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Panaderia Aurami de la Trinidad Estelí, propietario Amilcar Mairena. Foto:Jader Flores/LA PRENSA

La próspera panadería que empezó con harina fiada

A inicios de los años 1950, Aurora Molina de Mairena decidió probar suerte con la elaboración de pan, no imaginó que su negocio se convertiría en una de las panaderías más reconocidas del país

Cuando a inicios de los años cincuenta Aurora Molina de Mairena abandonó la elaboración de caramelos de azúcar para probar suerte con el pan, no imaginó que su panadería se convertiría en una de las más reconocidas del país y que sobreviviría crisis provocadas por la guerra y la escasez, y por la ausencia de políticas de apoyo para el crecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). Y que pese a ello, tras casi setenta años de funcionamiento seguiría siendo un referente nacional del sector.

Tras dos relevos generacionales exitosos y parte de la cuarta generación de herederos incorporados en la empresa, Aurami S.A. se preparará para alcanzar una nueva meta: posicionar en el mercado internacional parte de los 56 productos que elabora —muchos todavía de manera artesanal— y que vende bajo las marcas: Aurora, Aurami y Puro Pan.

“Mi abuela Aurora se dedicaba a la elaboración de caramelos de azúcar, pero le fiaron una arroba de harina y una tía le dio la fórmula para hacer un producto. Así comenzó esta panadería por 1951 o 1952 en este pueblo muy pequeño (La Trinidad, Estelí) y cuando la Carretera Panamericana todavía era de macadán”, relata Amílcar Mairena Mairena, nieto de Aurora Molina y actual gerente general del negocio.

 Pan de medio centavo

En sus inicios, doña Aurora elaboraba un pan dulce que se vendía a medio centavo y se hizo tan popular que a los habitantes de La Trinidad muchos todavía los llaman “los pan de a medio”. Luego, en los años sesenta, por la edad de Aurora y viendo el potencial del negocio y de su ubicación geográfica, una de sus hijas, Thelma, y su esposo Julio Mairena, abandonaron el magisterio para dedicarse a la panadería.
Sobrevivientes de la guerra

Julio soñaba con que un día por el frente de la antigua casa de su suegra donde aún funciona la panadería, entraran camiones que salieran por la parte trasera cargados de pan, pero Aurora le sugería que no soñara tan alto. Sin embargo, en pocos años ese sueño se hizo realidad, incluso otras siete casas que la rodeaban pasaron a formar parte del negocio.

“Mi papá compró un microbús para distribuir el pan y en los años setenta se hicieron las primeras importaciones de maquinaria para industrializar los procesos. Se pasó de los hornos de piedra a los de gas y para ese momento esta era la panadería más grande del país, tenía más de doscientos empleados y treinta vehículos con sus rutas de distribución. Pero se hizo imposible controlar todo, se vendieron los vehículos a comerciantes que asumieron las rutas como negocio propio. Pero luego llegó la guerra y la escasez y todo se detuvo”, sostiene Amílcar.

Generan 240 empleos

Y aunque tomó tiempo recuperarse —cerca de dos décadas—, actualmente emplean a 240 personas que distribuidas en tres turnos procesan unos 170 quintales de harina diariamente.

Tras concluir sus estudios en Estados Unidos, Amílcar regresó al país y en los años noventa asumió las riendas de la empresa que entraba a una nueva etapa de crecimiento en la que los retos han sido diversos, entre ellos enfrentar las leyes que “penalizan” los esfuerzos de crecimiento de las mipymes.

“Hemos sobrevivido a la competencia de panaderías internacionales que llegan con grandes esfuerzos de expansión, pero nosotros seguimos comprometidos con la calidad y la inocuidad, y aferrados a nuestra filosofía de perdurar haciendo lo que nos gusta hacer y con el apoyo de nuestra fuerza laboral que se siente parte de la empresa y como nosotros orgullosos de ser panaderos”, asegura Mairena al tiempo que critica que en el país las políticas y el marco jurídico castiguen los esfuerzos de crecimiento de las mipymes.

No incentivos para crecer

“Lamentablemente no hay incentivo para el desarrollo de las mipymes. Existen leyes que son muy bien pensadas, incluyen incentivos aparentes, exoneraciones, cuota fija y muchos beneficios. Pero si soy un panadero artesanal y quiero dejar de ser mipyme pierdo todos esos beneficios y quedo a la deriva, por eso muchos prefieren tener varias panaderías pequeñas en lugar de una grande, porque las leyes te benefician pero a la vez te estancan”, dice Mairena.

A la pérdida de beneficios se suma que a las panaderías grandes las rige el salario del sector industrial, que es 25 por ciento más alto y tienen que pagar IVA en las materias primas, y como el pan está exonerado de este tributo no pueden retenerlo por lo que se convierte en un costo. Además, la gente espera que por ser grandes, ofrezcan sus productos a precios más bajos.

“Entonces hemos tenido que hacer magia para crecer, porque una reconversión industrial es casi imposible”, agrega.

Con miras a la exportación

No obstante, Mairena junto a dos de sus hijas que han asumido responsabilidades en el negocio planean conquistar el mercado internacional. El producto elegido para esa aventura son las galletas de pico y ya tienen posibles distribuidores en los países vecinos.

“Estamos preparados para dar ese paso, pero tenemos que equiparnos para poder competir y estamos trabajando en ese camino”, puntualiza Mairena.

Contacto

Panadería Aurami está ubicada en La Trinidad, Estelí, de donde fue la Texaco 2.5 cuadras al oeste.
Los números telefónicos son: 2716-2205 y 2716-2352.
Correo electrónico: [email protected].
Sitio web: www.panaurami.com
Facebook: Aurami.Panaderia

Economía Aurami emprendimiento Pyme archivo

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