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Corea del Sur, Park Geun-hye

Miembros de los servicios de emergencia surcoreanos trasladan el cuerpo sin vida de un simpatizante de la expresidenta Park Geun-hye. LA PRENSA/EFE

Tiembla el “status quo” en Corea del Sur

La presidenta surcoreana Park Geun-hye fue destituida de su cargo por la Corte Constitucional, que estableció que la mandataria violó la Carta Magna del país

Esto no figuraba en los papeles. Corea del Sur estaba demasiado dividida, era demasiado corrupta, totalmente controlada por los ricos y los poderosos, que siempre se salían con la suya.

Hace cuatro meses, la noción de que la gobernante del país, junto con la crema y nata de la política y los negocios, sería desplazada como consecuencia de protestas masivas tan pacíficas como sostenidas parecía ridícula.

Sin embargo, un tribunal destituyó ayer a la presidenta Park Geun-hye, quien ha sido acusada de extorsión y otros delitos. El director de la empresa más grande del país, Samsung, está preso, juzgado por soborno y desfalco en relación con el escándalo de corrupción que le costó la cabeza a Park, hija del fallecido dictador Park Chung-hee. Y varias figuras alguna vez intocables están detenidas, esperando juicios. El status quo se estremece y los surcoreanos están desconcertados ante el rumbo que han tomado las cosas.

Espíritu de lucha

Ahora viene lo más difícil. La gente deberá encontrar la forma de hacer que su espíritu de lucha, que la llevó a salir a la calle semana tras semana para denunciar la corrupción, genere progresos duraderos.

El futuro está lleno de interrogantes, empezando por quién tomará el Gobierno. Habrá elecciones el 9 de mayo y hay una media docena de candidatos.

Como favorito asoma un liberal, Moon Jae-in, que fue derrotado por Park en el 2012 y ahora encabeza las encuestas. Pero los conservadores, muy golpeados por las denuncias de corrupción, todavía son fuertes en determinadas regiones, sobre todo en el sur, y apuestan al surgimiento de un candidato carismático.

Resta por verse también si la voluntad de cambio se mantiene y hasta dónde llega. Corea del Sur ha vivido en el pasado cambios rápidos e intensos. Luego de librarse del colonialismo japonés se sucedieron la guerra coreana de los años cincuenta, un milagro económico apuntalado por una brutal dictadura y finalmente una de las democracias más exitosas del mundo.

Nuevo rumbo

Debajo de la superficie, no obstante, perduran profundas divisiones políticas y sociales, entre conservadores y liberales, entre ricos y pobres, entre hombres y mujeres. Y las élites siempre se las ingenian para salir adelante, ilesas. Solo fueron derrotadas mediante cambios violentos, con manifestaciones reprimidas con gases lacrimógenos, no como resultado de movilizaciones pacíficas, como las de los últimos meses, impulsadas por gente de todas las clases sociales y creencias políticas.

La caída de Park puede haber marcado un nuevo rumbo. Entre las novedades: una ciudadanía revitalizada, que siente que puede marcar la diferencia cuando se une y organizaciones cívicas decididas a sacar provecho de su capacidad de movilizar a la población en protestas pacíficas que consiguen sus objetivos.

No hay garantías de que nada de esto durará. “Este es un momento de transición crucial”, opinó John Delury, experto en Asia de la Universidad Yonsei de Seúl.

Acercamiento con el norte

Si Moon, el candidato liberal favorito, llega a la Presidencia, podría haber grandes cambios en las relaciones con Corea del Norte. Este político fue colaborador del finado presidente liberal Roh Moo-hyun, que en los años 2000 buscó un acercamiento con el norte, promoviendo intercambios comerciales y culturales, que posteriormente serían interrumpidos por los conservadores.

De llegar a la Presidencia, es probable que Moon promueva más diálogos con el norte y reabra un parque industrial del otro lado de la frontera, que era administrado conjuntamente por las dos Coreas antes de que Park lo cerrase el año pasado luego de un ensayo nuclear de los norcoreanos.

Park Geun-hye. LA PRENSA/EFE

Habría que ver cómo reaccionan los sectores conservadores no solo de Corea del Sur, sino de Japón y Estados Unidos si hay un acercamiento con el norte. Quien sea que tome el poder tendrá un mandato inusualmente fuerte en un país que siempre ha estado muy dividido. Para que esta tónica se mantenga, los surcoreanos deberán resistir una tendencia natural a relajarse y darse por satisfechos.

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agentes han acordonado la máxima instancia judicial surcoreana, la Casa Azul (sede de la Presidencia) y otras dependencias gubernamentales en el centro de Seúl debido a la tensión que se respira con motivo de las manifestaciones a favor y en contra de Park.

La “Rasputina” surcoreana

El Tribunal Constitucional ratificó en un dictamen histórico la destitución de la presidenta de Corea del Sur por su conexión con el caso “Rasputina”, veredicto que desató unas violentas protestas de sus seguidores en Seúl, que han dejado al menos dos muertos.

La sentencia, televisada en directo por las principales cadenas nacionales, estableció que Park vulneró la Carta Magna al permitir a su amiga Choi Soon-sil, de 60 años y conocida como la “Rasputina”, entrometerse en asuntos de Estado y al confabularse con ella para extorsionar fondos a grandes empresas, entre ellas Samsung, la mayor del país.

El asesinato de su madre en Seúl en 1974 (Park contaba 22 años y se acababa de graduar en Ingeniería Eléctrica) a manos de un seguidor acérrimo del régimen norcoreano, le obligó a asumir el papel de primera dama.

Fue entonces cuando Park entabló relación con la ahora conocida como “Rasputina” y el padre de esta, Choi Tae-min, líder de una secta religiosa que se declaraba mensajero de su difunta madre.
Park, quien nunca se ha casado ni tiene hijos, desempeñó el papel de primera dama hasta 1979, cuando su padre fue asesinado a manos de su propio jefe de Inteligencia.

Sin la inmunidad que le otorgaba el cargo, la política puede enfrentarse a un nuevo episodio trágico en su biografía. Podría ser juzgada por corrupción y, si es condenada, pasar de la comodidad de la Presidencia a la dureza de una prisión.

Reportajes Corea del Sur Park Geun-hye archivo

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