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Estados Unidos
LA PRENSA

La robotización en Nicaragua

Aunque la robotización del trabajo está muy lejos de ser una realidad predominante en Nicaragua —como ya lo es en gran medida en los países desarrollados—, el tema se ha comenzado a debatir en el ámbito nacional.

LA PRENSA publicó este miércoles un reportaje de la periodista Wendy Álvarez Hidalgo, coeditora de la sección económica Activos, en el cual líderes empresariales y expertos opinan que la robotización es un tema al que desde ya se le debe prestar importancia. De hecho, dicen, la automatización ya existe en algunos procesos productivos y está avanzando con relativa rapidez en las principales actividades económicas de Nicaragua.

En Europa el creciente desplazamiento de los trabajadores por los robots ha planteado la discusión no solo acerca de la necesidad de crear empleos alternativos, sino también sobre la posibilidad de establecer un sistema de renta universal, o sea asegurar a todas las personas, sin excepción de ninguna clase, un ingreso mensual o anual que les garantice vivir con normalidad y dignidad.

En realidad, desde que el sistema económico capitalista comenzó a desarrollarse con pujanza a fines del siglo XVIII —y surgió entonces la ciencia de la economía—, algunos economistas eminentes previeron que la mecanización podría alcanzar en el futuro un desarrollo tan grande e insospechado, que plantearía nuevos y complejos retos de producción y empleo.

Uno de esos economistas visionarios fue el inglés David Ricardo, considerado como el pionero de la macroeconomía, quien observó en 1819 que la adopción de la tecnología cada vez más avanzada en la industria suprimiría empleos, pero también disminuiría los costos de producción y los precios de los productos, aumentaría el ingreso real de la población y fomentaría la creación de otros empleos en nuevas ramas de la actividad económica. Y Carlos Marx, al diseñar su utopía comunista a mediados del siglo XIX vaticinó que en el futuro las máquinas se encargarían de realizar los trabajos más fatigosos y en general de todas la labores productivas, y las personas podrían dedicarse por completo al estudio, la formación cultural, la creación artística y el sano entretenimiento.

Lo que no previó Marx, o al menos no lo dijo en sus escritos, es que sus seguidores totalitarios que el siglo pasado establecieron los Estados comunistas en diversos países del mundo, más que robotizar el trabajo robotizarían a los trabajadores y a las personas en general, imponiendo un sistema político opresivo y programas de “educación” para el lavado de cerebro, desde los centros preescolares hasta las universidades.

Por cierto que algo de eso ocurre actualmente en Nicaragua. Aquí no hay un modelo económico comunista o socialista, como en Cuba y Venezuela, sino un capitalismo controlado políticamente y distorsionado.

Pero el régimen orteguista ejecuta un programa educacional de robotización de las personas, para despojarlas de su conciencia de individualidad y ciudadanía a fin de que se sometan dócilmente a la dictadura familiar que se ha impuesto impunemente en Nicaragua.

Editorial editorial LA PRENSA archivo
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