14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
tragedias
LA PRENSA

Una dictadura fracasada y acosada

El Senado de los Estados Unidos (EE.UU.) se sumó la semana pasada a la corriente internacional de condena a la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela.

La dictadura venezolana está cada vez más aislada internacionalmente, rechazada por la amplia mayoría del pueblo venezolano y acosada por la oposición interna que reclama el derecho de sacarla del poder por medio de elecciones libres y limpias.

Por supuesto que, por sí solos, los pronunciamientos y las sanciones internacionales no harán caer a la dictadura chavista de Nicolás Maduro. Una antigua regla de la política establece que ningún régimen, por muy podrido que esté, cae por sí mismo. Hay que hacerlo caer. Y advierte también esa vieja regla política —que sigue siendo válida—, que una crisis social y nacional se puede “podrir” y quedar estancada por tiempo indefinido.

Esto es lo que la oposición venezolana quiere evitar, con su propio esfuerzo y el auxilio de la presión internacional.

El régimen de Maduro es repudiado por la gran mayoría de los venezolanos. La oposición es fuerte y ha protagonizado heroicas jornadas de lucha política tratando de derrotar a la dictadura. La comunidad democrática internacional, por medio de las instituciones europeas, la OEA y los EE. UU., se han solidarizado con el pueblo venezolano y apoyado a las fuerzas políticas que luchan por la restauración de la democracia. Pero todo eso ha sido insuficiente hasta ahora.

También la Iglesia católica de Venezuela ha pedido a sus feligreses que no se dejen intimidar y que se rebelen de manera “pacífica y democrática” contra el régimen chavista. El arzobispo de Caracas, cardenal Jorge Urosa Savino, quien ha mantenido una línea de conducta claramente democrática pero serena, moderada y favorable al diálogo político para buscar salida a la crisis, ha instado a los sacerdotes a que en las homilías desmientan la propaganda oficialista de que la crisis del país se debe a una supuesta “guerra económica” de la burguesía.

A estas alturas casi tres cuartas partes de la población venezolana están conscientes de que la crisis general y terminal que sufre el país, es causada por la misma revolución bolivariana, socialismo del siglo XXI, poder chavista o como quieran llamarle. Y saben por tanto que la única solución es poner fin a la dictadura y restaurar en Venezuela el sistema democrático, político y económico.

Otra convicción de la oposición venezolana, por encima de las diferencias tácticas derivadas de su composición pluralista, es que la salida tiene que ser por una vía cívica y democrática, pero no mediante un diálogo que más bien ha beneficiado al régimen de Nicolás Maduro.

Salvar y mejorar a la dictadura no resuelve la profunda crisis política, económica y social de Venezuela. En todo caso, si se vuelve a montar un diálogo político solo tendría que ser para restablecer la soberanía del poder legislativo y convocar a elecciones libres y transparentes. Después vendrán las reformas constitucionales y demás medidas indispensables para la restauración de la democracia.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí