En Nicaragua es cada vez más común que se llame intransigencia al hecho de demandar que se cumpla con derechos básicos que en un país democrático ni siquiera serían tema de discusión, pues se da por descontado que existen, están ahí para todos y se deben respetar por todos, incluyendo y principalmente por quienes están a cargo del poder público.
Es así que la libertad de expresión, la libertad de información o la libertad de prensa son ahora una especie de concesión graciosa del régimen, hay gente que dice como que si fuese un gran logro del gobierno, que podemos decir lo que queramos, y es cierto, aún podemos decir lo que queramos, pero no sin consecuencias, pregúntenle si se puede decir lo que quieran a los dueños de medios que fueron obligados a vender su empresa a la familia gobernante, pregúntenle si pueden decir lo que quiera a todos los despedidos del Estado por no compartir la opinión de “la compañera y el comandante”, pregúntenle si pueden decir lo que quieran a los empresarios que por dar su opinión franca y terminan siendo auditados por todas la siglas institucionales posibles: DGI, DGA, INSS, Inatec, Mitrab, alcaldías, etc.
En fin, en Nicaragua el mero hecho de querer ser libre es motivo de represión por parte del régimen.
Ahora bien, hay algo que es peor para el régimen que decir lo que queramos: pedir esa cosa extraña llamada elecciones libres, ahí sí te ganás además de la represión, los insultos del gobernante, que en plaza pública se burla de este derecho y nos dice que, como según él, le robaron varias elecciones, él ahora se puede robar las que quiera y les llama victorias, como para dejarnos saber que el resto somos unos perdedores por dejarnos robar y no hacer lo mismo o peor que ellos. ¿Qué es ese invento de elecciones libres?
¿Qué es ese invento de separación de poderes? ¡Qué cosas más extrañas piden estos! ¡Seguro que son imperialistas y lo que no quieren es que “la compañera y el comandante” lleven la luz de su presencia a este pueblo! Bla, bla, bla. Así somos descalificados por pedir el derecho a decidir y vivir en libertad.
Hay quienes dicen que si la economía está bien lo demás no importa, que incluso para que la economía esté bien hay que suprimir derechos que estorban al crecimiento, que este modelo de régimen nos da estabilidad y que eso da oportunidad de producir riqueza, pero a algunos sí nos importan esas otras cosas que los del régimen miran exóticas y por eso estamos en esta lucha por elecciones libres y transparentes, que nos den la llave para que el pueblo decida quiénes son sus gobernantes y cuál es el modelo económico que prefieren.
El último hito de esta lucha es el acuerdo de la OEA con el actual régimen, acuerdo que no es suficiente para crear condiciones electorales, en donde se ausenta el origen de todo este problema, pues no se toca ni se da salida al desmontaje de la institucionalidad democrática y reconoce una institucionalidad derivada de procesos electorales fraudulentos, y que por tanto arrojan autoridades ilegítimas. No somos intransigentes, simplemente queremos ser libres… parece que es mucho para pedir.
El autor es dirigente del Frente Amplio por la Democracia (FAD)
