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Julio César Castillo Ortiz

El vínculo perfecto en la familia

Nuestra Constitución Política establece que la familia es el núcleo de la sociedad, sin embargo, cuando una persona se da la oportunidad de entablar una relación con Dios, se puede dar cuenta que la familia, en realidad, es el alma de toda nación. Cuando Dios entra a tu corazón, Él no solo quiere bendecir tu vida, sino a toda tu familia, pues Él, mejor que nadie comprende la trascendencia que tiene este entidad para la sociedad en general.

Por medio de una primera familia, Dios concluye su obra perfecta: la creación. Fue a una familia que Dios llama para fundar su nación, Abraham y Sara. Es en el seno familiar que el Creador del universo decide enviar a su hijo unigénito.

La familia para el Señor es la primera institución dada a todo ser humano, es el refugio por excelencia que Dios ha diseñado para que sus hijos puedan desarrollarse en esta tierra. “Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa”, le aseguró Pablo al carcelero que buscaba la fórmula para salvarse.

¿Qué hace ser a la familia la entidad por excelencia para el desarrollo de todo ser humano? Esta aunque se compone por seres humanos imperfectos, en ella tenemos la oportunidad de acoger el vínculo de unión perfecto: el amor. Es con el amor que podemos construir todo lo que visionamos para nuestra nación, es el amor, el componente perfecto para hacer realidad los sueños de todo ser humano.

Lo alarmante es que, hoy por hoy, pareciera que hemos olvidado cuidar nuestras cimientes, las únicas bases que pueden hacer resurgir a cualquier nación. Muchos con dolor, vemos que las familias están en peligro, matrimonios jóvenes que no duran más de cinco años, parejas con casi treinta años de relación, deciden separarse, y por tanto ahora tenemos en abundancia, hijos que no tienen la oportunidad de crecer junto a sus dos padres.

Así como corre peligro la tortuga de carey, el jaguar, el lagarto negro, el ocelote, también actualmente la familia se encuentra en peligro de extinción. ¿Por qué hemos llegado a descuidar nuestro hogar? ¿Acaso ha pasado de moda formar un seno familiar para cuidar de las bases de nuestra sociedad? ¿Habrá otra institución que ya superó el trabajo de formación que tiene la familia?

Mientras excluyamos al amor, como el vínculo perfecto de unión, nuestras familias estarán más cerca de la extinción. Nuestro Padre Celestial hizo buenas todas las cosas de la creación, el ser humano es el que se ha encargado de destruirlas.

Nuestro hogar debe dejar de ser un ring de boxeo, el hotel donde solo se llega por las noches a descansar, que se acaben las rivalidades, para que la casa vuelva a convertirse en ese refugio de paz, donde la esposa espere con amor el regreso de su marido del trabajo, mientras tanto, el marido que extrañe estar con esposa y los hijos estén conscientes que en casa tienen un refugio de amor por excelencia.

Salvar nuestra familia conlleva esfuerzo y sacrificio, pero no es imposible cuando tomamos como modelo al Creador del universo, nuestro Señor Jesucristo, quien vino a la tierra dentro de un seno familiar, porque el mismo quiso darle a la familia el lugar que se merece. Tomemos el ejemplo de Josué, cuando con determinación decidió servir al Señor también incluyó a toda su familia: “Pero yo y mi casa serviremos al Señor” (Josué 24:15). Indudablemente la familia es la primera empresa que todo hombre y mujer, creyentes en Cristo, deben cuidar y administrar.

El autor es Presidente de la Asociación Cristiana Jesús está Vivo.

Opinión familia núcleo familiar archivo
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