Keith “One Time” Thurman le ganó a Danny “Swift” García más con inteligencia que guiado por sus propios impulsos. Este sábado en el Barclays Center de Brooklyn, Thurman volvió a darle validez a la premisa de que el boxeo como deporte no solo tiene su esencia en el golpeo bruto, cavernario, sino que va más allá de eso, se gana también con estrategias y ahí es donde reside la grandeza de lo que hizo.
Después de 12 asaltos variopintos, en los que igual el público vivió en carne propia las emociones, aunque también regaló abucheos a los boxeadores cuando bajaron la temperatura, Thurman (28-0-22 KO’s) se convirtió en el campeón unificado de las 147 libras del Consejo Mundial de Boxeo y de la Asociación de Boxeo, al lograr una decisión dividida que no reflejó con fidelidad lo que se vio en el ring.
Dos tarjetas con puntajes de 116-112 y 115-113 favorecieron a Thurman y una de 115-113 se fue del lado de García, quien perdió su respetable invicto (33-1-19 KO’s), porque la versión que ofreció fue indistinta de sus combates más recientes, o esa impresión brindada debió nacer al encontrarse con un oponente de movimientos inquietantes y de un golpeo temeroso capaz de acabarlo todo en un abrir y cerrar de ojos.
Los primeros tres rounds tuvieron la cualidad de lo vistoso, sobresalió el ingrediente del suspenso, cuando un muy decidido Thurman castigó con velocidad, usando volados a la cabeza a un Danny García que lució pasmado, como adormecido, pero que por igual resistió, sacando muy poco las manos, sin embargo, estuvo al borde del nocaut, pero como suele pasar en peleas como estas, el orgullo de un campeón se duplica.
Pronto, a eso del quinto round, los decibeles de acción bajaron en Thurman y los de Danny García incrementaron, quien se impulsó a castigar a los bajos. En el último tramo, convencido de que había ganado, Thurman no arriesgó, se montó en la bicicleta y esperó el fallo de los jueces.