La producción de energía hidroeléctrica ha bajado en los últimos años y podría bajar aún más pues según datos de la Primera Comunicación de Nicaragua ante la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, se proyecta disminuciones de 36. 88 por ciento en un escenario optimista y del 57.24 por ciento en un escenarios pesimista.
Del 52 por ciento de la matriz energética renovable, el 9.1 por ciento es hidroeléctrica, a pesar que Nicaragua posee en Centroamérica el mayor potencial para generar energía hidroeléctrica (2,000 megavatios)
Javier Mejía, oficial de Centro Humboldt manifestó que previendo estos panoramas es necesario en primera instancia revisar los requerimientos ambientales de las obras.
Esto implica revisar los caudales de diseños de las obras, si se ajusta o no al caudal ecológico de los cuerpos de agua que se pretenden intervenir. También hay que contemplar en términos del embalse de estas obras, las afectaciones a la población si es que esto va implicar movilización de comunidades, además esto puede significar pérdida de cobertura boscosa en las zonas de inundación”, sostuvo Mejía.
Actualmente hay seis hidroeléctricas cuatro estatales y dos privadas, entre las estatales está: Yakalwas, Larreynaga, Carlos Fonseca y Centroamérica y entre las privada están: el bote e hidropantasma.
En el 2015 y 2016 las hidroeléctricas generaron energía por debajo del dos por ciento durante la época de invierno.
Daños ambientales
Por otro lado, Javier Mejía, oficial del Centro Humboldt destacó que hay que tomar en cuenta que las inundaciones que se realizan en estos proyectos hidroeléctricos en zonas tropicales implican emisiones de metano, el cual es un gas de efecto invernadero, por lo tanto, es necesario que estos proyectos tomen en cuenta esta cuantificación de emisiones en sus estudios de impacto ambiental.
“En el diseño de la obra es sumamente importante tomar en cuenta tanto la precipitación como la temperatura, ya que ambas variables son importantes para la capacidad de generación”, dijo Mejía.