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Carlos Tünnermann Bernheim

Educación y habilidades para el siglo XXI

El 24 y 25 de enero pasado tuvo lugar en Buenos Aires una Reunión Regional de Ministros de Educación de América Latina y el Caribe auspiciada por la Unesco, a la que asistió un alto funcionario del Ministerio de Educación de Nicaragua en ausencia de la ministra.

La reunión aprobó la “Declaración de Buenos Airesâ€, bajo el título: “E 2030: Educación y habilidades para el siglo XXI†documento que, pese a su importancia, no ha sido suficientemente divulgado en nuestro país.

El tema principal de la cita ministerial fue analizar las políticas que los países de la región deberían impulsar para la realización del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4, que persigue: “Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todosâ€. Este objetivo forma parte de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, aprobada por las Naciones Unidas en 2015.

La Declaración de Buenos Aires reafirma que la educación es un derecho humano fundamental y la base para la realización de otros derechos y la reconoce como “condición esencial para la paz, el desarrollo sostenible, el crecimiento socioeconómico, el trabajo digno, la igualdad de género, la prevención de la discriminación en todas sus formas, la ciudadanía responsable, la salud y el bienestarâ€.

Partiendo del reconocimiento que el mayor desafío en la región es la desigualdad, el documento aboga porque todas las niñas y niños terminen los ciclos de enseñanza primaria y secundaria, “que ha de ser gratuita, equitativa y de calidad y producir resultados escolares pertinentes y eficacesâ€. ¡Enorme reto para nuestro sistema educativo!

Este objetivo no se logra con estrategias de corto plazo, como las que hasta ahora ha impulsado el Gobierno, sino con una visión de largo plazo, como lo dice la declaración, acompañada de “una nueva mirada de la educación, del aprendizaje, de la enseñanza, de las políticas y acciones a realizar, con innovación, integralidad y planificación estratégicaâ€.

Coincidiendo con una de las conclusiones del reciente estudio de Funides, la Declaración aboga por una educación y aprendizaje a lo largo de la vida, desde la primera infancia hasta la educación superior. Es indudable que la educación inicial y una buena educación preescolar representan la base para un tránsito exitoso por los subsiguientes niveles educativos.

La calidad de la educación, en todas sus dimensiones y niveles sigue siendo, según la Declaración, “la gran deuda educativa pendiente en la regiónâ€, y más aun en Nicaragua, agregamos nosotros. De ahí el compromiso adquirido por los estados que suscribieron la Declaración de mejorar la calidad y pertinencia de la educación. Tras lograr plena cobertura en la primaria, se señala la importancia de la educación secundaria, técnica y superior “para la generación de nuevo conocimiento, la innovación científica y tecnológica y el desarrollo.

Uno de los puntos más importantes del documento es el reconocimiento del rol central que desempeñan los docentes y demás profesionales del ámbito educativo para alcanzar una educación de calidad. Se aboga por el perfeccionamiento permanente de los docentes y su empoderamiento para enfrentar los desafíos que presenta la enseñanza en el siglo XXI, para lo cual “la docencia debe transformarse en una profesión de excelenciaâ€.

Otros acuerdos importantes se refieren a los ambientes educativos, la vinculación de la escuela con la comunidad, el enriquecimiento de los currículos y las prácticas para el desarrollo de las habilidades del siglo XXI, mediante “políticas curriculares a través de un enfoque interdisciplinario y holístico, centrado en el aprendizaje activo, contextualizado, transferible y autónomo, con prácticas pedagógicas inclusivas y transformadoras, que consideren vínculos con las dimensiones de la vida, maximicen el uso de las tecnologías de la información y la comunicación e incluyan temas relevantes de la sociedad global, interconectada, digital y dinámicaâ€.

No podía faltar en la Declaración el compromiso para implementar programas integrales de educación para el desarrollo sostenible, la ciudadanía mundial, el respeto a los derechos humanos, la igualdad de género, la cultura de paz, la no violencia y la convivencia, así como para enfrentar los desafíos del cambio climático. Se deberán promover, donde corresponda una educación multicultural con énfasis en la lengua materna y el aprendizaje de una segunda lengua.
El autor es jurista y escritor.

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