y la pérdida de puestos de trabajo provocados por el cambio tecnológico son parte indisoluble del progreso económico. Precisamente mediante el incremento de la productividad (cuando la tecnología reemplaza algunas tareas humanas pero potencia las habilidades de los trabajadores restantes y de los nuevos), se genera crecimiento y se liberan recursos humanos y financieros que pueden reasignarse a sectores de mayor rentabilidad”.

Hay que preparar la mano de obra

Aguerri coincide con Óscar Marín, gerente de Automatización de procesos por medios de Robótica (RPA, por sus siglas en inglés) de EY Centroamérica, Panamá y República Dominicana, en que preparar la mano de obra en áreas que difícilmente sean automatizables será fundamental para hacer frente a este fenómeno.

“Este tipo de actividades son las cuales se basan en la creatividad, que no pueden ser automatizadas, como lo es el diseño, el arte, áreas de servicio personalizado y todo tipo de análisis que se base en intuición y/o ambientes sociopolíticos, los cuales no puedan ser fácilmente inferidos por medio de algoritmos y/o robots”, dice Marín.

El especialista sostiene que si bien el proceso de automatización en los países emergentes —como Nicaragua— puede ser lento, lo cierto es que el simple hecho de que estos países estén inmersos en la globalización asegura que el fenómeno en su momento echará raíces. “La mejor estrategia es aceptarla y buscar la manera de maximizar las oportunidades que pueden traer. El tratar de evitarlo va a tener como consecuencia la pérdida de competitividad”, afirma.

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Aguerri sostiene que tal es el fenómeno a nivel global que se prevé que en los próximos cinco años desaparezcan 500 tipos de trabajos de los que hoy existen en el mundo, lo que refleja la necesidad de que Nicaragua voltee su mirada hacia afuera y vea “hacia dónde se dirige el mundo y que permitan ir adecuando los pénsums de las universidades, porque si vas a seguir ofreciendo carreras que ya no van a ser necesarias (no tiene sentido)”.

“Si nosotros no hacemos esto, perderemos competitividad, perdemos competencia en los mercados, competitivamente hablando no vamos a poder mantenernos en los mercados”, alerta Aguerri, quien señala que de ahí la importancia de readaptar la educación a la realidad actual y futura, así como promover la innovación.

“Estos temas son urgentes de atender, son una necesidad, tenemos que preparar lo que eso (la automatización) significaría en aquellos sectores que podrían ser afectados por ese avance tecnológico y qué oportunidades le vamos a dar (a la mano de obra)”, afirma.

Otro sector lo hace silenciosamente

Uno de los sectores en Nicaragua clave en la generación de empleos formales —y que está en proceso de automatización— es la industria textil y confección. Su razón: sus pares en otras partes del mundo están mejorando la competitividad de sus productos, inyectándole tecnología.

Dean García, director ejecutivo de la Asociación Nicaragüense de la Industria Textil y de Confección (Anitec), afirma que si bien el proceso aún es lento, hasta ahora ya el 20 por ciento de los procesos, que implica fabricar cada pieza textil y llevarla al comprador final, está automatizado.

Por ejemplo, según García, se ha modernizado el esquema de corte de la tela. “Antes un operario empujaba una cuchilla, que iba vibrando e iba cortando de forma manual. Pero ahora tenemos una máquina de rayo láser, que funciona con un ojo óptimo, que vos metés los datos en una computadora y te hace el corte”, afirma. En este proceso productivo, el único puesto que fue desplazado fue el cortador de tela, porque aún se conserva el que tiende la tela.

García sostiene que en el caso de su sector lo que ha pasado es que ha tenido que capacitar a la mano de obra para que se complemente con las máquinas, lo que ha permitido “cero desperdicios en la materia prima y máximo rendimiento por cada metro cuadrado de tela”.

En Nicaragua el sector textil y confección es clave en la creación de empleo formal. Más del 60 por ciento de los 111 mil empleos que están en zona franca son creados por empresas de ese tipo.

Donde hay más automatización es en el área de almacenaje de la materia prima. Ahora hay “bodegas que tienen sistemas automatizados de inventarios, en donde está claramente definido el volumen y tipo de materia prima que se almacena de todo y cada uno de sus clientes. De tal manera que cuando vos me hacés un pedido, solo digito en la computadora, él me dice dónde y en qué casilla voy a agarrar ese producto y ya lo despacho”, explica.

García dijo que el sacrificio de empleos en los procesos que se han automatizado ha sido mínimo y se ha preparado la mano de obra para adaptarla al uso de las máquinas.

Tecnología de las máquinas se abaratará

Aunque el Banco Mundial señala que el proceso de automatización de los empleos en países en desarrollo tardará años en profundizar su impacto, debido en parte a la aún baja penetración de las Tecnologías de la Información y los bajos ingresos, Óscar Marín señala que esta comenzará a agarrar fuerza cuando el costo de esta tecnología comience a abaratarse en los países industrializados.

“Las tecnologías de automatización son relativamente nuevas y siguen teniendo un precio que puede resultar alto para las organizaciones en nuestra región. Esto, aunado a que los costos de mano de obra en la región son más asequibles que en países desarrollados, han hecho que la penetración en la región no sea tan grande. Sin embargo, como todo, conforme aumente la adopción en países más ricos, los precios de las tecnologías tenderán a la baja y puede hacer que la implementación en la región se acelere”, afirma Marín.

“Yo, personalmente, veo esto como una oportunidad, una ventana a evolucionar de manera positiva si somos receptivos al cambio y tratamos de sacarle el mayor provecho. Esto tiene que ser un esfuerzo entre las empresas y los gobiernos, en el cual preparemos a la fuerza laboral para ser más competitiva y ofrecer servicios y productos que no pueden ser sujetos a automatización”, refuerza.

Turismo sin temor

Uno de los sectores más vulnerables a la automatización son los servicios y hostelerías, vinculado estrechamente al sector turismo.

Lucy Valenti, presidenta de la Cámara Nacional de Turismo, sostiene que en el caso del sector en Nicaragua este fenómeno tecnológico aún es imperceptible y duda que el proceso de automatización agarre fuerza, tomando en cuenta que el “calor humano” es fundamental en la relación de atención al turista.

“El turismo es el único sector donde Recursos Humanos, es decir, la relación entre persona y persona, es fundamental para garantizar una experiencia positiva que hoy en día anda buscando un turista”, afirma.

Aunque Valenti señaló que hay que preparar a la mano de obra de cara a un mejor uso de las tecnologías de la información en todo lo relacionado con la promoción y marketing. No obstante, Valenti dijo que hay que estar alerta sobre cómo evoluciona la automatización en el turismo mundial.

Más oportunidades

El emprendimiento en los próximos años puede ser un instrumento clave para hacer frente al proceso de robotización o automatización de los empleos. Óscar Marín, gerente de Automatización de procesos por medios de Robótica de EY Centroamérica, Panamá y República Dominicana, recuerda que “como en todo cambio, donde existe una amenaza también existe una oportunidad, lo más importante para nuestra región es identificar la tendencia y trazar una estrategia. Entre más pronto nos demos cuenta que es una evolución natural e inminente, más rápido podemos adaptarnos al cambio y estar mejor preparados, aquí es donde los emprendimientos pueden tener un impacto importante”.

 

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