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mujeres estancadas

Una de las principales fuentes de trabajo para las mujeres en las ciudades son las maquilas. LA PRENSA/ARCHIVO

Mujeres estancadas en empleos precarios

Los negocios que más empleos generan en el país son precarios y las mujeres son quienes más están inmersas en esa oferta. El país necesita prestarle urgente atención a este tema, dicen economistas.

La fuerza laboral femenina se concentra en el país en actividades económicas consideradas como precarias y aunque existen esfuerzos por reducirlo, los datos oficiales muestran que la brecha entre hombres y mujeres permanece.

La Cartografía Digital y Censo de Edificaciones que publicó el Banco Central de Nicaragua (BCN) reflejan que esa fuerza laboral se concentra en comercios no especializados, con predominio de la venta de alimentos, bebidas o tabaco, restaurantes, servicio móvil de comidas y venta de comida rápida; venta al por menor de prendas de vestir y calzado en puestos ambulantes y mercados, enseñanza, formación técnica y profesional.

Y resulta ser una situación que amenaza no solo a Nicaragua sino a los países de Latinoamérica y el Caribe en general, donde casi la mitad de las mujeres empleadas están en condiciones de informalidad y precariedad, estima la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Se requiere un análisis detallado

La especialista en desarrollo económico, Elizabeth Membreño, explica que es necesario que existan acciones concretas para solucionar cada ramificación del tema, partiendo de un análisis a detalle de la brecha en la participación del empleo por parte de hombres y mujeres, la que está rezagada.

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Y también considera que un análisis del país debe hacerse por zonas: urbana y rural, siendo este último sector donde el panorama le parece más preocupante, independientemente de la actividad económica.

“Revertir esos patrones de desigualdad por enfoque de género implica seguir fomentando la mejoría en los niveles de calificación de la mano de obra femenina, porque la evidencia ha demostrado que a mayor nivel de educación, mayores son las posibilidades de inserción”, agrega Membreño.

El rol de los entes reguladores es controlar, regular, fiscalizar la prestación de los servicios públicos a la población, pero hoy en día han dejado de hacer su trabajo. LA PRENSA/ ARCHIVO

Eterna preocupación

Pero ¿a qué se debe la alarma entre las economistas del país? ¿qué consecuencias trae a la economía local el hecho de que las mujeres estén en la precariedad?

La economista independiente Adela Ubau sostiene que va más allá de la precariedad económica y la exclusión social, ya que también incide en tener menos acceso a la infraestructura básica y a los servicios.

“Las mujeres se enfrentan a mayor exposición a contingencias comunes (por ejemplo salud, propiedad, incapacidad y muerte), además impide que la mujer tenga una mayor protección laboral y quede expuesta a situaciones de vulnerabilidad como la violencia y dependencia económica”, explicó.

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Ubau agrega que el servicio doméstico (segmento que cuenta con los niveles más bajos de remuneración y protección social) sigue concentrado en un porcentaje bastante “significativo” en manos femeninas.

Frutas y verduras

¿Cómo revertirlo?

Ubau cree que se debe hacer un esfuerzo por parte del Estado en asegurar mejores programas de capacitación, acceso a trabajo formal desde que se cuenta con el primer empleo y establecer alianzas con el sector privado y las universidades.

Para Membreño otro de los puntos de mejoras está en la adopción del enfoque de género de manera transversal en las políticas públicas.

“Desde las transferencias tecnológicas, acceso a crédito, incorporación a la seguridad social, monitoreo del cumplimiento de las obligaciones laborales, crear más oportunidades para capacitaciones, hasta asignar un apartado dentro de las negociaciones del salario mínimo, un análisis no solo por sector económico sino por participación de mano de obra diferenciada por género”, manifestó Membreño.

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migrar, falta de trabajo

Es vital dar más para la educación

Sobre la necesidad de más calificación, Alexa Zamora, coordinadora nacional de la Plataforma Nacional Juvenil (PNJ), explica que un incremento en el presupuesto para ampliar la cobertura y calidad de la educación, es vital.

“Incrementar el presupuesto para educación, además que haya pertinencia en la oferta académica, porque no sirve de nada sacar millones de abogados o ingenieros si lo que el mercado laboral necesita es mano de obra técnica”, expresó Zamora al ser consultada durante la presentación de un diagnóstico de la PNJ, la semana pasada en Managua.

También en el campo

A mediados de 2014 la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) y la Organización Internacional del Trabajo denunciaron la precariedad laboral de las trabajadoras agrícolas en América Latina y el Caribe. “Estas mujeres se enfrentan a la inestabilidad laboral, la informalidad, bajos salarios y una escasa protección social”, destaca las publicaciones de la OIT. Es por esta razón por la que cambiar esa situación es fundamental asegurar el respeto por el salario mínimo, regular la subcontratación para evitar la informalidad y precarización laboral y regularizar los permisos de trabajo de las mujeres inmigrantes señalaron ambas organizaciones.

Desempleo de mujeres aumenta

Durante 2016 el desempleo de las mujeres en América Latina y el Caribe aumentó más que el de los hombres y por primera vez en una década la tasa se ubicó al borde de los dos dígitos, en 9.8 por ciento, destacó el director regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), José Manuel Salazar, al hacer un llamado a persistir en los esfuerzos por traer más igualdad a los mercados laborales.

“No podemos bajar la guardia”, dijo Salazar en un artículo difundido con motivo al Día Internacional de la Mujer. Y consideró que las estadísticas que indican una posición menos favorable de las mujeres en un mercado laboral, afectado por el lento crecimiento y en algunos casos incluso por contracción económica, deben ser consideradas como “un llamado a la acción”.

Dado que la fuerza laboral femenina en la región es estimada en unos 126 millones de mujeres, la tasa de desempleo actual “significa que hay unos 12 millones de mujeres que están buscando empleo pero no lo consiguen”.

El desempleo de las mujeres hasta el tercer trimestre de 2016 había aumentado 1.6 puntos porcentuales en la tasa interanual, por encima de los 1.3 puntos en el caso de los hombres. Como resultado, de los cinco millones de personas que se incorporaron durante ese año a las filas del desempleo, 2.3 millones eran mujeres.

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