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La Prensa

Vigencia del legado de Sandino

Hoy se conmemora el 83 aniversario del asesinato de Augusto C. Sandino, Héroe Nacional de la lucha contra la ocupación militar extranjera y por el rescate de la soberanía de Nicaragua y la dignidad nacional de los nicaragüenses.

Por ser Sandino un símbolo de identidad nacional, en el pasado hubo manipulaciones para convertir su nombre en bandera de un partido político, inclusive, para cometer al amparo del poder tropelías que el “general de hombres libres” jamás habría consentido. Por el contrario, las hubiera combatido con absoluta firmeza.

Cuando se conmemoró el 36 aniversario del fusilamiento de Sandino por orden del general Anastasio Somoza García, el 21 de febrero de 1970, el otro gran Héroe Nacional de Nicaragua, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, escribió en un editorial de LA PRENSA que “la memoria de Sandino ha sido usada para infinidad de cosas, pero el tiempo y la historia poco a poco van esclareciendo los ribetes de su verdadera personalidad e intenciones”.

En aquel tiempo Sandino era denigrado por el somocismo, mientras otros lo usaban como bandera para promover el establecimiento de un régimen totalitario como el que en 1959 se había impuesto en Cuba. Pero “Sandino nunca fue COMUNISTA, sino NACIONALISTA”, aclaró categóricamente el doctor Chamorro Cardenal.

45 años después del asesinato de Sandino, su nombre fue utilizado para justificar una revolución cuyos cabecillas aseguraban que tenía el fin de liberar a los nicaragüenses y procurarles la felicidad, pero lo que hicieron fue imponer otra dictadura peor y saquear los bienes públicos como ningún régimen corrupto lo había hecho anteriormente.

En una carta fechada el 13 de diciembre de 1927, Sandino escribió que “los bienes de la nación deben ser sagrados y deben respetarse, porque el ser partidario no amerita ningún derecho para medrar al amparo de la causa que se invoca”. Sin embargo, los que 45 años después del asesinato de Sandino tomaron el poder en su nombre, hicieron todo lo contrario de lo que el héroe había predicado.

Como dice con pleno conocimiento de causa Moisés Hassan, antiguo combatiente revolucionario del FSLN y exmiembro de la junta sandinista de Gobierno, en su libro La maldición del Güegüense, “la asquerosa piñata (o sea el saqueo de los bienes de la nación para provecho particular) comenzó el 20 de julio de 1979, no el 26 de febrero de 1990, como quisieran hacernos creer…”
También el ideal democrático de Sandino fue traicionado por quienes se apropiaron de su nombre para tomar el poder. “El pueblo es soberano y debe respetársele su derecho de elegir a sus gobernantes”, escribió Sandino en su Manifiesto al pueblo de Nicaragua sobre las elecciones, del 6 de octubre de 1927. Y advirtió también, en ese mismo documento, que “la orientación política de mi Patria debe alejarse de todo caudillismo, pues la experiencia dolorosa nos obliga a buscar otro sendero. El pueblo siempre ha sido víctima de la desenfrenada ambición de los caudillos”.

¡Quién le diría a Sandino que 83 años después de su inmolación en el altar de la patria, detentaría el poder en Nicaragua un caudillo que se dice sandinista y hace víctima de su ambición desenfrenada al pueblo nicaragüense!

Editorial legado de Sandino Nicaragia Sandino archivo
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