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Cartas al Director

Cartas al Director

El día 18 y 19 del presente mes, se cumplirán tres años y dos años, respectivamente, de las prisiones políticas a las que han sido sometidos dos líderes fundamentales de la democracia en Venezuela, Leopoldo López, dirigente del partido Voluntad Popular, y Antonio Ledezma, alcalde Metropolitano de Caracas.

Declaración sobre los presos políticos en Venezuela

Los ex jefes de Estado y de Gobierno firmantes de las declaraciones de Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA-Democrática) sobre Venezuela, hacemos constar nuestra grave preocupación por la erosión total de la democracia constitucional en dicho país y al efecto alertamos a nuestros respectivos gobiernos.

La agravación de las penurias que sufren, sin distingo, todos sus habitantes, en un cuadro de empobrecimiento y escasez de alimentos básicos, como de sufrimiento de la violencia, sea por falta de la asistencia sanitaria vital, sea por obra del desbordamiento de la criminalidad, ya alcanza niveles alarmantes e implica una generalizada violación de derechos humanos. Y observamos que el gobierno de Nicolás Maduro Moros, antes que procurar una solución urgente a tantos males, en colusión con otros poderes del Estado sujetos a su control político, ha secuestrado la vía democrática y electoral como apropiadas para resolver al respecto, a la vez que, arguyendo atentados contra su estabilidad, persigue y criminaliza a todo aquel quien exprese inconformidad y proteste por la deriva dictatorial y militarista que hace presa de la nación venezolana.

El día 18 y 19 del presente mes, se cumplirán tres años y dos años, respectivamente, de las prisiones políticas a las que han sido sometidos dos líderes fundamentales de la democracia en Venezuela, Leopoldo López, dirigente del partido Voluntad Popular, y Antonio Ledezma, alcalde Metropolitano de Caracas; quienes hacen parte del conjunto inaceptable de prisioneros que, a su arbitrio y conveniencia, libera o encarcela el Gobierno. Tanto es así que, el Foro Penal Venezolano ha hecho constar, recientemente, que 2,096 personas, casi todas ellas relacionadas con protestas o manifestaciones contra el poder, se encuentran con medidas restrictivas a su libertad y bajo procesos judiciales, sin haber sido condenadas, como es el caso de María Corina Machado, y 110 se mantienen (por condena o por orden judicial) tras las rejas. Es de destacar, en tal orden, la más reciente privación de libertad o la anulación de sus pasaportes, con atentados de las inmunidades de que gozan, de varios diputados a la Asamblea Nacional.

Solo en regímenes dictatoriales tiránicos y totalitarios existen presos políticos y de conciencia. Ello es inadmisible bajo los cánones básicos de la democracia, de la civilización, y de todo gobierno que se diga respetuoso de los derechos de la persona humana. Tal hecho ha de mover la sensibilidad y la actuación firme y decidida de los organismos internacionales y las instituciones de mayor prestigio moral en el mundo, bajo riesgo de que se hagan cómplices por omisión de la tragedia en la que se encuentra hoy sumido el pueblo venezolano. 17 de febrero de 2017.
Oscar Arias, Costa Rica; José María Aznar, España; Nicolás Ardito Barletta, Panamá; Belisario Betancur, Colombia; Armando Calderón Sol, El Salvador; Felipe Calderón, México; Rafael Ángel Calderón, Costa Rica; Laura Chinchilla, Costa Rica; Alfredo Cristiani, El Salvador; Fernando de la Rúa, Argentina; José María Figueres O., Costa Rica; César Gaviria T., Colombia; Vicente Fox, México; Felipe González, España; Osvaldo Hurtado, Ecuador; Luis Alberto Lacalle, Uruguay; Ricardo Lagos, Chile; Mireya Moscoso, Panamá; Andrés Pastrana, Colombia; Sebastián Piñera, Chile; Jorge Tuto Quiroga, Bolivia; Miguel Ángel Rodríguez, Costa Rica y Álvaro Uribe Vélez, Colombia. Asdrúbal Aguiar. Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA-Democrática) www.idea-democratica.org

 

CNN y el miedo de Maduro

El arbitrario cierre de la señal de CNN en Venezuela pone más en evidencia el miedo del régimen de Maduro a la libertad de expresión y a la democracia, acercándose a su fin, para dar paso a la recuperación de la libertad y bienestar a los que tiene derecho el noble y fraterno pueblo venezolano.
Agustín Jarquín Anaya. Demócrata cristiano.

Ernesto Cardenal

Si Ernesto Cardenal considera que la demandante Nubia Arcia no dice la verdad debe demostrarlo clara y públicamente. No basta decir que es un perseguido político de los chamucos. Además, le pregunto a la señora Arcia: ¿por qué esperó tanto tiempo para poner la  denuncia?
Erasmo Medina.

 

Recordando a un gran héroe

Ayer jueves 16 de febrero se conmemoró el 25 aniversario del cobarde y cruel asesinato en contra el ingeniero y coronel Enrique Bermúdez Varela (Comandante 3-80) máximo jefe militar del Frente Norte  de la contra FDN-ERN. Para los miles de comandos que junto al Comandante 3-80 luchamos en la década de los años ochenta por la libertad, la paz y democracia de Nicaragua en contra  de aquella primera dictadura sandinista, hoy nos sentimos orgullosos de tener a un héroe y libertador del pueblo de Nicaragua de la altura del Comandante 3-80.

Enrique Bermúdez fue un hombre  dedicado y a tiempo completo a la lucha por la liberación de Nicaragua sin pedir  nada a cambio  y sin pactar o zancudear con nadie, murió con la frente en alto  y jamás mancilló la lucha libertaria de la contra y la memoria  de los miles de comandos hombres y mujeres que ofrendaron sus vidas en los campos de batalla combatiendo a la nefasta dictadura sandinista de los años ochenta.

A 25 años de su encuentro con el Creador lo tenemos en nuestros corazones, por lo que los miles de verdaderos contras tenemos la obligación moral y patriótica de honrar su memoria y ejemplo.
Máximo M. Castillo (Mexicano).

 

Estado de derecho

El Estado de derecho lleva explícitas las palabras “social” y “derecho”, por lo tanto tiene que ver con nosotros los ciudadanos y la vida en sociedad; el conocimiento, ejercicio y defensa de nuestros derechos y deberes, contemplados en la Carta Magna y otras leyes. Un simple gesto o un acto de tolerancia, solidaridad, respeto, no discriminación, cortesía o caridad hacia nuestros semejantes bastarían para que contribuyésemos a su instauración; puesto que se sustenta en los principios de bien común, solidaridad, equidad, responsabilidad, justicia y convivencia social.

Ejemplos de lo referido en el ámbito público son: ceder el paso a los peatones en las saturadas calles y avenidas, disminuir la bocina de los vehículos,  conducir sobrio y respetar el límite de velocidad establecido para tratar de reducir la dramática cifra de accidentes.

También, ayudar a cruzar la vía a personas con discapacidad o de la tercera edad, ceder el asiento en el servicio de transporte a embarazadas y ancianos, no usar las aceras de garaje, ni los cauces como basureros, no agredir verbal o físicamente en nuestro entorno familiar, compartir más tiempo con nuestros seres queridos; en fin, acciones que observamos menos en una sociedad que disminuye sus valores.

Si hablamos de los hombres, no vulnerar el derecho de las mujeres a caminar por la calle o viajar en bus de forma segura, al someterlas a algún tipo de acoso y abuso sexual.

Más hechos en el ámbito privado: respetar la integridad física y emocional de nuestra pareja, evitando agredirla verbal o físicamente; distribuirse equitativamente los quehaceres del hogar y cumplir con la pensión alimenticia cuando no persista la unión conyugal.

Sobre el trabajo, llegar puntual, ser eficientes, respetar las obligaciones y derechos de la  jornada laboral y el elemental sentido de solidaridad  cuando se produce una tragedia en el núcleo de trabajo.

No criticar ni menospreciar por orientación sexual, condición social, nivel de escolaridad, oficio, etnia, defecto físico, religión y preferencia política, etc., son ejemplos del Estado de Derecho en la cotidianidad.
Como podemos colegir, el término trasciende lo político y lo jurídico; se trata de un estilo de vida, una forma de ser, pensar y comportarse en sociedad; según normas, preceptos y principios universales.

Su fin ulterior es “realizar la justicia social y la dignidad humana”. Por eso, nos atañe a todos y depende de nosotros hacerlo posible en la medida que conozcamos y ejerzamos, demandemos y respetemos los derechos humanos, la ley y el orden.
Henry Peralta Argeñal. Docente de Periodismo.

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