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¿Dónde buscar las alternativas?

Las maneras concretas de resolver los problemas y desafíos que involucra una transformación de estructura productiva y de la naturaleza de inserción económica internacional. En síntesis: no existen recetas simples y únicas.

Cada país ha buscado, de manera pragmática, es decir, sin atenerse a esquemas preconcebidos ni a camisas de fuerza doctrinarias, las maneras concretas de resolver los problemas y desafíos que involucra esta transformación de su estructura productiva y de la naturaleza de su inserción económica internacional. En síntesis: no existen recetas simples y únicas.

Recientemente, Bradford Delong ha escrito, junto con Stephen Cohen, un libro con el sugestivo título de Economía Concreta (Concrete Economics) en el cual ilustran cómo los países, para desarrollarse, abandonaron todo esquema teórico o doctrinario preconcebido que pudiese atarles las manos y buscaron salidas muy concretas y pragmáticas para industrializarse y desarrollarse, incluyendo medidas muy poco convencionales que quizás, desde un punto de vista doctrinario, se habrían considerado un anatema, y jamás se habrían adoptado.

Solo un par de ejemplos, tomados de los casos de Japón y Taiwán, en relación con las actividades que permitieron a estos países desarrollarse y que jamás se habrían impulsado: si estos países se hubiesen atenido, de manera doctrinaria a la teoría económica convencional (Delong y Cohen proporcionan otros ejemplos, tomados de la historia económica de los EE. UU.).

Cuando Japón decidió promover actividades para las cuales, según la teoría económica convencional, no tenía ventajas comparativas, el MITI de Japón argumentó que:

“Desde un punto de vista estático y pensando en el costo plazo, favorecer esas industrias parecería entrar en contradicción con la racionalidad económica. Pero desde el punto de vista del largo plazo estas son precisamente las actividades en la que la elasticidad ingreso de la demanda es alta, el progreso tecnológico es rápido y la productividad de la mano de obra aumenta con rapidez. Fue claro que sin ellas sería difícil darle empleo a millones de personas y elevar el nivel de vida hasta alcanzar el de Europa y América del Norte” (declaración de un vice-ministro del MITI, reproducidas en Wade, 1999).

En el caso de Taiwán, la necesidad de promover nuevas actividades industriales, que tampoco eran adecuadas para este país, según la teoría canónica, se argumentó con base a que “a la larga, el desarrollo debe centrarse en los productos de exportación que tienen una gran elasticidad de ingreso y en torno a estos productos debe haber un desarrollo de industrias tanto avanzadas (encadenamientos hacia adelante en el lenguaje de Hirshman, AA) ) y rezagadas (encadenamientos hacia atrás, AA)”, Cuarto Plan de Desarrollo de Taiwán, citado por Wade.

Por supuesto, cada país debe buscar aquella combinación de actividades que se corresponda de la mejor manera con su propia realidad, y resolver, de manera concreta, las vías y mecanismos específicos para promover el desarrollo de las nuevas actividades destinadas a transformar su estructura productiva.

Sin embargo, cabe retener tres características claves que, según la evidencia, debían cumplir estas actividades i) elevada elasticidad ingreso de la demanda ii) mayor complejidad y potencial de incremento en la productividad y iii) alta densidad de encadenamientos.

(*)Economía
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