A propósito del recién pasado Día del Amor y la Amistad. Alimentación y amor son necesidades básicas del ser humano, la alimentación es de carácter fisiológico y el amor de carácter psicológico, se complementan, están íntimamente relacionadas.
Desde el nacimiento, el acto de alimentar a nuestros hijos comúnmente se realiza con amor, con mucha ternura. Son sentimientos que se unen a la responsabilidad que tenemos de nutrir al menor, totalmente dependiente de los adultos.
A través del tiempo, seguimos manifestando cariño con alimentos, de tal forma que la alimentación es la conjugación de una necesidad biológica y las tradiciones familiares y sociales que constituye la cultura.
Comemos no solo para satisfacer el hambre y llenar las necesidades nutricionales sino también para recibir o compartir atenciones con familiares, compañeros de trabajo, amigos o con nuestra pareja, además de disfrutar del placer que genera comer.
Es así que muchas veces comemos por “deseos de comer” (apetito) no por hambre o por necesidad. Cuando perdemos la perspectiva entre el balance y el placer de comer, descuidamos la cantidad que comemos, la combinación de alimentos que hacemos y aumentamos la frecuencia de esta pérdida de control; la alimentación puede convertirse en causa de enfermedad. ¡Cuidado!
Relaciones afectivas
Los hábitos de alimentación y estilo de vida se transmiten de padres a hijos, entre amigos y entre parejas. Un estudio científico reveló que… “La posibilidad de una persona de ser obesa aumenta un 57 por ciento si tiene un amigo obeso, en un lapso dado.
Entre los hermanos, si uno de ellos se vuelve obeso, la posibilidad de que el otro también lo sea aumenta el cuarenta por ciento. Si un cónyuge gana peso, la posibilidad de que el otro también lo haga se incrementa 37 por ciento”.
Otros estudios muestran que los hábitos de vida saludables se practican mejor en pareja, en grupo familiar o entre amigos. Según investigadores de University College London, en su trabajo observaron que cincuenta por ciento de los participantes lograban cambios en el estilo de vida si sus parejas les acompañaban en dicho cambio, mientras que si no tenían el acompañamiento de su pareja solo 17 por ciento lo conseguía.
Últimamente la tendencia cada vez más es mejorar nuestro estilo de vida, la calidad nutritiva de la alimentación, menos cigarrillo, menos licor, más actividad física, diversión sana al aire libre y sueño suficiente, nos estamos haciendo más conscientes de la necesidad de cuidar nuestro cuerpo para lograr salud en el presente y en el futuro, muchas de las enfermedades crónicas como algunos tipos de cáncer, diabetes, hipertensión, gota, osteoporosis, se pueden prevenir.
Hagamos del estilo de vida saludable un proyecto de vida entre amigos, entre parejas y familiares. Propongámonos comer con moderación, disminuir las frituras, dulces, refrescos, bebidas gaseosas, cervezas y otros licores, comer más frutas y vegetales.
Que el compartir sea para disfrutar y adoptar preparaciones culinarias, hábitos alimenticios y de actividad física que beneficien la salud.
Aprovechemos toda oportunidad para poner en práctica diversiones que implique movimientos corporales como andar en bicicleta, nadar, bailar, patinar o caminar.
