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El equipo médico que realizó el primer trasplante renal en Nicaragua. LAPRENSA/CORTESÃA

Trasplante renal, necesario para vivir

Hace 17 años el nefrólogo cubano Silvio Rodríguez estuvo al frente de la primera cirugía de trasplante de riñón en el hospital Salud Integral, lugar donde encontró apoyo

Cuando el equipo de nefrología del hospital Salud Integral realizó el primer trasplante de riñón en el año 2000, estaban seguros de dos cosas: habían hecho historia en Nicaragua y le habían dado al país la solución más efectiva para atender los casos de insuficiencia renal crónica, una de las enfermedades que más azota a la población nicaragüense.

El trasplante renal tuvo resultados satisfactorios a pesar de que la hazaña fue casi un experimento en el país, ya que pocas personas creyeron que fuera posible hacerlo y tampoco existía soporte legal para este tipo de cirugías en Nicaragua.

Fue hasta el nueve de octubre de 2013 que se aprobó la ley 847, Ley de Donación y Trasplante de Órganos, Tejidos y Células para el Ser Humano. Pero en lugar de impulsar los trasplantes renales –esta normativa que permanece sin reglamentar– ha frenado las cirugías en el país. Además muy pocas personas se atreven a donar un órgano en vida y tampoco después de la muerte.

Se ofreció voluntario para trasplante renal

Este no fue el caso de José Urrutia, quien al alba de un día en el año 2000 partió de Estelí –su ciudad natal– hacia Managua a una sesión de hemodiálisis. Para sorpresa suya esa mañana en una sala del hospital Salud Integral recibió una inusual propuesta de un grupo de nefrólogos dirigidos por un médico cubano llamado Silvio Rodríguez.

“Me dijeron –que como en ese tiempo estaba joven– que si quería participar (en un trasplante renal) pero que no iba a responsabilizar a nadie: equipo médico, anesteciólogos, hospital. Sencillamente iba a ser una muestra de que se podía hacer el trasplante. Pues yo me presenté como voluntario y les dije que no iba a responsabilizar a nadie. Al fin y al cabo estaba resignado a estar en el programa de las hemodiálisisâ€, recuerda.

Ese día Urrutia regresó a Estelí con el cuerpo adolorido por la hemodiálisis pero con una esperanza, encontrar a una persona que quisiera donarle un riñón. Para mayor sorpresa, le sobraron órganos para el trasplante.

99 por ciento de compatibilidad con su hermano Leonel

“Se presentaron todas mis hermanas y hermanos a ver que grado de compatibilidad tenían ellos para hacerme el trasplante y un hermano mío llamado Leonel Urrutia me dijo: no te preocupes yo te lo voy a donar, yo soy la persona indicada, porque en los exámenes que le hicieron a toda mi familia él tenía mayor grado de compatibilidad conmigo, estamos hablando de un 99 por ciento, prácticamente era mi clonâ€, expresa.

La idea de hacer trasplantes renales en Nicaragua no era nueva. “Estoy convencido de que habían nefrólogos, cirujanos que tenían en mente hacer trasplantes en el país, dado que había una alta incidencia de enfermos renales crónicos pero no había personal calificado para hacerloâ€, reflexiona Silvio Rodríguez, el médico que dirigió la primer cirugía de este tipo en el país.

 

Rodríguez de origen cubano tenía poco tiempo viviendo en Nicaragua, pero antes de salir de su natal Cuba se especializó en trasplantes de riñón en Camagüey. Puesto en suelo nicaragüense visitó casi todos los hospitales de referencia nacional para persuadir a las autoridades locales de la necesidad de realizar trasplantes de riñón, pero en todos los lugares la respuesta era la misma.

“Me cantaban cero en todas partes, estuve en el (hospital) Lenín Fonseca, en Sumédico, en qué lugar no hablé de esto, hasta que en una ocasión sabiendo que el hospital Salud Integral tenía una unidad de diálisis alguien me consiguió una entrevista con el licenciado Ismael Reyes y fui a ver a Ismael pero pensando que el resultado iba a ser el mismoâ€, recuerda.

Sin embargo, el propietario de Salud Integral decidió apoyar los trasplantes renales y el equipo de nefrología de ese hospital creó una serie de protocolos de atención. Así fue como el primero de febrero del año 2000 lograron implantar a José Urrutia un riñón de su hermano Leonel.
Desde aquel día, el doctor Rodríguez y su equipo han realizado 50 trasplantes renales de manera satisfactoria, aunque muy pocas personas se atreven a donar un riñón.

“La gente tiene miedo a donar porque no hay una cultura de donación de órganos en el país (…), la gente debe tomar conciencia de la necesidad que hay de promover el trasplante, que es el tratamiento de sustitución renal más barato, el que mejor se recupera el pacienteâ€, explica.

Insuficiencia Renal Crónica en Nicaragua

La IRC consiste en la pérdida de las funciones normales del riñón, este órgano deja de filtrar toxinas y otros desechos del cuerpo. En Nicaragua esta epidemia afecta principalmente la región de occidente y las causas aún son desconocidas señala el doctor Rodríguez.

“Un individuo que se levanta a las tres de la mañana y se va a cortar caña, con alta temperatura, con ejercicio violento, con golpes de calor, que se hidrata mal, que come mal, que llega en horas de la tarde con dolores en el cuerpo por el esfuerzo que hizo y se toma dos diclofenac que son nefrotóxicos y si para colmo de males se toma media botella de ron ¿qué más quiere? Eso es suficiente para que al cabo de dos años este paciente desarrolle insuficiencia renalâ€, explica el especialista.

Debido a la alta incidencia de la IRC en Nicaragua el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) inició en 2006 su programa de terapia sustitutiva renal con 63 personas y para el 2015 existían 467 pacientes incluidos, según el Anuario Estadístico de esa institución.

Cirugía cuesta de entre 50,000 y 70,000 dólares en EE. UU.

Aunque la solución para la IRC es trasplante renal y no la hemodiálisis, esta cirugía cuesta entre 50,000 y 70,000 dólares en países como Estados Unidos o Cuba. Según el galeno, una vez que la persona con IRC recibe un nuevo riñón puede continuar su vida sin ninguna complicación. De no hacerse el trasplante, es necesario de dos a tres jornadas de hemodiálisis a la semana, lo que resulta devastador para el enfermo.

La IRC en Centroamérica

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) la Insuficiencia Renal Crónica (IRC) mató a 16,236 personas en Centroamérica entre el 2005 y 2009. Sólo en Nicaragua murieron 3,442 hombres en ese periodo. En esa ocasión el la OPS señaló que el ascenso de la enfermedad es “desconcertanteâ€.

“Centroamérica ha presentado durante las últimas dos décadas un desconcertante aumento de la IRC, causante de miles de muertes. De acuerdo a los datos disponibles, las tasas de mortalidad específica por insuficiencia renal crónica en la región (y mayores de 10 muertes por 100.000 habitante) corresponden en orden decreciente a Nicaragua (42,8), El Salvador (41,9), Guatemala (13,6) y Panamá (12,3)â€, alerta el documento “La Enfermedad Renal Crónica de las Comunidades agrícolas de Centroaméricaâ€.

Lo que dice la Ley 847

El artículo 10 de la Ley 847, Ley de Donación y Trasplante de Órganos, Tejidos y Células para el Ser Humano, establece: “Las personas donantes vivas deberán estar relacionados genética, legal o emocionalmente con las personas receptoras.â€

Luego, en el artículo 11, enumera una serie de requisitos para ser donante de órganos como: Ser mayor de edad y estar en pleno goce de sus facultades mentales, tener un estado de salud adecuado para la extracción, haber sido informado de los riesgos de la donación y una autorización firmada. Esta ley nació con el objetivo de establecer las disposiciones que regulan la donación y la obtención de órganos, tejidos y células de personas naturales vivas o de cadáveres humanos y evitar el tráfico de órganos en Nicaragua.

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