Querida Nicaragua: como exaltación permanente de amor a su pueblo los mexicanos gritan: “México para los mexicanos”, lo que al menos significa que se le da la preferencia al ciudadano mexicano dentro de su país. En Nicaragua parecemos querer o aceptar lo contrario: Nicaragua para quien sea, menos para los nicas. En la famosa observación o acompañamiento de la OEA en las elecciones municipales de noviembre próximo está declarado y seguramente ordenado que dentro de los tales acompañantes no se aceptará a ningún nicaragüenses. La OEA traerá a su gente, que desconoce todas las mañas y chanchullos que todos conocemos que ocurren en cada elección y permite que no haya ningún nicaragüense, como si las elecciones municipales fuesen en otro país y no se estaría jugando el destino de los nicaragüenses.
Quisiéramos saber cómo y cuántos observadores (acompañantes) de la OEA van a poder revisar, observar o acompañar a 153 municipios o sea 153 elecciones en un solo día. Los magos de don Luis Almagro seguramente tienen el don de la ubicuidad para estar presente en todas estas mesas de votación, además tendrán el don de adivinación o telepatía para leer el pensamiento de “ciertos” miembros de las Juntas Receptoras cuya conducta es hartamente conocida por nosotros los nicas.
Es probable que la OEA cuente con la colaboración de don Telémaco Talavera, el jefe del Consejo Nacional de Universidades y este le reúna de mil a cuatro mil estudiantes que podrán ser investidos como observadores o acompañantes en las elecciones.
Lo que queda claro es que penosamente han sido despreciados los servicios especializados de Ética y Transparencia e Ipade, prestigiosos organismos nicaragüenses de observación electoral. Si las elecciones se supone que van a ser transparentes por qué no se permite que los nicaragüenses podamos observar nuestras propias elecciones. Esta es una pregunta obvia que el Gobierno no desea contestar.
En declaraciones internacionales el doctor Luis Almagro ha puesto de ejemplo a Nicaragua afirmando que cuando hay buena voluntad y entendimiento se pueden arreglar los problemas. Almagro habló de su visita a Nicaragua en la cual se reunió con la pareja presidencial y con todos los sectores del país. Lo que no dijo fue que se entendió muy bien con el Gobierno, la empresa privada, algunos gremios de productores y con todos aquellos que le dijeron que el país marchaba a las mil maravillas. Sin embargo no dijo que se había reunido con la líder campesina doña Francisca Ramírez, quien está en lucha permanente en contra de colonos que invaden el Caribe y en contra de la monstruosa ley 840 que vendió la soberanía nacional. Tampoco dijo que se había reunido con la promotora de Derechos Humanos, doña Vilma Núñez, quien acaba de ser declarada Mujer de Coraje en un hermoso acto presidido por la embajadora de los Estados Unidos, doña Laura Dogu.
Es decir que Almagro solo dijo la mitad de la verdad porque tampoco habló del importantísimo llamado al diálogo nacional que hizo la Conferencia Episcopal en 2014 y le fue mostrada por el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio José Báez, documento que de haber sido aceptado por don Daniel hubiese producido armonía, paz y concordia entre los nicaragüenses.
Sin embargo con todas estas vicisitudes no debemos perder la esperanza. Estamos vivos, tenemos una juventud estudiosa y preocupada por el futuro de la nación. No se crea que todos los muchachos de camisa blanca uniformados en los actos públicos no piensan. Sí piensan y saben que el futuro es de ellos y que debe ser un futuro de libertades, de progreso, de igualdad para todos y sobre todo un país de leyes donde los Poderes del Estado sean independientes y el Poder Electoral se convierta por fin en un organismo respetable, celoso vigilante de entregar el poder a quien hay obtenido una limpia mayoría de votos. No perdamos la esperanza.
El autor es periodista y empresario radial. Fue candidato a la presidencia de Nicaragua.